La primavera árabe, un invierno para los cristianos
La caída de los dictadores de Egipto, Túnez, Libia y Yemen, así como la guerra civil en Siria han traído pocas alegrías para los cristianos de Medio Oriente. Más allá de las dificultades para practicar el culto, los fieles se han visto sometidos a persecuciones, asesinatos y desplazamientos forzosos que los están obligando a abandonar países donde han residido por siglos
La primavera árabe ha traído consigo un duro invierno para los cristianos de Medio Oriente. Los mandatarios derrocados en países como Libia, Yemen y Egipto habían mantenido a los grupos islamistas radicales a raya. Sus regímenes autoritarios no han sido sustituidos por una democracia liberal sino por abiertas luchas de poder en las que grupos islamistas radicales tienen un rol central y la violencia extremista es el rostro de un nuevo tipo de opresión.
Se estima que de los 2.200 millones de cristianos en el mundo, entre 9.000 y 100.000 mueren cada año por razones de fe (la oscilación de las cifras se debe a la falta de datos oficiales al respecto), según el Índice Mundial de la Persecución 2014 de la asociación Portes Ouvertes de Francia.
El director de la organización, Michel Varton, considera que “los cristianos son la minoría más perseguida en todo el mundo” y agrega que el fundamentalismo islámico es una de las causas.
Egipto: Importantes restricciones
En Egipto los cristianos, que representan 5,5% de sus 83 millones de habitantes, han coexistido durante siglos con la gran mayoría de musulmanes suniíes pero tras la caída de Hosni Mubarak en 2011 y el derrocamiento de Mohamed Mursi de los Hermanos Musulmanes en 2013 la violencia hacia esta minoría se intensificó, materializándose en acciones como la quema y destrucción de iglesias por parte de islamistas radicales.
Esta ha sido una de las miles de expresiones contra los cristianos, víctimas colaterales de la Primavera Árabe. En El Cairo han extremado las medidas de seguridad en los recintos religiosos pero persisten los ataques como el registrado el martes 6 de enero cuando dos policías murieron ametrallados mientras custodiaban una iglesia en Minia.
En Egipto 94,9% de la población es musulmana y 5,1% cristiana. Un estudio del Pew Research Center asegura que es uno de los países con mayores restricciones religiosas en el mundo lo que coincide con el Informe Libertad Religiosa 2014, presentado por la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
No menos de 100 mil coptos han huido de Egipto tras la caída de Mubarak, según el Washington Institute for Near East Policy, un hecho confirmado por grupos de derechos humanos, aunque las iglesias egipcias no han sido capaces de verificar el dato. Además, la AIN asegura que antes y después de las elecciones presidenciales de junio de 2012, que llevaron al poder a Mursi, el clima de hostilidad contra los coptos se ha incrementado aún más: la violencia física y psicológica así como el número de condenas por “insultar al islam” son incontables.
Portes Ouvertes advierte que los países árabes corren el riesgo de quedar despoblados de cristianos y asegura que la presencia en Egipto resulta fundamental para la salvaguardia del cristianismo en todas las regiones árabes. “Definir los motivos de la persecución tampoco es tarea fácil, porque no ocurre en una única región”, añade su director.
Libia: ¿Falta de capacidad o de voluntad?
En Libia la situación no es muy distinta. Desde la caída del régimen de Muamar el Gadafi, el país ha quedado sumido en una crisis política caracterizada por la inexistencia de un gobierno que ejerza la autoridad sobre todo el territorio y por la proliferación de grupos armados que actúan por libre.
En ese estado, los cristianos representan hoy 2,7% de la población frente a 96,6% de musulmanes. Se estima que 75% de fieles al cristianismo han huido del país debido a la persecución que sufren por la actuación de los grupos paramilitares, muchos de ellos compuestos por islamistas radicales que ejercen de facto el control sobre gran parte del país. Ese es el caso de 13 coptos que fueron secuestrados en Sirte a comienzos de mes por enmascarados que pertenecen a un grupo islamista.
La persecución de los grupos minoritarios “es una situación ante la que el Gobierno ha manifestado su falta de capacidad o, según otras fuentes, de voluntad, para intervenir protegiendo a las minorías religiosas”, acota la AIN.
Siria: Una guerra dentro de otra
En relación con el estado de los cristianos en Siria (que ocupa el tercer puesto de la lista del Índice Mundial de la Persecución 2014), el director de Portes Ouvertes asegura que la situación es muy preocupante. “Dentro de la guerra civil (que se vive desde hace más de tres años) hay una segunda guerra, la Iglesia es una víctima silenciosa del conflicto. Esta es la razón por la que muchos de sus creyentes (que constituyen 5,2% de la población) huyen del país. El gran miedo es que se verifique lo que hemos visto que ocurrió en Irak, donde hace diez años había un millón 300 mil cristianos, mientras que hoy solo quedan entre 250 y 300 mil”, asegura Varton.
En marzo de 2014, ACNUR reveló que en 3 años de conflicto Siria “ha alcanzado el primer puesto en la lista mundial de personas desplazadas a la fuerza” al tener 6,5 millones de desplazados en el interior y otros 2,5 millones que viven como refugiados en el extranjero. Las acciones de los grupos combatientes han dejado totalmente claro que existe un creciente programa islamista público.
Yemen: Conversión mortal
Las revueltas de 2011 en Yemen que también formaron parte de la llamada Primavera Árabe llevaron a que después de 33 años, Ali Abdulá Saleh renunciara al cargo desde Riad (Arabia Saudí).
Los cambios políticos no han traído consigo modificaciones legales que beneficien la libertad de culto en un país donde la Constitución establece que el Islam es la religión del Estado y la Sharia es la fuente de toda la legislación.
De acuerdo con David Curry, presidente de la ONG Open Doors USA, ninguna de las partes en conflicto en el país (el Gobierno apoyado por las milicias hutíes que reciben soporte de Irán ni Al Qaeda) representa una alternativa favorable para las comunidades cristianas en el país.
Aunque en Yemen existe cierta libertad de culto para los extranjeros, el proselitismo religioso no está permitido. Los musulmanes tienen prohibido convertirse a otra fe y los yemeníes que abandonan el Islam pueden enfrentar la pena de muerte, según el informe de 2015 de Persecución de Cristianos de Open Doors que añade que la nación está en el puesto 14 de los 50 países donde los cristianos enfrentan más persecución.
Los musulmanes que se convierten a cualquier otra religión enfrentan graves peligros y deben vivir en silencio. Este fue el caso de Nazeera, una mujer de 33 años que murió quemada cuando se produjo una explosión en la cocina mientras preparaba el desayuno. Días después del «accidente» su esposo se enteró que los familiares de Nazeera planearon su muerte y remplazaron el aceite de la cocina por gasolina. ¿La razón? La pareja había dejado el Islam para convertirse al cristianismo.
Túnez: ¿La flor de la Primavera?
Túnez es considerada por algunos analistas como la flor de la Primavera Árabe. Allí, donde comenzaron las revueltas que luego se fueron expandiendo por la región, se han alcanzado más avances políticos-institucionales que en el resto de países.
Aunque los cristianos no están del todo a salvo allí, hay signos que alientan las esperanzas de algunos. Uno de ellos es la elección como presidente del veterano político Beji Caid Essebsi, de 88 años, en diciembre de 2014, cuatro años después de la caída de Zine el Abidine Ben Alí en 2011, como consecuencia de una movilización popular. El nuevo mandatario es un declarado partidario del laicismo del Estado.
En ese país de 11,2 millones de personas, 24.000 son cristianas y el nuevo Gobierno aún tendrá que enfrentar desafíos para proteger a las minorías religiosas que aún sufren persecuciones. Túnez ocupa el puesto 36 de 50 naciones donde hay mayor persecución de cristianos de la lista de Open Doors. La nueva Constitución representa un paso importante para la estabilidad del país y mayores libertades aunque el Islam sigue estando protegido por encima de las otras religiones.
Cada mes 322 cristianos son asesinados por su fe, 214 iglesias y propiedades de esta religión son destruidas y 722 formas de violencia son usadas contra los fieles, entre ellas, violaciones, arrestos, matrimonios forzados y golpizas. Todos los países donde se han dado las revueltas de la Primavera Árabe están en la lista de los más cuestionados en libertades de culto. Ya lo habría dicho T.S. Eliot en su Tierra Baldía: “Abril es el mes más cruel: engendra lilas de la tierra muerta, mezcla recuerdos y anhelos, despierta inertes raíces con lluvias primaverales”.
Anna Carolina Maier