¿Ha resucitado el mercado de las criptomonedas?
La mayoría de activos criptográficos han visto en las últimas semanas grandes revalorizaciones, dando un alivio a los inversores tras un año para olvidar
Si hay algo por lo que será recordado el año 2022, al menos en cuanto a inversión se refiere, es por las abultadas caídas de prácticamente cualquier activo o mercado de inversión. Tras la crisis global producida por la covid a mitad de 2020, la mayoría de los bancos centrales del mundo, como el BCE o la FED, optaron por una rápida y extensa política monetaria expansiva. Esto produjo una gran inyección de capital que llegó, en parte, al bolsillo del pequeño inversor y de ahí se traspasó a varios mercados, como el de las criptomonedas. Por sí solo este hecho ya empujó a revalorizaciones astronómicas en muchas acciones bursátiles de crecimiento a lo largo y ancho del globo, marcando uno de los mayores y más breves rallies de las últimas décadas.
En el caso concreto del mercado de las criptomonedas, este entusiasmo y liquidez coincidieron además con un periodo alcista dentro de los propios ciclos que rigen el comportamiento de bitcoin. Estos suelen producirse aproximadamente cada cuatro años, debido al ritmo de emisión de nuevas unidades de la criptomoneda fruto de la minería de Bitcoin en un fenómeno conocido como halving, por el que el valor de las recompensas por validar transacciones se reduce a la mitad.
En cualquier caso, el efecto de dos estos fenómenos, la inyección monetaria y los ciclos de Bitcoin, produjo el entorno perfecto para las grandes subidas en 2020 y 2021. Cuando los estímulos monetarios frenaron y se endureció la política fiscal, subiendo los tipos de interés desde finales de 2021, el optimismo se evaporó. Lo que vino en 2022 es conocido por todos; un año en el que, desde el Bitcoin a títulos como Tesla o Meta, se produjeron multimillonarias caídas acumuladas de un 50, 60 o hasta 70%.
Una caída con aspectos positivos
Más allá de lo estrictamente referido a la inversión, en el último par de años sí se han visto movimientos interesantes como la expansión del mercado de los NFTs, la madurez de las finanzas descentralizadas abriéndose a usuarios menos expertos, o el uso de las criptomonedas y sus redes por parte de grandes empresas y redes sociales del mundo. De hecho, la propia tecnología blockchain, que sustenta la existencia de los activos criptográficos, también va viendo una progresiva adopción en multitud de industrias y casos de uso.
El blockchain se va colando hoy cada vez más en más procesos, desde la gestión y registro documental hasta la propia industria financiera tradicional, donde está siendo introducido para realizar las transacciones de valores que se negocian en el Nasdaq, como evolución del arcaico sistema SWIFT, o como tejido por el que correrán las CBDC entre bancos centrales, bancos comerciales y usuarios. Por todo ello, a pesar del vaivén de los mercados, las señales apuntan a que la industria progresa en su adopción, y que esto puede ser el caldo de cultivo para que, cuando el entorno macro mejore, también lo haga el comportamiento del mercado cripto.
Un enero claramente alcista
Después de un comienzo tranquilo de año en la primera semana de enero, las criptomonedas volvieron a arrancar una tendencia positiva. Bitcoin arrancó hacia el 9 de enero una clara senda alcista, llevando desde el 1 de enero hasta el máximo del 23 de mes una revalorización desde la zona de los 15.500 euros hasta los 21.100, o lo que es lo mismo, una revalorización del 36%. Por su parte, la segunda criptomoneda, el ether, ascendió en el mismo periodo un 39%. Como resultado de las subidas la capitalización total del mercado alcanzó el billón de dólares americano, recuperando así lo perdido tras el colapso del exchange FTX a inicios de noviembre.
Parte de este comportamiento alcista se ha producido por liquidaciones masivas de posiciones en corto. O lo que es lo mismo, se ha dado un tremendo revés a muchos inversores que seguían buscando sangre en el mercado y habían apostado por más caídas. De hecho, las liquidaciones de cortos superan los 2.000 millones de dólares. Aunque pudiera parecer que el movimiento positivo de las últimas semanas es una falsa ruptura alcista para atrapar a más incautos, hay datos que apuntan que comienzan a verse brotes verdes.
Un mercado menos apalancado y más favorable
Uno de los aspectos interesantes del mercado de las criptomonedas es el acceso a las métricas on-chain de los distintos protocolos y herramientas. Es decir, observando la transparencia que ofrece la blockchain, puede verse qué billeteras tienen qué fondos, dónde están estos depositados y en qué tipo de productos financieros. Como resultado, hoy puede observarse que el nivel de apalancamiento se ha reducido considerablemente, lo cual es una señal positiva, ya que indica una mayor racionalidad en el mercado además de dificultar movimientos bruscos, como cisnes negros.
Además, la información on-chain muestra que las grandes cuentas disponen de grandes cantidades de criptomoneda estable. Dicho de otro modo, que están en posición de liquidez. En el momento en el que un detonante produzca compras institucionales, podría ser un catalizador para aumentar la demanda expectante que permanece en estado latente.
Por su parte, el entorno financiero va aflojando ligeramente. Las subidas de tipos de interés en Estados Unidos ya han visto, en principio, sus cifras más altas. Aunque todavía faltan algunas subidas de 0,25% y se desconoce la tasa terminal, sí es cierto que la política fiscal estadounidense se relaja, algo que la europea plagiará de forma retrasada, y allanarán el terreno para todos los mercados de inversión. Aun así, el entorno macroeconómico sigue siendo tremendamente complejo, e incluso incierto, por lo que deben imperar la prudencia y gestión de riesgo. En cualquier caso, parece de 2023 comienza con buen pie.