Así son los anuncios que Rusia compró en Facebook para influir en las elecciones de EEUU
Facebook, Twitter y Google entregaron al comité de Inteligencia del Congreso la información sobre el uso que hizo Rusia de sus plataformas durante las elecciones. De junio de 2015 a agosto de 2017, la Agencia Rusa de Investigación en Internet compró 3.393 anuncios en Facebook que llegaron a 126 millones de usuarios estadounidenses.
La última campaña presidencial de Estados Unidos fue un ejemplo clave para mostrar el papel que puede jugar la manipulación informativa en unos resultados electorales. El duelo entre Donald Trump y Hillary Clinton hizo popular el término fake news, se caracterizó por la proliferación de noticias falsas y demostró la responsabilidad de las redes sociales en esta desinformación, según reveló la semana pasada el Congreso de Estados Unidos. Después de una doble jornada de audiencia abierta llamada «Medios sociales y las elecciones de 2016», el comité permanente de Inteligencia del Congreso desveló los datos sobre la injerencia rusa en estos comicios a través de las redes sociales.
Facebook, Twitter y Google entregaron al comité de Inteligencia del Congreso la información sobre el uso que hizo Rusia de sus plataformas durante las elecciones. De junio de 2015 a agosto de 2017, la Agencia Rusa de Investigación en Internet compró 3.393 anuncios en Facebook que llegaron a 126 millones de usuarios estadounidenses.
Por su parte, en Twitter había más de 36.000 cuentas de bots rusos tuiteando sobre las elecciones que hicieron 1,4 millones de tuits que vieron 288 millones de personas. En Youtube, cuentas rusas subieron más de 1.000 vídeos. “Esto es solo la punta del iceberg”, señaló en su informe el Comité permanente de Inteligencia del Congreso.
Adam Schiff, miembro de este comité, explicó que la influencia de Rusia en las elecciones de 2016 no se limitó a la publicación de los correos electrónicos de Hillary Clinton, sino que hicieron un gran uso de las redes sociales para ayudar a la campaña de Trump. “Si los rusos y Trump coordinaron estos esfuerzos, todavía no lo sabemos, pero es verdad que los rusos montaron lo que podría describirse como una campaña de gasto independiente en nombre de Trump. Los anuncios rusos, por ejemplo, promocionaban historias sobre los presuntos problemas de salud o legales de Hillary Clinton”, dijo Schiff.
Además, la campaña en las redes sociales también “fue diseñada por el Kremlin para promover un objetivo más amplio: sembrar la discordia en Estados Unidos al encender los ánimos en una serie de cuestiones divisivas”, según Schiff.
Los anuncios tocaban temas especialmente polémicos en el país, como el racismo, la inmigración ilegal, el islam y la sharía, el cristianismo, la comunidad LGTB, y representantes demócratas, como Hillary Clinton y Bernie Sanders. El objetivo era buscar la polarización de los usuarios hacia el apoyo o el rechazo a estos asuntos.
Una de las temáticas más recurrentes de estos anuncios es la intolerancia hacia la comunidad musulmana. En los anuncios pagados por Rusia se difunden mensajes de odio y también noticias falsas como la posible implantación de la sharía en Estados Unidos.
“Los rusos lo hicieron tejiendo cuentas, páginas y comunidades falsas para impulsar el contenido y los vídeos politizados y para movilizar a los estadounidenses reales para que firmen peticiones en línea y participen en mítines y protestas. También compraron anuncios”, afirmó el congresista Schiff.
Algunos de los anuncios también se mostraron en Instagram, propiedad de Facebook.
“Rusia explotó las vulnerabilidades reales que existen en las plataformas en línea, por lo que debemos identificarnos, exponernos y defendernos contra operaciones similares de influencia encubierta en el futuro. Las compañías aquí hoy deben jugar un papel central a medida que buscamos proteger mejor la expresión política legítima, al tiempo que evitamos que el ciberespacio sea mal utilizado por nuestros adversarios”, concluyó Schiff.
Algunos de los anuncios comprados desde Rusia son peticiones directas de apoyo a Trump. En este caso, el anuncio iba dirigido a aquellos que ya habían manifestado interés por el candidato republicano y por su campaña. El coste de esta publicidad fue de 14.606,52 rublos, según la información que se ha hecho pública en el Congreso.
En enero de 2017, el ICA (Intelligence Community Assesment) de Estados Unidos desveló lo que las compañías de redes sociales han empezado ahora a reconocer ahora. “El presidente ruso Vladimir Putin ordenó llevar a cabo una campaña de influencia en 2016 dirigida a las elecciones presidenciales de EEUU. Los objetivos de Rusia eran debilitar la fe del público en el proceso democrático estadounidense, denigrar a la secretaria Clinton y hacer daño a sus elegibilidad y a su presidencia potencial”, señala el ICA. Además añade: “Putin y el Gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por el presidente electo Trump, por lo que aspiraban a ayudar a la elección de Trump desacreditando a la secretaria Clinton”.