Baltasar Garzón, de nuevo 'En el punto de mira'
«Quienes me quieren suelen decirme que en las diferentes facetas de mi vida, de una u otra forma, me las he ‘arreglado’ para estar siempre en el punto de mira».
En el punto de mira. Así se titula la última obra de Baltasar Garzón – titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional durante 28 años -, publicada esta semana. El interés de lo que en ella se cuenta se da por hecho porque estamos hablando de un relato escrito en primera persona por un juez que, para bien o para mal, ha ido siempre a contracorriente de los acontecimientos, de las personas y de las instituciones.
¿En el punto de mira de quién? Es la primera pregunta que nos hacemos antes de adentrarnos en una parte de la historia reciente de España, que abarca desde 1988 hasta 2012. El propio autor nos cuenta cómo, a lo largo de su trayectoria profesional, han sido muchas personas, organizaciones, partidos políticos e instituciones quienes le han tenido – y en algunos casos, aún le tienen – en el punto de mira por ser como es, por actuar como lo ha hecho, por su incansable defensa de la Justicia, con mayúscula. Desde el acierto o desde el error pero siempre de buena fe, asegura. Narcotraficantes, terroristas, jueces y políticos. A todos ellos se ha enfrentado. Y es que Garzón se ha ocupado de algunos de los delitos más relevantes del país. De todos habla a lo largo de casi mil páginas que, seguro, no dejarán indiferente a nadie.
Empieza por los GAL y las alcantarillas del Estado. Un caso que acabó, después de años de investigación y no pocas dificultades y presiones, con todo un ex ministro del Interior, José Barrionuevo, y un secretario de Estado, Rafael Vera, en la cárcel. Garzón cuenta con detalle su trabajo en este espinoso tema y explica lo que hay detrás de la famosa X de los GAL.
También relata cómo su juzgado organizó la primera gran operación contra el narcotráfico gallego en España, la operación ‘Nécora’, en la que participaron más de trescientos agentes. A partir de ese momento, comenzó a hablarse de él como del ‘juez estrella’, un término que Garzón lamenta. Después hubo otras muchas operaciones relacionadas con la lucha contra la droga y grupos criminales organizados nacionales e internacionales.
«Cuando oigo decir que se instruían mal los casos, me duele porque ni es cierto ni tiene más consistencia que el ataque personal»
Como juez de instructor de la Audiencia Nacional tuvo que vérselas también con el terrorismo de ETA, que en aquellos años de finales de los 80 y durante las dos décadas siguientes cometía asesinatos un día sí y otro también; con el terrorismo de los GRAPO y con el ya citado de los GAL, además del yihadista. Fueron años duros y con muchas víctimas, algunas muy cercanas a Garzón, pero también hubo resultados espectaculares en cuanto a la detención de terroristas y la desarticulación de comandos. Esa lucha contra el terrorismo convirtió al juez en el enemigo número uno de la banda ETA, con intento de asesinato incluido.
«Que la organización terrorista ETA no estaba contenta conmigo era algo notorio»
Habla también de Al Qaeda y los atroces atentados de Atocha cometidos del 11 de marzo de 2004 a escasos días de las elecciones generales, y denuncia aquel intento del Gobierno de Aznar por hacer creer a los ciudadanos que había sido ETA y no el grupo liderado por Bin Laden quien había cometido la brutal acción criminal, con la sola intención de ganar votos. El juez recuerda esos momentos con especial intensidad, las presiones que recibió – una vez más – por criticar la guerra de Irak y las “venganzas” posteriores de algunos sectores contra él.
El breve paso por la política
Este apasionante libro habría quedado cojo si su autor no hubiera hablado de su paso por la política. Fue un gran golpe de efecto cuando Felipe González anunció que el famoso juez Garzón iría de número dos en la lista del PSOE por Madrid en las elecciones generales de 1993. Tras la victoria electoral de los socialistas, la presencia del juez en el Congreso de los Diputados, su nombramiento como Delegado del Gobierno para la Droga, sus apariciones y sus declaraciones eran objeto de interés mediático.
«La política me enseñó mucho y, sobre todo, me dejó ver el permanente ‘concurso de vanidades’, mentiras, traiciones y falta de ética con las que muchos políticos se conducen»
Pero lo que de verdad convirtió a Garzón en héroe para unos y villano para otros fue que, tras su dimisión y abandono de la política apenas dos años después, regresara a la Audiencia donde retomó el caso GAL. Sí, en el libro explica por qué volvió a ocuparse del supuesto terrorismo de Estado durante los años de gobierno de Felipe González, el mismo con el que había ido de la mano poco antes en las listas electorales. A partir de ese momento, relata, se vio inmerso en una espiral de críticas, ataques y acoso desde diferentes esferas del poder y otras instancias para desprestigiarle, para «acabar conmigo». Garzón se defiende y explica cómo vivió aquellos tiempos en los que, sin duda, estuvo en el punto de mira de muchas personas. Relata esa convulsa época de sonados casos de corrupción como Filesa y la financiación ilegal del PSOE, el caso Roldán, las escuchas telefónicas del CESID o el escándalo Perote.
Justicia internacional
Fuera de España, Garzón salto a la portada de los medios internacionales cuando sus investigaciones acorralaron al ex dictador chileno Augusto Pinochet, contra quien emitió una orden de detención, o cuando facultó a la Audiencia Nacional para juzgar al militar argentino Adolfo Scilingo por crímenes contra la humanidad. Para Garzón, según explica en su libro, «la jurisdicción universal es una reivindicación constante». Ahí están también otros temas internacionales como Wikileaks, los polémicos vuelos de la CIA o el caso Couso.
‘En el punto de mira’ el autor cuenta su verdad; una verdad que muchos cuestionan y otros corroboran pero que, asegura, «cada afirmación está documentada». El final del relato es de sobra conocido. Garzón fue condenado e inhabilitado en 2012, fecha en la que tuvoe que abandonar la Audiencia Nacional. Detrás de esa decisión con la que Garzón dice no estar de acuerdo y ha recurrido, están temas que el juez investigó o trató de investigar y que abrieron demasiadas heridas, como la apertura de fosas del franquismo y el caso Gürtel. Casualidad o no, la publicación de ‘En el punto de mira’ ha coincidido con el inicio del juicio oral en la Audiencia Nacional del caso Gürtel. La investigación que, según el último capítulo titulado ‘La caza’, llevó al Tribunal Supremo a ponerse manos a la obra para poner fin a la carrera judicial de Garzón. “Fue una actuación concatenada que obedeció al único designio de acabar judicialmente conmigo”.
«Sí, definitivamente, ciertos jueces, ciertos compañeros destrozaron mi vida profesional de forma arbitraria e injusta»