El ecologismo de vanguardia de Timothy Morton
El último ensayo de Timothy Morton nos presenta un resumen de las ideas que han sacudido el mundo de la ecología desde los paradigmas de vanguardia de la filosofía de la Ontología Orientada al Objeto (OOO)
Nos dicen que ya estamos en la sexta extinción masiva y que no hay nada que puedas hacer para detenerla. Como en las mejores profecías de los filósofos aceleracionistas el anuncio de la tragedia llega ya cuando el barco está hundido. Nada de lo que hagas a nivel individual sirve estadísticamente para provocar un cambio del mismo modo que nada de lo que ya hayas hecho ha supuesto diferencia alguna. ¿Qué hacemos entonces? ¿Nos culpabilizamos, entramos en la rueda del capitalismo verde o apretamos el acelerador hacia la ‘ecología oscura’?
Las respuestas a algunas preguntas y las alternativas a ejercer de orquesta dramática frente al hundimiento nos las presenta Timothy Morton (persona no-binaria que en inglés utiliza, cuando habla de sí misma, los pronombres «she/him», es decir «ella/él») en su labor a lo largo de la última década, a quien además de su trabajo destacado en las áreas de filosofía y ecología, se le conoce como profeta del antropoceno. Morton nació en Londres en 1968 y actualmente ocupa la cátedra Rita Shea Guffey de inglés en la Universidad de Rice. Ha firmado más de doscientos ensayos sobre filosofía y ecología, sí, pero también sobre literatura, música, arquitectura, diseño o alimentación, y ha colaborado con artistas como Björk, Olafur Eliasson, Jennifer Walshe, Haim Steinbach o Pharrell Williams. En el presente puede seguirse la pista en su blog.
Las primeras fases de su extensa obra abarcan la literatura romántica o los «diet studies» pero a partir de 2009 Morton tomó una importante deriva hacia los estudios de ecología en dos libros que fueron Ecology Without Nature (2009) y The Ecological Thought (2010). A España llegaron con fuerza sus ideas en 2017 gracias a la exposición Después del fin del mundo del CCCB en Barcelona, que acercó a algunos su bibliografía en inglés. A partir del año siguiente se tradujo El pensamiento ecológico (Editorial Paidós, 2018), Ecología oscura: sobre la coexistencia futura (Editorial Paidós, 2019) y a inicios de este año Reciclar la ecología: pensar el mundo tras el fin de la naturaleza (Reservoir Books, 2021).
A finales de este agosto Penguin UK lanzaba Green Ideas Series, una colección que imita el estilo de algunos de sus clásicos -formato de bolsillo económico- con veinte clásicos de la ecología con los que pretendían «poner pensamientos e ideas sobre la crisis climática y lo que podemos hacer para combatirla dentro del canon literario». Entre los pensadores seleccionados están Greta Thunberg con No One Is Too Small to Make a Difference (Nadie es demasiado pequeño para hacer una diferencia), Naomi Klein con Hot Money (Dinero caliente) o Morton que nos trae un resumen de todas sus ideas en All Art is Ecological (Todo arte es ecológico).
Este pequeño librito presenta en apenas cien páginas una versión refinada de las ideas ecológicas de Morton depuradas durante la última década, sin tantos ejemplos ni tampoco la experiencia de sus viajes o sus clases. Su obra ha destacado y resalta del resto de la colección por su vinculación con la escuela filosófica conocida como la Ontología Orientada al Objeto (OOO) que forma parte del realismo especulativo y abarca también a otros importantes pensadores como Bruno Latour o Graham Harman.
¿Sirve de algo sentirse culpable?
Una de las cosas que más llama inicialmente la atención de su filosofía es que no hay una llamada expresa a la culpabilidad o al drama sino a un cambio de paradigma en nuestra relación con lo no-humano. Morton establece una distinción entre ambientalismo, que mantiene los mismos principios de posesión y propiedad privada que nos metieron en este enredo, la justicia medioambiental, la antropología de la relación con la naturaleza de las culturas no occidentales y, finalmente, lo que denomina el «pensamiento ecológico» que implica su «ecología oscura». La culpabilidad de esos otros modelos encierra unas ansias de revolución cíclica que tampoco escapan del modelo capitalista.
Esta distinción entre ópticas del estudio de la ecología le permite escapar de lo local y señalar nudos de autoridad del capitalismo verde, que en última instancia implica una reestructuración de los capitales humanos sin llegar a hacer el salto que le interesa, que es el de pensar en la relación con lo no-humano.
Tanto el «pensamiento ecológico» como la «ecología oscura» están en contra del control autoritario y a favor de nudos de seducción y repulsión, escapa de lo local para pensar a lo grande y está más interesado en versiones abiertas del futuro que contemplan duda, incertidumbre, ironía y enfermedad.
Generando sus propias paradojas escapa de los callejones sin salida de las anteriormente mencionadas escuelas alternativas de ecologismo, que en términos de justicia podrían llegar a defender el cuidado de un agresivo virus. Otro de esos callejones sin salida sería el de fantasear con una tierra sin humanos que, en el fondo, significaría la muerte de muchas otras especies con las que estamos entrelazados.
Pensar a lo grande
El eje fundamental de la relación de Morton con las escalas son los hiperobjetos, inspirados por Björk y la OOO. Este término define elementos desplegados masivamente en el tiempo y el espacio -como el plutonio- que nos llevan a imaginar escalas temporales impensables o deep time. El hiperobjeto que ha definido el tiempo geológico presente conocido como antropoceno son los humanos que se han convertido desde 1945 en una fuerza geofísica a gran escala. Somos como una bomba que dura siglos.
Las paradojas de las escalas nos deberían llevar de manera lógica a tener cuidado con lo que diseñamos en la medida en que entendamos que forma parte de varias escalas: la bolsa de plástico es una para la escala humana y otra para la escala de las cigüeñas.
Esa asimetría entre objetos y las infinitas relaciones inagotables entre objetos son pieza fundamental de la OOO que nos lleva a dos puertos, el de los cuidados extendidos a lo no-humano y el de interiorizar que no es que el todo sea más que la suma de las partes, es que es inagotable. «No hay escala para gobernarlos a todos», afirma con parodia pop el filósofo.
Todo arte es ecológico
Esta correlación la establece desde varias posiciones. La primera de ellas es que el arte presenta modelos para la coexistencia del mismo modo que el «pensamiento ecológico» establece modelos de coexistencia, de ética y política, entre lo humano y lo no-humano. En segundo lugar porque el arte trata con modelos no cerrados del mundo que remiten a la «extrañeza» de su «ecología oscura», la de un mundo de inagotables relaciones y posibilidades entre objetos por descubrir.
En tercer y último lugar nos recuerda que en el ejercicio de presentar modelos el arte da muestras de traer al frente la solidaridad con lo no-humano, una postura proactiva con la urgencia del debate climático.