Es tiempo de una sociedad y entornos laborales más justos
Vivimos en una sociedad que enfrenta retos en discriminación por edad, la igualdad e inclusión

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La diversidad y la inclusión son valores fundamentales que cada vez más empresas y organizaciones están abrazando en todo el mundo, y España no es la excepción. Vivimos en una sociedad que enfrenta retos significativos en ámbitos como la discriminación por edad, la igualdad de género y la inclusión de comunidades tradicionalmente marginadas. Sin embargo, también hemos avanzado hacia una mayor conciencia de la importancia de reflejar en nuestras instituciones la riqueza de la diversidad humana.
Según un estudio reciente de la consultora Adecco, el 72% de las empresas en España considera que la diversidad es un factor clave para la innovación y el éxito empresarial. A pesar de ello, los datos también revelan que solo el 38% de estas organizaciones cuenta con un plan estratégico de inclusión y diversidad implementado. Esto demuestra que, aunque se reconoce la importancia del tema, aún queda un largo camino por recorrer.
El edadismo, una forma de discriminación invisibilizada
Uno de los mayores desafíos en 2024 es abordar el edadismo, tanto hacia las personas mayores como hacia los jóvenes. En España, se estima que más del 20% de la población tiene más de 65 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de su experiencia y conocimiento, muchos profesionales mayores enfrentan barreras para mantenerse activos en el mercado laboral.
Por otro lado, los jóvenes también son víctimas del edadismo en forma de precariedad laboral y falta de oportunidades de liderazgo. ¿Cómo podemos integrar a ambas generaciones en un entorno laboral que valore su contribución?
Un ejemplo inspirador en España es el programa de mentoring intergeneracional de BBVA. Esta iniciativa conecta a empleados mayores, con una vasta experiencia, con jóvenes recién incorporados, fomentando el intercambio de conocimientos y habilidades. Este enfoque no solo contribuye a un ambiente laboral más inclusivo, sino que también fortalece la cultura organizacional.
Diversidad en la toma de decisiones
La diversidad no debe limitarse a los niveles operativos, sino que también debe estar presente en los órganos de toma de decisiones. Un estudio de McKinsey & Company revela que las empresas con equipos directivos diversos tienen un 25% más de probabilidades de superar el rendimiento financiero promedio de sus competidores. Sin embargo, en España, solo el 36% de las empresas cuenta con al menos una mujer en su equipo directivo, según el informe de Women in Business de Grant Thornton.
Empresas como Inditex han dado pasos significativos al implementar estrategias para diversificar su liderazgo, no solo en términos de género, sino también de origen cultural y experiencias profesionales. En 2024, esta multinacional española anunció un plan de diversidad que incluye la contratación activa de talento internacional y la promoción interna de mujeres a puestos de dirección.
Inclusión de menores y familias en la sociedad
La inclusión también debe considerar a los menores, quienes a menudo son pasados por alto en debates sobre diversidad. Las iniciativas para integrar a niños y jóvenes en la toma de decisiones comunitarias son cruciales. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona ha liderado proyectos como El Consejo de Niños y Niñas, donde menores pueden opinar sobre políticas locales que afectan su bienestar.
Este tipo de iniciativas nos recuerda que la inclusión empieza en casa, en las escuelas y en las comunidades. Crear espacios donde los menores se sientan valorados es un paso esencial hacia una sociedad más equitativa y diversa.
Si bien los retos son enormes, los avances también son esperanzadores. La inclusión y la diversidad no son solo valores éticos, sino también herramientas poderosas para la innovación y la competitividad. Como sociedad, debemos seguir cuestionándonos cómo podemos eliminar las barreras que perpetúan la discriminación y la exclusión.
En mi experiencia profesional, he visto cómo los entornos diversos no solo enriquecen la cultura organizacional, sino también potencian la creatividad y la resolución de problemas. Adoptar la inclusión no es solo una decisión estratégica, sino un acto de justicia social que beneficia a todos. La pregunta no es si debemos apostar por la inclusión, sino cómo podemos hacerlo de manera efectiva y sostenible.
En 2025, está en nuestras manos seguir avanzando. Las personas, las empresas y las instituciones debemos comprometernos con una sociedad que celebre la diversidad y garantice la inclusión para todas las generaciones. Solo así podremos construir un futuro más equitativo y humano.