Philippe Halsman, el fotógrafo de Marilyn, sorprende en Madrid
Hasta más de 200 veces hizo saltar a Marilyn Monroe y unas 28 a Salvador Dalí para conseguir una de las fotografías más divertidas, originales y excéntricas conocidas hasta el momento.
Divertida, natural, original, excéntrica… Así es la fotografía de Philippe Halsman, uno de los artistas fotográficos más importantes y creativos del siglo XX. Todas sus imágenes calaron tan profundo, que Halsman se ha convertido en una leyenda cuando hablamos de fotografía de retrato. Una carrera fotográfica de más de cuatro décadas, primero en París, y luego en Estados Unidos, que ha dejado decenas de imágenes icónicas que ahora podemos ver hasta el 26 de marzo en CaixaForum Madrid. La exposición, Philippe Halsman ¡Sorpréndeme!, está formada por más de trescientas obras: desde el famoso salto de Marilyn Monroe o la colección de imágenes de los bigotes de Dalí, a un grupo de piezas que no se habían expuesto anteriormente y que salen a la luz gracias a la colaboración en este proyecto de la propia familia del artista.
Entre sus fotos más emblemáticas y conocidas encontramos Dali Atomicus, realizada en 1948. Sin photoshop, ya que para entonces no existía, y sólo con retoques en el procesado de la foto consiguió esta magnífica imagen toda una revolución para la época. Para ello sólo necesitó un caballete vacío y otro con una reproducción de Leda Atómica suspendidos gracias a finos hilos, una silla sujetada a mano, tres gatos, un cubo de agua y, cómo no, el protagonista, Salvador Dalí. Lo primero fue tratar de acompasar todos los movimientos que debían producirse para que todo flotara: Dalí saltando, unos asistentes arrojando el agua y otros a los gatos, y la mujer de Halsman sujetando la silla de la izquierda de la imagen. Todo debía sincronizarse para lograr lo que se buscaba en una sola y única toma. Posteriormente, mediante la química, se borraron los hilos que sujetaban los caballetes, se añadió una imagen al caballete que en un principio aparecía vacío junto a Dalí, se eliminó la mano de la mujer de Halsman y se recortó el encuadre para eliminar algunos detalles superfluos. Eso sí, para lograr este maravilloso resultado, hubo que repetirlo todo nada más y nada menos que 28 veces.
La sombra del parricidio cae sobre Halsman
Los comienzos de este gran genio de la fotografía no fueron fáciles, sobre todo, porque sobre su espalda llevaba una gran lápida que lo acusaba de parricida. Todo ocurrió en 1928, un joven Halsman y su padre realizaban una excursión campestre en los alpes austríacos cuando su progenitor cayó y murió. Acusado de ser judío, y dado el antisemitismo de la época, no tardaron en responsabilizarle de la muerte. Llevado a juicio y condenado a cuatro años de prisión, de no ser por la presión de un destacado grupo de intelectuales, entre los que se encontraban Sigmund Freud, Thomas Mann y Albert Einstein, hubiera pasado entre rejas más tiempo de los dos años que de por sí estuvo. Después se instaló en París donde trabajó como fotógrafo de moda independiente y colaboró en la revista Vogue. En 1940, comenzada la Segunda Guerra Mundial y ante la inminente llegada del ejército alemán marchó a los Estados Unidos con ayuda de Albert Einstein, donde alcanzaría fama mundial, llegando a realizar más de cien portadas para la revista Life. Y aquí comienza la verdadera revolución de Halsman.
Acusado de matar a su padre, pasó dos años en prisión
La vida en Life
En 1942 comenzó a trabajar para la prestigiosa revista Life ganándose un hueco en la publicación gracias a un trabajo lleno de humor, creatividad y una técnica impecable que ponían de manifiesto su virtuosismo tanto para retratar personas como para lograr imágenes únicas. De esta forma, para 1970, ya había conseguido publicar 101 portadas, siendo el único capaz de convencer a Marilyn Monroe para que apareciera saltando en una de ellas. Su hija, Irene Halsman, recuerda el cariño que su padre sentía por la sex symbol: «Le fascinaba su sentimiento de inferioridad a la vez que producía deseos ardientes en el poder. Él siempre decía que había dos Marilyn: Norma Jeane y Marilyn Monroe«.
A lo largo de su carrera posaron delante de su cámara personalidades como Frank Sinatra, Richard Nixon, Pablo Picasso, Audrey Hepburn o Marlon Brando, sin embargo, ninguna de sus imágenes se hizo tan famosa como la que realizó a Albert Einstein. De hecho, cuando la revista Time nombró al científico ‘Persona del Siglo’ utilizó el retrato que Halsman para ilustrar su portada. En su libro titulado Halsman Sight and Insight, el autor relata que mientras el fotógrafo le realizaba la famosa fotografía le preguntó al científico si algún día se lograría la paz. «No, mientras exista el hombre siempre habrá guerras», contestó Einstein.
Los bigotes de Dalí
Gran complicidad la que el fotógrafo de los famosos logró entablar con Salvador Dalí. La cercanía de éste al mundo surrealista empaparon gran parte de sus fotografías, consiguiendo como nadie expresar las ideas del catalán a través de sus imágenes.
Los dos artistas congeniaron inmediatamente y sus colaboraciones a lo largo de cuatro décadas desembocaron en fotografías sorprendentes. Dali Atomicus es indudablemente la más famosa de todas. Además, juntos crearon una extensa colección con los bigotes de Dalí como centro de interés. El libro Dali’s Mustache es ejemplo de cómo gracias al icónico bigote del pintor, para quien simbolizaba el poder de su imaginación, el fotógrafo cumplió en su “ambicioso sueño” de crear una obra “extraordinariamente excéntrica”. La hija de Halsman recuerda que los veía a los dos en el estudio de su padre. «Eran amigos y compartían ideas geniales y colaboraban. Eran pintor y fotógrafo. Entre ellos no había competencia ni celos«. Por su parte, Halsman cuenta en el libro: «En 1954, el bigote de Dalí creció milagrosamente. Cuando el pintor volvió a Nueva York, me quedé perplejo: las puntas del bigote estaban por encima de sus cejas. Vi cuál era mi deber y comencé a fotografiar el juego y la interacción de su bigote».
La ‘saltología’ de Halsman
Hasta más de 200 veces hizo saltar a Marilyn Monroe en un intento de ‘desnudar’ a la actriz y mostrar su emoción humana y esencia psicológica. Así, haciendo brincar a casi todos sus sujetos, muchos de los cuales no comprendieron la solicitud del artista negándose inicialmente a saltar, Halsman dio origen a la técnica del ‘jumping style’ o ‘jumpology’. Se trataba de retratar a las personas en el momento de ingravidez de un salto, fotografiando el instante en el que el cuerpo queda flotando en el aire y la persona libera su verdadera expresión. «En un salto, la máscara se cae. La persona real se hace visible», explicaba el artista.
Su ingenio lo materializó sobre todo en la técnica del ‘jumpology’, a la que dio origen
Halsman incluso llegó a retratar saltando a Gina Lollobrigida, Brigitte Bardot, Anthony Perkins, Grace Kelly, Richard Nixon, Jacques Tati o a los mismo duques de Windsor. Una práctica que llegó a su fin en 1959 con la publicación de Philippe Helman’s Book. Hasta entonces, 170 personas brincaron delante del objetivo de su cámara.
Philippe Halsman muere el 25 de junio de 1979 en Nueva York sabiendo que su trabajo sentó cátedra, convirtiéndose en uno de los grandes maestros de la fotografía del siglo XX.