"La crisis económica de Venezuela es la gran oportunidad de crecimiento para el país"
Cuando las proyecciones para los próximos meses son aún más desalentadoras, para 2018 se prevé que la inflación alcance los 300 puntos y el PIB se desplome a un -3%, The Objective se reúne en la Casa de América con el economista José Manuel Puente para analizar la situación económica actual de Venezuela.
Venezuela es el ejemplo de una economía maniatada por los controles. En los últimos años ha evidenciado el peor desempeño macroeconómico de América Latina, caracterizado por una importante contracción de su actividad económica –en 2016 cerró con una fuerte contracción del -8%–, una alta tasa de inflación que el año pasado acumuló un alza anualizada de 720,04%, y unos niveles de desabastecimiento nunca vividos: el 90% de los productos básicos no se consiguen, el salario mínimo es el más bajo de los últimos 20 años (40.638 bolívares, unos 60 dólares, según la tasa oficial de cambio más alta ) y en 2016 la pobreza creció un 81%, hoy día hay el doble de pobres que hace 18 años. Son datos que nos ha proporcionado el economista venezolano y profesor del IESA y de la Universidad de Oxford, José Manuel Puente, ya que el Banco Central de Venezuela (BCV) lleva 16 meses sin publicar nada. En definitiva y parafraseando al escritor venezolano Moisés Naím, el país «ha llegado a esta situación porque durante muchos años se han hecho muchas cosas mal y, ahora, para salir de esa situación y reconstruir al país en lo político, económico y social, hay que hacer durante muchos años muchas cosas bien».
En un momento de mayor tensión política, cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, abrumado por las protestas en las calles y por la airada reacción de la comunidad internacional, se vio obligado el sábado pasado a dar marcha atrás en la maniobra realizada a través del Tribunal Supremo, la gran incógnita sigue siendo cuándo y cómo terminará este muy “inestable equilibrio” económico y político de Venezuela. Éste era el análisis de la situación que realizó el pasado viernes 31 de abril el economista José Manuel Puente.
Cuando las proyecciones para los próximos meses son aún más desalentadoras, para 2018 se prevé que la inflación alcance los 300 puntos y el PIB se desplome a un -3%, The Objective se reúne en la Casa de América con Puente para analizar la situación económica actual.
Venezuela ha estado en los últimos diez años entre las diez inflaciones más altas del mundo con un PIB que ha retrocedido 40 años, con datos similares a los de los años ’60. ¿Cómo aprecia usted este momento económico y político?
Estos eventos políticos llegan en muy mal momento. Venezuela lleva tres años con un ciclo recesivo muy agudo. Entre el año 2014 y 2016, se ha perdido cerca de un 25% del PIB. Esto supone la pérdida de un cuarto de la producción de bienes y servicios que, sumado a que lleva cuatro años consecutivos con la inflación más alta del mundo, se suma el hecho de que hemos vivido en los últimos años con niveles de desabastecimiento nunca antes vividos. Estos eventos políticos generan gasolina pura para que estos desequilibrios económicos se agudicen.
«Venezuela depende un 96% de las exportaciones de petróleo»
¿Cuáles son las causas fundamentales para que esa crisis haya aflorado en Venezuela?
Estoy completamente convencido que lo que ha tenido lugar ha sido un modelo de desarrollo que ha llevado al país al colapso. Este modelo se puede resumir en: controles de precios, controles de cambios, controles de tasas de interés, de movilidad laboral y las tan famosas y conocidas expropiaciones y nacionalizaciones. En los últimos 15 años se han expropiado arbitrariamente más de 300 empresas. A todo esto hay que añadir el desplome de los precios del petróleo que ha agudizado un ciclo de colapso económico que comenzó mucho antes con un modelo equivocado. Todos estos hechos han dado lugar a que el flujo de inversión privada nacional e internacional de Venezuela sea el más bajo de América Latina, llevando al país al colapso macroeconómico.
A los problemas de escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos que enfrentan a diario los venezolanos se suma ahora uno nuevo: la falta de gasolina. Venezuela cuenta con reservas probadas de petróleo de 300.900 millones de barriles, las mayores del mundo, sin embargo, se ha quedado sin combustible ¿Cómo se puede explicar esta situación?
Esa es una de las grandes paradojas y muy difícil de explicar. Aunque es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, paradójicamente produce cuatro veces menos petróleo que Arabia Saudí que tiene menos petróleo. Entre 1999 y 2015, Venezuela ingresó por petróleo 879.000 millones de dólares. Sin embargo, después de 18 años y casi 900.000 millones de dólares en ingresos, se encuentra en medio de un gran colapso económico. Esto se explica incorporando a la ecuación la incompetencia, la ineficiencia y la corrupción del gobierno venezolano.
Según el informe preliminar de importación de crudo del departamento de Energía de Estados Unidos, Venezuela exporta al día más de 700 mil barriles de petróleo a ese país, siendo éste el principal cliente del petróleo venezolano. Ahora Trump ha aprobado la construcción del oleoducto Keystone XL, ¿cómo afectará esto a la economía del país cuando diariamente Venezuela recibe 31,8 millones de dólares diarios por venta de petróleo?
«En 20 años el petróleo dejará de ser la fuente fundamental del país»
En este punto, ¿debería Venezuela convertirse en un país productor de otros bienes y dejar de ser un estado principalmente productor de petróleo?
No tengo la menor duda. Esto ha sido un error de los últimos 70 años. Venezuela ha sido una economía monoproductora y, tal vez, esta gran crisis es la gran oportunidad de encender motores alternativos de crecimiento. Este país tiene potencialidades extraordinarias en muchos sectores: petroquímica, turismo, frutas tropicales, material eléctrico… Son muchos los productos que podríamos explotar y que junto al petróleo podrían generar una economía de progreso, riqueza y bienestar. Así que tal vez ésta sea la gran oportunidad de lastrarnos del modelo rentista, dejar de ser una economía monoproductora, diversificarla y encender tres, cuatro o cinco motores alternativos de crecimiento.
¿Esto de quién depende y cómo se puede conseguir?
En medio de este desajuste, lo primero es rescatar a la democracia, reconstruir al país desde el punto de vista institucional y generar un gran consenso nacional, social y político para instrumentar un plan de reformas económicas integrales. Ese plan implicaría, entre otras cosas, la diversificación de la economía para aprovechar esas potencialidades que Venezuela ha tenido siempre y no ha aprovechado. En este momento, el 96% de los ingresos por exportaciones son sólo petróleo. Por lo tanto, es una economía concentrada en el petróleo, monoproductora, y dependiente del commodities más volátil del mundo. Venezuela tiene que tomar decisiones correctas muy pronto por que tal vez en 20 años el petróleo deje de ser la fuente fundamental del país.
No, esto es simplemente un cambio cosmético. No va a cambiar nada porque no importa cuántas subastas se hagan a través del DICOM, el problema de fondo es que no hay dólares en reservas internacionales. En este punto no importa cómo lo llamen, qué medidas cambien o instrumenten porque el problema es que no tienen suficientes dólares para entregar al aparato productivo. Es sólo un cambio cosmético que no va a tener ningún impacto sobre producción, actividad económica, crecimiento y abastecimiento.
¿Qué se debe implementar e la economía para la reconstrucción de Venezuela?
Hay que hacer infinidad de cosas durante muchos años para volver a ser lo que fuimos, pero al menos, cuatro líneas por donde empezar serían: