¿Cómo sigue afectando la quiebra de Lehman Brothers 10 años después?
Los secuelas de la quiebra de Lehman Brothers siguen afectando a una gran parte de la población 10 años después del colapso que evidenció el inicio de una de las peores crisis económicas y financieras que se recuerdan. Su crash, no sólo llevó a la paralización del mercado financiero, sino que también hizo tambalearse a bancos de todo el mundo.
Los secuelas de la quiebra de Lehman Brothers siguen afectando a una gran parte de la población 10 años después del colapso que evidenció el inicio de una de las peores crisis económicas y financieras que se recuerdan. Su crash, no sólo llevó a la paralización del mercado financiero, sino que también hizo tambalearse a los bancos de todo el mundo.
Quizá a muchos Lehman no les diga nada, pero la desaparición de este gestor de servicios financieros tuvo una repercusión brutal en una clase media en Estados Unidos y Europa que casi desapareció arrastrada por el aumento del desempleo, los desahucios, y la pérdida del poder adquisitivo.
Pero como apuntaba el informe judicial de 2.200 páginas, la caída estrepitosa en Bolsa de Lehman Brothers no fue la causa de la crisis sino el punto de inflexión por la envergadura y el significado de la empresa que quebraba. Según el artículo El mundo post Lehman de la Fundación Foro de Foros “ese día la banca entró en un estado de total incertidumbre y el mercado interbancario, que se había cerrado brevemente en agosto de 2007, dejó de funcionar”. Pero se debe tomar en cuenta que la recesión global acechaba desde hacía tiempo por las malas prácticas políticas y económicas a ambos lados del Atlántico.
El tiempo voló
John Lanchester, periodista y novelista británico, cuenta que algunos de “los comentaristas más pesimistas de la época de la restricción del crédito”, y entre ellos él, decían que las consecuencias del colapso “dominaría las vidas económicas y políticas durante al menos diez años”. Lo que no esperaba, añade, “es que diez años fuesen a pasar tan deprisa”, escribe en un artículo para Letras Libres.
Como se ha dicho, desde el punto de vista del ciudadano, los efectos fueron tremendos y todavía hoy se dejan sentir. La pérdida de capacidad para financiar nuevas construcciones de casas, provocó el hundimiento del empleo y de los ingresos fiscales provenientes de ese sector. Además, el daño sufrido por la banca en general dificultó las operaciones de financiación de inversiones que eran necesarias para el crecimiento de la economía y el empleo.
El impacto en las cuentas fiscales de los gobiernos también fue grave. Además de la reducción en los ingresos derivados de la actividad en el sector de la construcción e inmobiliario, los gobiernos se vieron obligados a rescatar a entidades financieras con dinero público, incrementando la deuda de los países. A pesar de que 10 años mas tarde la senda del crecimiento y de la creación de empleo se ha ido recuperando, todavía los niveles de paro son mucho mayores a los de los años previos a la crisis. Los datos así lo atestiguan: el paro en España en 2005 había alcanzado su nivel más bajo desde 1978, con una tasa del 8,7% de la población activa, y en 2017 el desempleo es todavía el doble, situándose en el 16,5%.
Hay más efectos secundarios, que todavía hoy se sienten, motivados por la quiebra de Lehman Brothers el 14 de septiembre de 2008 y, en general,por la profunda crisis que sufrió el sistema financiero internacional entre los años 2008 y 2012, que afectó de manera particularmente grave a Estados Unidos y a la mayoría de los países europeos.
«Por un lado, se realizó una revisión profunda de la regulación que gobernaba el sistema financiero internacional para tratar de reducir la probabilidad de que se repitiera una crisis parecida. Los cambios regulatorios han creado hoy en día un sistema financiero más capitalizado y con menores incentivos para la especulación. Los grandes bancos de inversión norteamericanos pasaron a ser bancos regulados por la Federal Reserve por primera vez en su historia y se les redujo de manera muy significativa su capacidad de poder tomar posiciones especulativas en los mercados de capitales», ha explicado a The Objective el consejero delegado de Arcano Partners, Jaime Carvajal.
En países de Europa, como Reino Unido, la crisis todavía se siente en los salarios de las personas, un 3% por debajo de lo que eran hace una década, según un análisis realizado para la BBC por el Instituto de Estudios Fiscales. El informe afirma que los salarios anuales de las personas son en promedio casi 900 euros más bajos que antes de la caída de Lehman Brothers. Y que las personas que tienen entre 30 y 39 años ahora ganan 2.350 euros menos por año que las personas del mismo grupo de edad en 2008.
“La crisis la han pagado todos los ciudadanos, de una u otra manera. Millones de personas perdieron su trabajo, muchos miles de personas perdieron su casa, también miles de empresas cerraron y todos los ciudadanos han visto incrementar su deuda pública de una manera tremenda (se ha multiplicado casi por 3 en 10 años en términos nominales, pasando de menos del 40% del PIB al 100% del PIB). La realidad es que la recuperación del empleo no está todavía siendo acompañada por una recuperación en los salarios pero la tendencia de los últimos meses es claramente que los salarios están iniciando una senda de crecimiento”, añade Carvajal.
Además de todo esto, en el caso de Estados Unidos, la austeridad, consecuencia de los rescates de los gobiernos y de la recesión económica, ha incidido incluso en la esperanza de vida. Entre 2009 y 2017 cayó en 1,5 puntos porcentuales, según la Continuous Mortality Investigation. La caída más abrupta se ha notado a partir del 2012. En el caso español la crisis no parece haber incidido en la esperanza de vida, de hecho esta sigue mejorando. Desde 1970 hasta 2015, mejoró en más de diez años, desde los 70 hasta sobrepasar los 80, principalmente gracias a la existencia de un sistema sanitario público.
En cuanto al coste político de la crisis, esta ha avivado los populismo en gran parte del continente europeo y en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump. Los analistas coinciden en que es difícil discernir qué problemas sociales provienen de la crisis financiera y cuáles de otras dinámicas, pero mantienen todos los puntos bajo la lupa.
¿Qué ha cambiado?
El entramado financiero del mundo ha intentado aprender de aquellos errores pero, tal como sostiene también El mundo post Lehman, el dilema del too big to fail no se ha resuelto. Un ejemplo de ello es que los bancos grandes son aún más grandes. El 47% de los activos de ese sector están en manos de los cinco bancos más grandes de ese país” y, además, el “sistema financiero en la sombra, según las estimaciones conservadoras, supone 45 billones de dólares, un tercio más que hace ocho años”.
Tras la caída de Lehman se dio una masiva intervención en muchos de los grandes bancos del mundo para evitar que se produjera un efecto dominó. Se inyectó capital público en varias grandes instituciones financieras norteamericanas (incluyendo los 182.000 de dólares que el gobierno de George W. Bush dio a la AIG, la primera aseguradora del mundo entonces, para garantizar su solvencia), así como la intervención de dinero público en grandes bancos británicos (como por ejemplo los 100.000 millones de libras de capital público inyectados en RBS) y del continente europeo (como por ejemplo, Fortis-ABN Amro en Holanda, Commerzbank en Alemania, Monte dei Paschi Siena en Italia, Bank of Ireland en Irlanda, prácticamente todos los bancos islandeses y griegos o el Banco Espirito Santo en Portugal).
En el caso de España, muchos bancos pero, sobre todo, casi todas las cajas de ahorros recibieron importantes ayudas públicas para evitar su quiebra, reduciendo, además, a través de las fusiones y las compras, el número de entidades financieras del sistema español de más de 50 a una docena en tan solo seis años.
Es importante recordar que había habido avisos de los peligros en los mercados durante los meses anteriores a la crisis de Lehman, con las crisis de Northern Rock en el Reino Unido y de Bear Stearns en Estados Unidos. Sin embargo, la semana de la caída de Lehman fue el momento en el que los mercados y los reguladores se tuvieron que enfrentar a la realidad y se puso al descubierto la extremada fragilidad de la gran expansión del sistema financiero que tuvo lugar durante los años 2000 y que forzó a cambios regulatorios de gran calado.
¿Y en España?
En España la crisis financiera tuvo un origen distinto aunque conectado con el crash de Lehman Brothers. El principal problema no fueron los bancos de inversión sino las cajas de ahorro que expandieron el crédito de manera espectacular durante los años 2000 a 2007. Una buena parte del crecimiento se dio por prestar a promotores para la compra de suelos. La expansión del crédito se produjo tanto en los bancos como en las cajas de ahorros, pero, la peor gobernanza de las cajas de ahorro, cuyos consejos se rigieron en gran medida por criterios políticos y no empresariales, llevó a tomar riesgos no razonables tanto en tamaño como en la calidad de los promotores y suelos que se compraban.
Esta expansión del crédito creó en la práctica un esquema piramidal según el cual los suelos se convertían en casas que se vendían y que funcionaba mientras ese ciclo alcista en precios y en demanda se mantuviera. Entre 2005 y 2007 comenzaron a construirse en España unas 850.000 casas al año. En ese período se consumió en el país más cemento que todo el resto de la Unión Europea junta. Y ese ciclo alcista acabó con la crisis de 2008 porque fueron precisamente los mismos criterios laxos en el análisis del crédito los que acabaron con la capacidad de las cajas de ahorro (y en menor medida de los bancos) para poder financiar el crecimiento con inversores extranjeros.