Tiroteos en los colegios de EEUU: un trágico fenómeno cada vez más habitual
En las siete semanas que llevamos de 2018, Estados Unidos ha registrado ocho tiroteos con víctimas en escuelas, aunque la asociación Everytown for Gun Safety, que trabaja por una regulación severa de la venta de armas, aumenta esta cifra hasta 18. El último asalto se ha producido en Parkland, Florida, en el Día de San Valentín, y todavía desconocemos la magnitud de la fatalidad. Hasta el momento las autoridades elevan el número de muertos a 17, y otras 14 personas han tenido que ser hospitalizadas. El autor, arrestado, se llama Nikolas Cruz, tiene 19 años y es un antiguo alumno de este instituto.
En las siete primeras semanas de 2018, Estados Unidos ha registrado oficialmente ocho tiroteos con víctimas en escuelas, aunque la asociación Everytown for Gun Safety, que trabaja por una regulación severa de la venta de armas, aumenta esta cifra a 18. El último asalto se ha producido en Parkland, Florida, con 17 muertos y otras 14 personas hospitalizadas. El autor, arrestado, se llama Nikolas Cruz, tiene 19 años y es un antiguo alumno de este instituto.
Han pasado solo tres semanas desde que tuvo lugar la anterior tragedia en un centro educativo. Sucedió en un instituto de Kentucky y el asesino fue un estudiante de 15 años. Su ráfaga de disparos causó la muerte de dos personas y dejó otros 18 heridos. El resto de asaltos o incidentes con armas han tenido una magnitud estadística menor, pero significativa. Por ejemplo, el 1 de febrero, en Los Ángeles, dos alumnos resultaron heridos –uno en la cabeza y otro en el brazo– después de que se disparara accidentalmente el arma que uno de sus compañeros tenía guardada en la mochila.
El debate regresa a Estados Unidos, una vez más, tras la matanza de Florida. El congresista Bill Nelson, del Partido Demócrata, lamentó con angustia el atentado e hizo un llamamiento a sus colegas para encontrar soluciones, tal y como recoge The Guardian: “¿Estamos esperando a que estos tiroteos se conviertan en algo rutinario?”. El presidente estadounidense, Donald Trump, también compartió su dolor a través de Twitter: “Mis oraciones y condolencias con las familias de las víctimas del terrible tiroteo de Florida. Ningún niño, profesor u otra persona cualquiera debe sentirse inseguro en la escuela americana”.
My prayers and condolences to the families of the victims of the terrible Florida shooting. No child, teacher or anyone else should ever feel unsafe in an American school.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 14 de febrero de 2018
Sin embargo, más allá de los gestos y declaraciones y a pesar de los numerosos casos registrados en los últimos años, el Congreso no ha endurecido en absoluto las restricciones del comercio de armas en el país. Ni siquiera lo hizo tras la conmoción que causó el asesinato en masa de Adam Lanza en la escuela de primaria de Sandy Hook, en Connecticut, en 2012. Lanza, de 20 años, ejecutó a 20 niños de preescolar –entre cinco y siete años– y a seis profesores. Tampoco lo hizo tras la famosa tragedia de Columbine, en 1999, cuando dos adolescentes mataron a 13 personas en este instituto de Colorado. Las imágenes recogidas por las cámaras de seguridad recorrieron el mundo.
En el quinto aniversario de la masacre de Sandy Hook, que se recordó el pasado mes de diciembre, el Partido Republicano, que controla tanto el Congreso como el Senado, se negó a aprobar nuevas leyes relativas al control de armas. Más bien lo contrario: trabaja para que las leves restricciones que prevalecen sean, si cabe, más débiles. La Asociación Nacional del Rifle, que mostró un gran apoyo a la candidatura de Donald Trump, presiona a los republicanos para que esto se produzca. En Florida, uno de los estados más permisivos, ni siquiera existe un registro de armas.
El negocio de las armas
Todos estos acontecimientos están teniendo una repercusión emocional innegable, pero también económica. El volumen de negocio de las compañías de seguridad únicamente en el sector educativo se elevó hasta los 2.680 millones de dólares en 2017, de acuerdo con el proveedor de información y datos financieros IHS Markit. El temor ha provocado que muchos padres norteamericanos equipen a sus hijos con materiales como chalecos antibalas y las diferentes administraciones estatales han aumentado la presencia policial en zonas colindantes con los centros. Esta iniciativa costó 45 millones de dólares en 2013, en respuesta a la masacre de Adam Lanza.
Un informe de Everytown for Gun Safety apunta a que, entre 2013 y 2015, murieron en las escuelas estadounidenses 59 personas. Otras 124 resultaron heridas.