En México hay una guerra que el Gobierno quiere prohibir
La reforma electoral ha abierto campo a los independientes, que golpearon con dureza a los grandes partidos en las elecciones del pasado mes de junio. En el horizonte, la seguridad y la corrupción de la autoridad. En su estreno, el gobernador del conflictivo estado Michoacán ha tomado la polémica decisión de decretar el fin de los Grupos de Autodefensa, los civiles armados que luchaban contra el crimen y el narcotráfico, ante las lagunas de seguridad y justicia en el país.
El presidente Peña Nieto ha encomendado al nuevo gobernador de Michoacán la más complicada labor: desarmar a las autodefensas. Para hacerlo ya ha anunciado la inminente llegada de 4.000 policías federales. La respuesta de los civiles armados no ha tardado en llegar, en boca de uno de sus líderes, Hipólito Mora: “Silvano Aureoles quiere empezar al revés. Ahorita no hay condiciones para el desarme; hay muchísimo peligro. Todos los días hay muertos en Michoacán. Primero que se preocupe por darnos seguridad. Nosotros con gusto los dejamos que hagan su trabajo, y todos felices”.
“Hay federales y militares patrullando, pero sin bajar a la calle, y detrás de ellos pasan criminales, ejecutando y secuestrando a nuestra gente”, afirma desde prisión el Dr. Mireles, icono de los grupos de autodefensa. La batalla se recrudece en las calles del estado de Michoacán donde, según Hipólito Mora, líder de la policía comunitaria de La Ruana, “hay muertos todos los días”. De un lado, el crimen y el narcotráfico –sinónimos-, de otro, los civiles armados para su autodefensa, y en el medio, a veces mezclados con unos y otros, gobernantes y fuerzas de seguridad.
¿Qué son los grupos de autodefensa?
La guerra contra el narcotráfico en México cuenta con un inédito e importante agente desde el año 2012: los grupos de autodefensas. Ante la escalada de violencia extrema en el estado mexicano de Michoacán, y la corrupción política y de las propias fuerzas de seguridad, los ciudadanos comenzaron a organizarse para defenderse y proteger su vida y su tierra. Pronto nacieron los líderes, como el Doctor Mireles –actualmente encarcelado-, se agrupó a las fuerzas rurales como Policía Comunitaria, y comenzaron los enfrentamientos primero con los criminales, y posteriormente también con la propia policía estatal.
Tres años después, el nuevo gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, acaba de proponerse terminar definitivamente con estos grupos de autodefensa; el propio presidente Peña Nieto se ha implicado meses atrás en el desarme e incluso en la incorporación de los propios grupos a los diferentes cuerpos policiales, sin lograr pacificar los ánimos en las calles.
El desarme imposible
El pasado sábado la policía comunitaria de Tancítaro incendió y golpeó tres patrullas de la Policía Federal, en respuesta a la detención de un miembro de grupo de autodefensas. Según la crónica de El Diario de México “el detenido era encargado de vigilar una de las barricadas de acceso a esta población (Tancítaro) que hasta hace poco más de un año fue amenazada por la delincuencia organizada que los despojó al menos de 30 huertas de aguacate”.
Desarmar a los policías comuneros no es tarea sencilla, después de tres años aglutinando armas, muchas de ellas “incautadas” a los Caballeros Templarios. En el gran municipio de Michoacán, muchas aldeas viven ahora protegidos gracias al propio trabajo de las autodefensas, aunque el Gobierno asegura que el grupo se ha desvirtuado y que se han mezclado “los buenos con los malos”. Se cuentan por cientos los casos de ciudadanos desesperados que no confían en la justicia ni en el Gobierno y recurren a medios alternativos para solucionar sus situaciones. Es el caso de una madre que ha grabado un video para pedir justicia para su hijo, secuestrado y en lugar desconocido. La mujer denuncia además que el jefe del Grupo Antisecuestro de Guanajuato ha dejado en libertad ya en dos ocasiones al secuestrador de su hijo. Ahora ha grabado este video para pedirle ayuda al presidente Enrique Peña Nieto.
El decreto final
Tras la firma de la unificación de mando policial, y la disolución de los demás estamentos policiales que trabajan en Michoacán, el nuevo gobernador ha decretado el final de los grupos de autodefensa en un acalorado discurso. En los próximos días hará pública la convocatoria para la nueva policía estatal y será la única que opere en el Estado, lo que implica la desaparición de la Fuerza Ciudadana, la Fuerza Rural y los Autodefensas.
El nuevo gobernador justifica la medida asegurando que en la llamada policía comunitaria se han mezclado “los buenos con los malos”: “eso no puede continuar así por la seguridad de los michoacanos”. Sin embargo ha rendido un breve homenaje en su discurso a quienes se unieron en su momento como civiles armados para defender sus tierras y familias: “a ellos mi reconocimiento, a quienes auténticamente levantaron la mano y asumieron esa tarea”.
Silvano Aureoles planea tener plenamente operativo el mando único en seis meses, un tiempo que dedicará a seleccionar y regularizar la policía estatal de Michoacán. En un llamamiento a los autodefensas, el gobernador ha invitado a sumarse a los exámenes y controles a quienes crean que pueden ser buenos policías, y ha pedido al resto que se dedican a otras actividades: “porque la seguridad pública es responsabilidad del gobierno, punto”, zanja.
En el contexto, el cambio electoral impulsado por Peña Nieta ha lanzado a candidatos independientes como El Bronco, que tras las elecciones del pasado verano, y según varios analistas, amenazan con complicarle más aún las cosas al PRI para las elecciones del 2018. Precisamente el gran tema mexicano es la Seguridad, y el gobierno ha interpretado el mensaje del ascenso de los independientes como un ultimátum para solucionar los focos de inseguridad, entre los que destaca la guerra entre criminales y ciudadanos armados en Michoacán.
