Lorena Álvarez y María Hesse, luminosidad y sencillez más allá de la superficie
Lorena Álvarez ha sido capaz de actualizar y revitalizar con mucha naturalidad la música folk y María Hesse se ha convertido en una de las ilustradoras de referencia en el panorama artístico mundial
En algún punto del camino entre el arte y la música, las canciones de Lorena Álvarez (San Antolín de Ibias, Asturias) han conectado con las ilustraciones de María Hesse (Huelva, pero sevillana de adopción). En concreto, lo hicieron de forma presencial en el Concierto ilustrado del pasado 22 de agosto en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, como la gran apuesta de los Veranos de la Villa de este año.
Lorena Álvarez ha sido capaz de actualizar y revitalizar con mucha naturalidad la música folk, un género que muchas veces se mal presupone como exclusivo del pasado. Por su parte, María Hesse se ha convertido en una de las ilustradoras de referencia en el panorama artístico mundial gracias a su estilo tan personal y cargado de simbolismo. Antes de este concierto ilustrado tuve la oportunidad de charlar con ellas sobre música, arte y esa manía tan presuntuosa de etiquetar todo sin pararse a profundizar en lo que realmente somos.
Son casi las 11 de la mañana y empieza a hacer calor después de una larga mañana con preparativos, sesiones de fotos y más entrevistas. Espero al otro lado del patio principal, lejos de los focos del escenario, rodeado por los rojizos ladrillos de este antiguo cuartel reconvertido en templo cultural. Primero llega María, de figura alta y estilizada con un florido vestido estampado, los brazos tatuados y un leve gesto de timidez tras su sonrisa reservada. Al poco aparece Lorena, con dos coletas a lo Pipi Långstrump y un kimono blanco con flores azules, desprendiendo frescura y descaro pero también serenidad y franqueza. Las dos bromean con el color de las sillas y aunque no se conocían personalmente de antes, algo parecido a la complicidad de dos amigas puede apreciarse en sus rostros cuando se miran. Al otro lado estoy yo, el tercero en discordia, con un puñado de preguntas y muchas dudas de cómo dirigir una conversación a tres encorsetada por la urgencia de la agenda y cohibida por el ojo indiscreto de una cámara de vídeo, pero con muchas ganas de indagar en las inquietudes de dos artistas con un mundo interior tan rico y estimulante.
He intentado establecer mis propias conexiones entre vuestras formas de expresión y me he fijado que ambas comparten sencillez y mucha luminosidad. ¿También vosotras lo veis así?
Lorena: yo la verdad es que no sé si mis canciones son luminosas u oscuras…
María: me hace gracia que lo menciones porque es algo que me suele pasar y creo que también ocurre con Lorena, que su trabajo puede parecer a simple vista luminoso, como muchas veces lo dicen del mío, pero en el momento en el que rascas o ahondas y quitas esa primera capa, yo he sido capaz de encontrar esa oscuridad en sus canciones que también está en mis dibujos.
Lorena: sí que es verdad que hablando metafóricamente sobre los conceptos de luz y oscuridad, yo también siento que las canciones que muchas veces están hablando de la oscuridad lo hacen siempre yendo hacia la luz, buscando el pequeño rayo que te pueda iluminar. Una vez leí una definición del arte o de la música, no recuerdo bien, que decía que iba a las zonas más oscuras del alma para iluminarlas. Pero bueno, la parte oscura siempre está, porque, al menos en mi caso, la música es un reflejo de la vida y la oscuridad está a la orden del día.
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Me refería a la luminosidad que hay en el regusto que se te queda, no tanto a la sensación superficial que puede aparentar.
Lorena: exacto, mi objetivo siempre es llegar a las profundidades, a la verdad de las cosas. Nunca me quedo en nada superficial. Por otro lado, la sencillez la entiendo como un proceso de ir quitando capas de la realidad para llegar a lo más profundo. Lo más profundo siempre es muy sencillo.
La sencillez es algo muy complicado de conseguir, algo que tienen la poesía o el dibujo, que son capaces de significar mucho con muy poco.
Lorena: sí, en mis trabajos siempre intento eliminar todas las capas de adornos más superficiales y llegar al centro de las cosas y, por un momento, traer luz (por volver a la iluminación) para ver cuál es la realidad, aunque sólo dure un instante. Para eso sirve el arte, vivimos en un mundo en el que estamos bastante cegados, como si tuviéramos un velo en los ojos y el arte lo que hace espara retirar momentáneamente ese velo.
Otro elemento que tiene mucha importancia para alcanzar esa realidad en vuestra obra es la naturaleza.
Lorena: porque la naturaleza es lo que somos. La naturaleza funciona por sí misma. El motor del mundo no son los motores, son los árboles. Me da mucha pena que hoy en día lo hayamos olvidado, porque la naturaleza tiene mucho que enseñarnos, si nos paráramos a observarla, nos daríamos cuenta de que ahí están todas las claves de cómo es la vida, de cómo funcionamos, cómo nos comportamos, de quiénes somos…
María: en mi trabajo es algo continuo, utilizo la naturaleza cargándola de simbología, porque también es lo que dice Lorena, lo más profundo viene de ahí. Al final somos «animalillos», bueno al final y al principio, que se nos olvida muchas veces.
Lorena: sobre todo en este mundo en el que los humanos hemos tomado el control de todo, nos situamos en la cima de la pirámide y deberíamos estar todos al mismo nivel.
Me pasaba algo muy curioso estas semanas cuando iba escuchando tu música, sobre todo en el metro, que me producía una extraña sensación un poco discordante, como si lo que me evocaran tus canciones estuviese muy lejos del ruido y el estrés de la ciudad.
Lorena: bueno, es que meterse en el metro es una experiencia bastante dura la verdad, sobre todo desde que existen los teléfonos móviles. Si os fijáis todo el mundo está inmerso en sus pantallas y ahora también con la mascarilla, ni nos vemos las caras. No sé qué será lo próximo, pero nada bueno…
Y a ti, María, ¿cómo afecta la música a tu trabajo, sueles escucharla mientras dibujas?
María: depende de la etapa del trabajo, hay veces que me inspira la música, algo que he leído o una película, todo se va guardando en la coctelera y al final sale en el dibujo. Pero sí que hay un momento de concentración a la hora de pensar qué es lo que voy a hacer en el que necesito mucho silencio. Luego llego a la parte en la que hago un boceto y me pongo a entintar, ahí es cuando me pongo música.
Lorena: yo paso mucho tiempo en silencio la verdad, no estoy todo el día escuchando música ni mucho menos. Hace falta estar en silencio para poder sacar algo.
María: sí, hay mucho ruido alrededor y aparte yo lo del silencio lo llevo a niveles extremos. En ese momento de concentración no puedo trabajar con gente alrededor. Tengo misofonía y me molesta casi cualquier ruido, no puedo tener a nadie al lado mientras trabajo, sólo me tranquiliza el ronroneo de mis gatas.
Quería preguntarte, Lorena, sobre la actualidad de la música folk. ¿Cuál es su situación en España?, porque muchas veces se piensa que es una música muerta, exclusiva de ambientes rurales y que haya artistas como tú consigue actualizarla de alguna forma.
Lorena: bueno, eso es mucho decir, simplemente trabajo tomando ese punto de partida y sí que es una música que me inspira, pero más que en la forma, me fijo en el espíritu de la música tradicional. Pienso que hay que tratar siempre las cosas con respeto, tener un poco de gracia para viajar al pasado y traerlo al presente. A mí no me interesa coger canciones antiguas y versionarlas, aunque sé que hay gente que trabaja con esta música y lo hace. Personalmente creo que eso es un poco superficial y así no se llega a comprender el espíritu de esa música.
¿Y cuál es el espíritu de la música folk?
Lorena: llegar a las cosas generales, los grandes temas, a través de las cosas pequeñas y cotidianas.
Antes he calificado vuestro estilo con las cualidades de luminosidad y sencillez. ¿Qué puntos en común encontráis vosotras entre vuestros trabajos?
María: muchas veces han intentado catalogar mi trabajo, me han pedido que me describa y yo no tengo por qué hacerlo. Cuando me pongo a trabajar no premedito lo que hago, lo hago porque es lo que me apetece, después de haber dibujado mucho, es algo que va cambiando. Siempre que me ponen esas etiquetas de bella, naif… me sorprende y, aunque hay una parte que también lo será, pienso que igual no han entendido del todo mi trabajo. Cuando empecé a escuchar a Lorena me daba la sensación de que con su música podía pasar lo mismo. Me gusta mucho cómo trata esas oscuridades internas de una forma tan luminosa, para mí ése era el nexo de unión que encontré cuando empecé a escuchar su música.
Lorena: pues puede ser eso de lo que estabas hablando, utilizar el arte como un proceso curativo, que puede partir de la oscuridad, pero siempre va hacia la luz, que siempre busca una respuesta o una iluminación. El arte es mágico en ese sentido, si tú lo usas para eso, para conseguir una iluminación, puedes partir de las zonas más oscuras y en ese proceso vas creciendo.
Puede ser que muchas veces tendemos a etiquetar de naif o de inocente como una forma de menospreciar una mirada más pura o menos contaminada
María: etiquetar de todo en realidad, hay que pararse a mirar las cosas y eso es lo que igual ya no hacemos. Con el tema de las redes sociales nos estamos acostumbrando a pasar rápido sobre las cosas y hay una parte de contemplación que es necesaria. Si no te paras a mirar y a contemplar, te quedas en la superficie, te quedas en la primera capa.
Lorena: hoy en día todo es superficial, cada vez hay menos tiempo para profundizar y muchas cosas necesitan un poco de tiempo tanto para crearlas, como para contemplarlas después. Las cosas no son como en las redes sociales. La realidad no es así, por si alguien no se había dado cuenta. Hemos reducido el mundo entero con sus sensaciones y con todo a una cosa plana y ahí no cabe todo.
María: de hecho las imágenes de tus canciones no me venían la primera vez que lo escuché. La primera vez que lo escuché dije: «¡Hala, como mola!». Y yo los discos que me gustan los trillo muchísimo, me los pongo en bucle. Fue después de escucharlo varias veces fue cuando llegó a inspirarme para trabajar sobre sus canciones.
Lorena: a veces no estás preparado para entender una canción, pero igual dentro de un año igual sí la entiendes. La música pasa a ser importante cuando ha significado algo para ti y para que signifique algo para ti, tiene que haber pasado un tiempo contigo. Ahora mismo, la manera que hay de escuchar la música no te deja siquiera terminar una canción, es difícil que eso quede contigo.
Cada vez se escuchan menos discos completos y más listas de éxitos, de recomendaciones, etc.
María: a mí cuando Spotify me hace «lo más escuchado» es súper triste porque luego salen cuatro discos y parece que no escucho nada más.
Lorena: yo siempre escucho las mismas cosas la verdad, lo que se queda conmigo, lo que me dice algo y para que algo te diga algo y de verdad lo interiorices, no puede ser cosa de un segundo.
Esto también choca un poco con el tema de consumir música como si fuese un producto más que una forma de expresión artística.
Lorena: es que ahora mismo la música comercial es una industria de consumo de sonidos. Sonidos con una producción agradable al oído, que, tan rápido como te llegan, se van. A mí esa música no me interesa. Cuando saqué mi último disco recomendaba a la gente que se sentara a escucharlo un día por la tarde con una copa de vino. Si se puede guardar un rato para eso, es más fácil acercarte un poco más a lo que quiere decir la pieza.
Como dice Lou Reed en New York, un álbum hecho para escucharse «como si se tratara de un libro o una película».
María: justo es lo que estaba pensando, no sabía lo de Lou Reed, pero creo que la música se tiene que escuchar con la misma actitud que cuando te estás leyendo un libro, con la misma concentración por lo menos.
Lorena: es que hay música que está bien para tenerla de fondo, pero yo cuando quiero escuchar un disco, me siento y lo escucho. Aunque igual hoy en día, eso es mucho pedir.