Las 'monjas' de la marihuana que tienen la misión de curar con cannabis
Las Hermanas del Valle, o las monjas de la marihuana como también son conocidas, tienen una misión y es ayudar al máximo número de personas posibles a sanar su dolor. Hasta ahí todo parece normal, pero ni las Hermanas del Valle son monjas reales, ni sus productos son precisamente tradicionales.
Las Hermanas del Valle o las monjas de la marihuana, como también son conocidas, tienen una sola misión: ayudar al máximo número de personas posibles a sanar su dolor. Hasta ahí todo parece normal, pero ni las Hermanas del Valle son monjas reales, ni sus productos son precisamente tradicionales.
En la Merced, California, un negocio de productos creados a base de cannabis ocupa la mayor parte del tiempo de estas peculiares monjas. Botes de cremas y lociones hechas con cannabidiol, un aceite derivado del cannabis, son distribuidos a través de su página web a lugares de todo el mundo.
Falsas monjas
Las Hermanas del Valle no pertenecen a ninguna orden religiosa, ni veneran a ningún dios. Pero sí que han hecho votos y visten hábitos.Esta comunidad esta formada por siete personas, aunque solo dos de ellas, incluida su fundadora, viven en su particular convento.
La congregación nació con la hermana Kate, conocida como ‘sister occupy’, aunque su nombre real es Christine Meeusen. Mientras tenía lugar el movimiento ‘Occupy Wall Street”, en 2011, ocurrió un hecho que la indignó. El Congreso de Estados Unidos trató de declarar la pizza como una verdura para evitar que Michelle Obama lograra regular las comidas en los colegios. Fue esto lo que irritó a la hermana Kate, que dijo que “si la pizza es verdura, yo soy monja”, y desde entonces es conocida como ‘la hermana okupa’.
El hecho de llevar hábito no tiene nada que ver con la religión. De hecho, las Hermanas del Valle están en contra de ella. Esta vestimenta es una mezcla entre la protesta y la reivindicación del papel de las mujeres en el mundo de la espiritualidad ya que ellas, a pesar de no pertenecer a una orden religiosa, se consideran personas espirituales que “respetan profundamente los regalos de la Madre Tierra y trabajan duro para acercar distancias entre ella y su gente que sufre”, explican en su página web.
Estas falsas monjas de la marihuana se describen a sí mismas como “activistas en una misión para dar a la gente el poder de curarse a sí misma”.
¿Droga?
Igual que ellas no son monjas, tampoco lo son sus drogas. A pesar de que sus productos están hechos a base de cannabis, normalmente tratan de que cuenten con menos de un 1% de THC, el componente psicotrópico de esta sustancia que “coloca”.
Cuando cultivan marihuana, las Hermanas del Valle intentan que sus plantas tengan una gran proporción de cannabidiol, que conserva todas las propiedades curativas de la planta sin causar los efectos típicos de una droga como la marihuana. Por tanto, sus cremas, lociones, bálsamos, aceites y jabones buscan llevar a sus clientes, o «pacientes» como ellas los llaman, el bienestar que aporta el cannabis sin sus efectos adictivos.
El cannabis, o mejor dicho, los productos que fabrican con él, son también la manera de entrar a formar parte de esta comunidad de monjas de la marihuana. La congregación crece a través de las relaciones comerciales por las que se llevan un salario o una comisión. El motivo de esta relación comercial es que consideran que necesitan mujeres libres y no dependientes.
Sus rituales
No van a misa, ni rezan frente a un crucifijo, pero estas originales monjas cuentan con sus propios rituales, que cumplen a rajatabla a la hora de elaborar sus productos y, en general, en todas las actividades de su vida diaria.
Son estrictamente veganas y, además, son célibes durante las dos semanas que separan la luna llena de la luna nueva. Este periodo es el más importante para ellas debido a la influencia de la Luna. Durante estos días, las hermanas se centran en la meditación y la sanación para elaborar sus lociones curativas.
Aunque tratan de crear sus productos tan solo durante esta época, cuando se les acumulan los pedidos no les queda otra solución que hacerlos también fuera del ciclo lunar. Pero la importancia que le dan a la influencia de este astro es tal que, por no contar con ella, las hermanas ofrecen un descuento a quien compre dichos productos.
La amenaza de Trump
La marihuana ha sido legalizada en 30 estados de Estados Unidos, en algunos de ellos solo para uso medicinal y en otros también para uso recreativo. Entre ellos se encuentra California, que legalizó el uso recreativo de esta droga en noviembre de 2016.
Sin embargo, la Administración de Trump amenaza la seguridad del negocio de las hermanas de la marihuana. Aunque durante su campaña aseguró que este tema concernía a cada uno de los estados, tanto Donald Trump como Jeff Sessions, Fiscal General, han hecho comentarios que sugieren una posición contra la legalidad de la marihuana con uso recreativo.
Pero las Hermanas del Valle no piensan darse por vencidas, y han asegurado a varios medios que las amenazas de Trump son simplemente el empujón que necesitaban para expandir su negocio a otro país.
Las Hermanas del Valle han dicho que puede que Canadá sea la futura sede de estas monjas que quieren curar al mundo con cannabis.