Sara Baras: «No me conformo con lo que funciona, me gusta evolucionar y arriesgar»
La gaditana vuelve a la Gran Vía madrileña con una nueva temporada de su espectáculo ‘Sombras’, 21 funciones únicas que tendrán lugar del 9 de septiembre al 12 de octubre en el mítico Teatro Rialto
FUERZA. Así, en mayúsculas y en negrita. De esa que te hace apretar los dientes, arrugar el entrecejo y hundir las uñas contra la palma de tu mano. Eso es Sara Baras sobre el escenario, un torbellino que te transporta a esa dimensión que son los sentimientos a flor de piel.
La gaditana vuelve a la Gran Vía madrileña con una nueva temporada de su espectáculo Sombras, 21 funciones únicas que tendrán lugar del 9 de septiembre al 12 de octubre en el mítico Teatro Rialto. «Vamos a encontrar un espectáculo muy positivo con una energía muy bonita, donde combinamos números solitarios interpretados por mí, con números corales y con unos musicazos impresionantes en directo», nos cuenta la bailaora horas antes del estreno del espectáculo.
Saras Baras es una de esas personas, como decimos en Andalucía, que tiene duende. Algo difícil de explicar, pero fácil de palpar. Una bailaora necesaria en tiempos de orfandad de personalidades así. Su sonrisa, su arma. Porque Sara baila tanto como con la sonrisa como con los pies, que no puede dejar quietos: taconeo por aquí cuando habla con los periodistas, taconeo por allí cuando posa para las fotografías…: «Me estoy quieta, me estoy quieta», dice risueña y con voz rasgada sobre las tablas del Rialto mientras los flashes buscan su mejor perfil.
La de Cádiz nos propone así un viaje a través del tiempo con esas sombras que siempre nos acompañan y que en el caso de la artista tienen nombre de palo flamenco: la farruca, uno de los bailes flamencos más recientes interpretado, sobre todo, por hombres y que le han servido a la bailaora de excusa para realizar este espectáculo: «Esta farruca tiene movimientos de hombres y, sin embargo, nosotros la hacemos de una manera muy femenina», matiza la artista sobre el escenario, que asegura que si bien antes el flamenco tenía género y había movimientos de mujeres y de hombres, hoy «hablamos todos el mismo lenguaje y la diferencia la marca tu forma de bailarlos».
Los puristas seguramente se echarían las manos a la cabeza al escuchar esto. Sin embargo, la de San Fernando lo tiene claro: «Para seguir creciendo, hay que evolucionar y arriesgar». «Si a alguien le parece que mi espectáculo está adelantado o que no es lo que ha visto mil veces hace 200 años, no creo que este sea el sitio donde tenga que estar», dice quien lleva ya sobre sus espaldas 25 años de compañía –una de las más prestigiosas de España–, y en 2020 fue Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Así, la bailaora asegura que la única opinión que le interesa es la de sus maestros y gente «interesante» que la hacen crecer. ¿Y quienes son estos? Antonio Gades, Carmen Amaya, Morente, Camarón y, sobre todo, Paco de Lucía, su referente: «Alguien adelantado a su época, porque sigue siendo de hoy cosas que hacía hace muchos años», explica.
De esta forma, Sara Baras se agarra al flamenco de siempre para llevarnos un paso más allá con el aroma inconfundible del trabajo en equipo bien hecho. «Es un gustazo la inspiración que mi equipo me da y que creo que yo también le doy a ellos», se confiesa, agradeciendo al público su entrega desde el principio. «No tengo palabras suficientes para agradecerles que hayan estado ahí todos estos años, eso nos ha hecho no bajar la guardia y entregarnos al 100%», responde valorando más de 20 años de compañía con espectáculos tan conocidos como Sueños, Juana La Loca, Mariana Pineda, Carmen, Esencia y La Pepa.
Así, con el respeto no solo a los maestros flamencos y a la tradición, sino también al arte flamenco en general, la artista consigue con sus movimientos inundar una vez más la sala de sentimientos y misticidad con los quejíos de las voces y la fuerza del vuelo de los vestidos.