Libia, el polvorín yihadista que más preocupa a Europa
Un informe de la ONU alerta de la presencia cada vez más generalizada de yihadistas en Libia. El país norteafricano se está convirtiendo en refugio y centro de operaciones de grupos terroristas propiciado por el caos que reina en el territorio. La cercanía geográfica de Libia con el sur de Europa es alarmante.
El caos que se vive en Libia propicia que sea el centro de operaciones de grupos terroristas como Al-Qaeda o el IS. La ONU ha publicado un informe que desglosa los peligros de la expansión del yihadismo en el país norteafricano. “Los retos políticos y de seguridad actuales en Libia presentan una oportunidad para grupos asociados con Al-Qaeda tales como el Estado Islámico en Iraq y Levante (ISIL) para explotar de manera oportunista y complicar la ya difícil situación sobre el terreno”, asegura el informe, con fecha del pasado 19 de noviembre y filtrado recientemente. La proximidad del país con el sur de Europa levanta la alarma.
Un conflicto olvidado
Libia fue uno de los países integrantes de la denominada ‘Primavera Árabe’. Los libios se levantaron contra un gobierno tirano, levantamiento que finalizó con la muerte de su Presidente. Después del derrocamiento y muerte de Muamar El Gadafi en 2011, el país se sumió en un caos político y social. Actualmente, el territorio está dividido entre un gobierno parlamentario y elegido con sede en la ciudad de Tobruk, al este del país, y un gobierno apoyado por los islamistas en Trípoli, la capital. Esta situación caótica es aprovechada por las milicias yihadistas para tomar el control del país.
Libia es un punto caliente del norte de África, donde las autoridades son volátiles según el lugar en que uno se encuentre. La escalada de violencia y el caos reinante avivan un conflicto frecuentemente olvidado por los medios occidentales. Todos estos elementos aseguran una estancia placentera a los combatientes de IS en Iraq y Siria, y también a otros grupos como Al-Qaeda.
3000 yihadistas sobre el terreno
El informe de la ONU apunta a tres factores que explican la expansión de yihadistas de IS en Libia: el núcleo duro de combatientes extranjeros libios que regresaron de Siria e Iraq, el núcleo duro de combatientes terroristas extranjeros del Magreb, y el aumento de desertores de grupos terroristas locales que marchan hacia IS.
A pesar de las facilidades que encuentran los yihadistas, el Estado Islámico es percibido por la población y por varias milicias islamistas como un agente externo, y por tanto es rechazado. Por ello, su rápida expansión en el territorio cogió por sorpresa a los grupos locales.
En 2014, el Estado Islámico declaró la separación en tres provincias del territorio libio, “sin embargo, esta división no se traduce en control efectivo del territorio, sino que demuestra la visión aspiracional de IS de su presencia en Libia”, según apunta este documento. Por lo tanto, el peligro es real, pero sus aplicaciones reales son todavía desconocidas. Actualmente, según la ONU, tiene presencia en las ciudades de Trípoli, Derna, Ajdabiya y Sirte. Además, cifra entre 2000 y 3000 los yihadistas sobre el terreno.
Una posición estratégica
Estar en Libia significa, en términos geográficos, acercarse cada vez más a Europa y, por tanto, a Occidente. La ONU lo explica así: “Libia es de importancia estratégica para el Estado Islámico, en vista de su situación geográfica en el cruce entre Oriente Medio, África y Europa”. El territorio libio no es solamente un puente hacia Europa, sino también entre África y Occidente. Tanto es así, que el propio líder de IS, Al-Baghdadi, se podría haber refugiado en Libia. Concretamente, en el lugar de nacimiento de Gadafi, Sirte.
Entre los planes de la ONU para combatir la situación en Libia está el atacar a su financiación en el teritorio, que detalla y desglosa en actividades criminales o de contrabando, tráfico de seres humanos, extorsión, tráfico de petróleo, sobornos a funcionarios públicos y recursos del exterior. Además, va a intensificar sus actividades de monitoreo en Libia.
El Estado Islámico pretende ser un estado sin fronteras, como demuestra el documento interno recientemente filtrado. Para ello, busca hacerse fuerte en otros territorios que no sean Siria o Iraq, y además así acercarse a su enemigo número uno: Occidente.