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Economía

¿Eres libre de vivir donde quieras?

El teletrabajo permite a muchas empresas reconsiderar dónde y cómo organizar su actividad

¿Eres libre de vivir donde quieras?

Pexels.

En un mundo ideal, cada persona podría elegir dónde vivir según sus preferencias y necesidades en cada etapa de su vida. Sin embargo, la realidad es muy distinta: el empleo es la barrera principal que limita esta libertad. Históricamente, las grandes ciudades han concentrado la mayor parte de las oportunidades laborales, forzando a millones de personas a trasladarse a ellas en busca de trabajo. Actualmente, más de la mitad de la población mundial reside en áreas urbanas, y, según Naciones Unidas, se estima que para 2050 esta cifra aumentará al 68%. Esta tendencia ha generado desequilibrios territoriales y problemas tanto en las urbes como en las zonas despobladas.

El problema: centralización laboral y sus efectos

En España, las provincias del interior pierden población a un ritmo acelerado, mientras Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Málaga siguen atrayendo talento, inversiones y empleo. El resultado es doblemente problemático: por un lado, las grandes ciudades se enfrentan a un encarecimiento descontrolado de la vivienda, saturación del transporte y altos niveles de contaminación. Por otro lado, las zonas rurales y pequeñas ciudades sufren la desaparición de servicios esenciales (centros de salud, colegios, transporte público) y entran en una espiral de pérdida de oportunidades laborales y, en consecuencia, de población.

Este fenómeno se repite en muchos países. En Francia, la «diagonal del vacío» ilustra la despoblación del centro del país, mientras que en EEUU, el declive de muchas ciudades intermedias ha llevado a movimientos políticos y sociales de protesta. El problema, por tanto, es estructural y global.

La solución: descentralización económica y trabajo flexible

La tecnología ha abierto la puerta a un modelo laboral más flexible y descentralizado. El teletrabajo, las oficinas distribuidas y la posibilidad de operar digitalmente permiten a muchas empresas reconsiderar dónde y cómo organizar su actividad. Sin embargo, a pesar de que la pandemia de COVID-19 aceleró esta transición, muchas grandes corporaciones han vuelto a modelos presenciales que obligan a los trabajadores a seguir concentrados en grandes ciudades.

Si las principales empresas de servicios del país (tecnológicas, consultoras, financieras, aseguradoras y la propia administración pública) apostaran decididamente por la descentralización laboral, podrían generar un impacto positivo significativo. Esto se puede lograr mediante:

  • Fomentar el teletrabajo estructural, no solo como una medida temporal o excepcional.
  • Descentralizar ciertos departamentos y oficinas hacia ciudades intermedias.
  • Incentivar la contratación de talento en provincias, independientemente de su ubicación.

Empresas como NTT Data y Good Rebels ya han adoptado medidas en esta dirección. Good Rebels, por ejemplo, no solo promueve el teletrabajo, sino que ha implementado la jornada laboral de cuatro días, mejorando así la conciliación y el bienestar de sus empleados. Además, desde organizaciones de la economía de impacto como NeoCK, Political Watch o Foro NESI, donde trabajamos con un modelo descentralizado, hemos demostrado que es posible operar de manera eficiente sin estar centralizados en una gran ciudad.

Asimismo, surgen iniciativas como Zityhub, que ofrecen espacios de trabajo flexibles y descentralizados para que empresas y trabajadores puedan operar sin depender de una única ubicación física. Este tipo de soluciones híbridas facilitan la movilidad laboral y refuerzan la descentralización económica.

Beneficios económicos, sociales y ambientales

La descentralización laboral no solo beneficia a las personas empleadas, sino también a las empresas y la sociedad en general:

  • Ahorro en costes: menos gasto en alquiler de oficinas y mantenimiento de sedes centrales.
  • Mayor atracción y retención de talento: muchos profesionales valoran la posibilidad de trabajar desde su lugar de elección.
  • Mejora en la conciliación y salud mental: reducir los desplazamientos mejora la calidad de vida y disminuye el estrés.
  • Impacto ambiental positivo: menos desplazamientos diarios significan menos emisiones de CO2 y menos congestión.

Una oportunidad para transformar el modelo

Si queremos un país más equilibrado y sostenible, necesitamos replantear dónde y cómo trabajamos. La tecnología y la innovación social nos brindan herramientas para romper con la inercia de la centralización y fomentar una distribución más equitativa del empleo. Empresas, administraciones y trabajadores tienen en su mano la posibilidad de impulsar un cambio real.

Ser verdaderamente libres para vivir donde queramos no es una utopía, sino una decisión que podemos tomar como sociedad. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a dar el paso?

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