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Economía

La nueva economía de la biodiversidad

Escasez de recursos, interrupciones en cadenas de suministro son algunos de los posibles desencadenantes

La nueva economía de la biodiversidad

Freepik.

Un valor emergente que, en los próximos años, comenzará a consolidarse un nuevo modelo económico basado en la protección de especies clave por su impacto positivo en los ecosistemas. 

Una economía que nace pegada al «rewilding», renaturalización o resilvestración, con una visión innovadora de la conservación de la naturaleza y la restauración ecológica cuyo enfoque, no solo reconoce la importancia de la fauna en la estabilidad ambiental, sino que también propone una manera concreta de cuantificar su contribución.

Antes de continuar con señales y ejemplos de esta tendencia, destacaré algunos datos sobre la importancia y relación de la biodiversidad en las empresas y en los sectores económicos.

Más del 50% de la economía global depende de la naturaleza. La biodiversidad sustenta servicios ecosistémicos esenciales como polinización, regulación climática y provisión de materias primas y su pérdida está identificada como uno de los principales riesgos globales, vinculada al cambio climático y eventos extremos. Escasez de recursos, interrupciones en cadenas de suministro, cambios regulatorios y pérdida de confianza del consumidor son solo algunos de los posibles desencadenantes derivados de ponerla en riesgo y/o mostrar síntomas de fragilidad.

Es por ello, que una serie de empresas están ya apostando por ello desde la realidad del impacto en la economía. Durante el evento SXSW 2024, Benjamin Lamm, empresario de Austin y CEO de la empresa de biología sintética Colossal Biosciences, anticipó que la economía de la biodiversidad tomará forma en la próxima década. Lamm la describe como «dar valor a la protección de los animales», y añade «La gente verá el impacto ecológico si protegemos a estos animales, y yo creo que es cuantificable».

Colossal Biosciences, fundada por Lamm junto al genetista George Church, trabaja en proyectos de «desextinción», que buscan desarrollar especies híbridas que comparten rasgos de animales extintos y en peligro de extinción, como los mamuts lanudos, por su capacidad y ayudar a capturar carbono. Un estudio de 2024 de la Universidad de Yale (aún no revisado por pares), demostró el efecto cuando al reintroducir 170 bisontes europeos en los pastizales de las montañas Tarcu de Rumanía, la captura de carbono se multiplicó por 10.

Este no es un planteamiento aislado. Ian Redmond, conservacionista y cofundador de Rebalance Earth, declaró a Wired en 2024 que el papel de los animales y los ecosistemas en procesos naturales como la dispersión de semillas, la regeneración forestal y la captura de carbono debería valorarse económicamente. Según estimaciones, estos servicios ambientales podrían representar 700.000 millones de dólares al año.

Algunos expertos incluso proponen que la naturaleza sea considerada una parte interesada en las decisiones económicas y empresariales. John Vaillant, autor de Fire Weather, reflexionó sobre los incendios forestales que afectaron Los Ángeles en enero de 2025 con una afirmación contundente: «Independientemente del sector en el que trabajes, la naturaleza posee el 51% del negocio. Nos comportamos como si nos perteneciera, pero en realidad la compartimos».

Un mercado en construcción

Aunque algunas empresas ya han comenzado a invertir en la restauración de hábitats y la regeneración de la biodiversidad, el concepto de una economía estructurada en torno a estos valores aún está en fase inicial. La formalización de este mercado podría impulsar iniciativas de rewilding y consolidar mecanismos como los créditos de biodiversidad, facilitando la inversión en proyectos que restauren los ecosistemas y equilibren la relación entre el desarrollo económico y la naturaleza

La revolución de las sabidurías unido a la de las tecnologías

Por todo ello, la economía de la biodiversidad se puede interpretar como un valor emergente, pese a que se basa en algo tan ancestral como la observación y la esencia de nuestro planeta que son sus ecosistemas y la capacidad de regeneración natural.

Transitamos por una revolución de las sabidurías que, en conjunción con la innovación tecnológica, nos abre un mundo de posibilidades para preservar, mejorar y regenerar el planeta, así como para crear una economía creciente alrededor y gracias a ello.

Biodiversidad, unido a conocimiento ecosistémico e histórico más nuevas biotecnologías nos van a facilitar abrir un camino para esta nueva economía todavía emergente, pero a la vez creciente por el potencial que esas tecnologías suponen y la necesidad imperante que satisface.

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