La tecnología, una oportunidad para afrontar los retos sanitarios en zonas rurales
La integración de soluciones digitales ofrece oportunidades para abordar la escasez de profesionales

Freepik.

La pandemia de covid-19 transformó radicalmente nuestra percepción de la salud y la enfermedad. De repente, la salud dejó de ser un concepto abstracto para convertirse en una preocupación diaria y tangible. La enfermedad, que antes parecía lejana para muchos, se humanizó a través de las historias de pacientes, sanitarios y comunidades enteras afectadas. Este cambio de percepción también marcó un punto de inflexión en el uso de datos en tiempo real para la toma de decisiones en salud, mejorando la prevención y la detección temprana de enfermedades.
Durante la pandemia, los datos en tiempo real se convirtieron en una herramienta esencial para los gobiernos y las instituciones de salud. La capacidad de rastrear la propagación del virus, identificar brotes y gestionar recursos sanitarios fue crucial para salvar vidas.
Este uso intensivo de datos no solo mejoró la respuesta inmediata a la crisis, sino que también sentó las bases para una transformación más amplia en la sanidad. Una oportunidad especialmente relevante en las áreas rurales.
Soluciones digitales para los nuevos desafíos
Los pueblos en España enfrentan desafíos significativos en el acceso y la calidad de los servicios sanitarios. Según datos del Observatorio Rural de la Comisión Europea, los habitantes de estas zonas en España deben recorrer una media de 22 kilómetros para llegar al centro de salud más cercano, en contraste con los escasos 2 kilómetros que recorren los residentes urbanos.
Esta disparidad se traduce en dificultades para recibir atención médica oportuna, especialmente para poblaciones envejecidas o con limitaciones de movilidad.
Además, la escasez de profesionales sanitarios en estas regiones agrava la situación. Un estudio reciente destaca que España necesitaría incorporar a 100,000 enfermeras adicionales para alcanzar la media europea de 8.5 enfermeras por cada 1,000 habitantes, frente a las 6.5 actuales
Esta carencia es aún más pronunciada en áreas rurales, donde la sobrecarga de trabajo pone en riesgo la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes.
La integración de soluciones digitales y el uso de la inteligencia artificial ofrecen oportunidades prometedoras para abordar estos desafíos. La telemedicina, por ejemplo, permite a los pacientes en áreas remotas acceder a consultas médicas sin necesidad de desplazarse largas distancias. Durante la pandemia, vimos cómo el uso de estas aplicaciones se aceleró, demostrando su eficacia y potencial para convertirse en una herramienta permanente en la prestación de servicios sanitarios.
En el ámbito de la atención médica, investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en colaboración con otras instituciones, han desarrollado algoritmos para crear rutas eficientes para vehículos de asistencia médica en áreas rurales. Esta solución considera factores como prioridades médicas, tiempos de visita y distancias, optimizando la prestación de servicios y asegurando que las comunidades rurales reciban atención oportuna.
Además, la IA facilita el análisis de grandes volúmenes de datos de salud, permitiendo la identificación temprana de patrones de enfermedad y la implementación de estrategias preventivas. Un ejemplo es el proyecto pionero para analizar las causas genéticas de los ictus infantiles liderado por Baleares. Este estudio utiliza técnicas de inteligencia artificial para predecir el daño neuronal y desarrollar terapias personalizadas, mejorando la calidad de vida de los pacientes
No menos importante es el papel de la digitalización junto con la IA en la educación y capacitación de los profesionales de la salud en áreas rurales. Plataformas de aprendizaje en línea impulsadas por IA pueden proporcionar formación continua y actualizaciones sobre las mejores prácticas médicas, asegurando que los profesionales de la salud en zonas remotas estén al día con los últimos avances y técnicas.
La pandemia de covid-19 evidenció la importancia de los datos y la capacidad de adaptación del sistema sanitario. Esta experiencia ha abierto la puerta a una transformación digital que puede beneficiar especialmente a las áreas rurales. Sin embargo, para que estas oportunidades se materialicen, es fundamental abordar las consideraciones éticas, invertir en infraestructuras y garantizar la formación adecuada de los profesionales sanitarios. Solo así se logrará una atención equitativa y de calidad para todas las comunidades, independientemente de su ubicación geográfica.