Jair Bolsonaro, el eterno aspirante a dictador
Se llama Jair Bolsonaro y su nombre apenas era conocido en Brasil y mucho menos fuera del país hasta ahora, pues su presencia en política había pasado hasta ahora sin pena ni gloria como único diputado del Partido Social Liberal. Pero su salto a la arena electoral como candidato del ultra conservador PSL, le ha dado el protagonismo que desde hace años busca este fiel heredero de la dictadura militar
Se llama Jair Bolsonaro y su nombre apenas era conocido en Brasil y mucho menos fuera del país hasta ahora, pues su presencia en política había pasado casi sin pena ni gloria, si no fuera por sus exabruptos, como único diputado del Partido Social Liberal. Su salto a la arena electoral como candidato del ultra conservador PSL le ha dado el protagonismo que desde hace años buscaba este fiel heredero de la dictadura militar que aterrorizó Brasil desde el golpe de Estado de 1964 hasta 1985 y que el ahora presidente electo de Brasil defiende sin sonrojarse.
Nacido el 21 de marzo de 1955, en Glicério, estado de Sao Paulo, Jair Bolsonaro – cuyo segundo nombre es nada más y nada menos que Messias, se presenta como el salvador de un país cuya economía está en grave retroceso, los servicios públicos en caída libre y los índices de delincuencia y criminalidad se han disparado. El político conservador sacó partido de la desilusión y del hartazgo de una sociedad que había dejado de creer en los políticos ante los numerosos casos de corrupción centrados en el caso Petrobras, que ha llevado al mismísimo expresidente Lula da Silva a prisión. Bolsonaro se convirtió en el favorito de una gran parte de los brasileños con derecho a voto, y entre ellos, la población más joven, a quien prometió mejores condiciones de vida y trabajo.
Diputado por Río de Janeiro y durante mucho tiempo una figura marginal, aseguraba que sólo él podía resolver los problemas del país más grande de Latinoamérica y lograr la confianza para proteger a la joven democracia. Una creciente parte de los brasileños estaba dispuesta a correr ese riesgo, según las encuestas previas a las elecciones que le han llevado al poder. En un sondeo publicado por Ibope/Estado/TV Globo a una semana de la primera vuelta de los comicios, Bolsonoro era el favorito con el 31% de los votos, seguido del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad – sustituto de Lula – , con el 21% de los votos. Les seguían Ciro Gomes (PDT), con el 11%, Geraldo Alckmin (PSDB), con el 8%, y Marina Silva (Rede) con el 4%.
Pero las declaraciones políticamente incorrectas de Bolsonaro, que muestran de forma descarnada cómo piensa este militar en la reserva sobre cuestiones como la homosexualidad, las mujeres, y su defensa de la dictadura, preocupan a otra gran parte de la sociedad brasileña que, con sus manifestaciones en las calles, mstró su rechazo al candidato del PSL. Después de ser el más votado en la primera vuelta del 7 de octubre, junto con el candidato, a bastante distancia, del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad, el 28 de octubre Bolsonaro ganó en la segunda vuelta.
Preside el Partido Social Liberal desde enero de 2018, con el que logró su acta de diputado en la Cámara baja en 2010, el único escaño que tenía la formación conservadora creada en 1994 por el empresario Luciano Bivar hasta ahora que ha logrado 52 escaños. La deriva del partido hacia la extrema derecha tras la llegada de Bolsonaro a la Presidencia llevó a su fundador a abandonar la formación, y dice mucho de lo que este militar en la reserva espera hacer con Brasil tras ganar las elecciones.
Bolsonaro es, a todas luces, una amenaza para la democracia. No oculta su orgullo de haber apoyado a la dictadura a la que sirvió como capitán del Ejército y ha hecho carrera elogiando sus abusos, hasta el extremo de que en los años 90, una década después de la vuelta de la democracia, llamó al restablecimiento del régimen militar.
«El error de la dictadura fue torturar y no matar» – Bolsonaro
«Estoy a favor de la tortura», «el error de la dictadura fue torturar y no matar«, dijo en 2016 durante una entrevista concedida a la radio Jovem Pan quien ahora va a dirigir los destinos de Brasil. Por lo pronto, ya anunció que parte del Gobierno estará compuesto por militares.
En 2016, durante la votación en la Cámara de Diputados sobre el juicio político a Dilma Rousseff, Bolsonaro dedicó su voto afirmativo al jefe de la inteligencia del Ejército, Alberto Brilhante Ustra, uno de los torturadores cuando la política socialista estuvo detenida durante la dictadura. «Por la memoria del coronel Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Dilma Rousseff», dijo el líder ultraconservador.
Los medios locales le llaman el «Trump del trópico» por las similitudes percibidas con el populista presidente de Estados Unidos. Como Donald Trump, ha luchado por encontrar un compañero para concurrir a las elecciones, después de que las tres personas elegidas le dieran la espalda. También pretende sacar a Brasil de los Acuerdos de París y aliviar las regulaciones medioambientales. Sus planes sobre impuestos, comercio y acabar con la burocracia puede que también los haya copiado de Trump. En una entrevista con la revista Time en su despacho de Brasilia, el político de 63 años agradecía la comparación. “No soy tan rico como él. Eso es lo único que no admiro”.
Puede que Trump sea políticamente incorrecto, pero Bolsonaro va más lejos. En esta entrevista concedida a Times, equiparó la homosexualidad con la pedofilia; y defendió al dictador chileno Augusto Pinochet cuyos secuaces violaron mujeres con perros, así como al presidente filipino Rodrigo Duterte, que se ha jactado de haber matado personalmente a criminales sospechosos.
Quien durante 30 años de carrera política había permanecido en un segundo plano, el 6 de septiembre se llevó todas las portadas de medio mundo al ser atacado por «un demente», según la Policía, durante un acto de campaña en Juiz de Fora, a 190 kilómetros de Río. El ataque le obligó a permanecer en el hospital unos días desde donde no dejó de publicar tuits. Porque Bolsonaro es uno de los políticos más activos de Brasil en esta red social, con más de dos millones y medio de seguidores y donde se presenta como «capitán del Ejército brasileño» además de presidente electo de Brasil.
Homosexualidad y familia
En el ámbito privado, Bolsonaro es padre de cinco hijos, cuatro chicos y una chica, fruto de sus tres matrimonios. “Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer”, admitió públicamente en 2017, mostrando, de este modo, su machismo, misoginia y desprecio por las mujeres. Un machismo que sacó a las calles de Brasil a millones de mujeres para decir que no le querían como presidente del país, que él no les representaba.
En sus relaciones con las mujeres, no faltan las acusaciones de malos tratos por su segunda mujer, Ana Cristina Valle, que, después de huir con el hijo de ambos fuera del país, y de denunciar a Bolsonaro, al final todo quedó en nada. Así lo contaba Folha de São Paulo al publicar unos documentos que prueban que, en 2011, la ex mujer del candidato huyó a Noruega con el hijo de ambos, Renan, tras ser amenazada de muerte por el político.
Con Michelle, su actual mujer, a quien conoció en el Congreso en 2007 cuando ella era secretaria allí, ha vivido en una mansión frente a la playa en Barra de Tijuca, barrio de Río de Janeiro.
Defensor de la familia tradicional, ha sido miembro de la Asamblea de Dios Victoria en Cristo, una de las iglesias evangélicas más radicales del país. Y ha dejado claro que no es partidario de la libertar de credo ni del laicismo en Brasil. «Dios encima de todos. No existe esa historita de Estado laico, no. El Estado es cristiano y quien esté en contra, que se mude. Las minorías tienen que plegarse a las mayorías», ha declarado en alguna ocasión. Minorías como los «afrodescendientes», de quienes llegó a decir que «no hacen nada, no sirven ni para procrear».
Entre sus manifestaciones más polémicas destaca su intervención en el Congreso cuando le dijo a la diputada del Partido de los Trabajadores, María del Rosario, durante el debate de una ley contra la violación sexual en 2014, que era muy fea, y que él no la violaría «porque no te lo mereces».
En cuanto al colectivo LGTB, su rechazo es tal que prefiere que un hijo suyo muera en un accidente antes que saber que es homosexual. “Sería incapaz de amar a un hijo homosexual», ha reconocido. «No seré hipócrita: prefiero que un hijo muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo”. O perlas como esta: «El próximo paso será la adopción de niños por parejas homosexuales y la legalización de la pedofilia».
«No seré hipócrita: prefiero que un hijo muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo» – Bolsonaro
Bolsonaro ha amenazando con aumentar la presencia del Ejército en el Gobierno y radicalizar el Tribunal Supremo. En 1991 se mostró partidario del regreso de un gobierno militar. Ese mismo año abogó por una “guerra civil” en Brasil para matar a “unas 30.000” personas, empezando por el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso. También prometió cerrar el Congreso si salía elegido presidente. “Habrá un golpe ese mismo día”, dijo. Algo que, por ahora, no ha cumplido.
Preguntado ahora por Time sobre esas declaraciones, Bolsonaro contestaba que había cambiado. “Las personas evolucionan. No soy un troglodita”.
Los analistas consideran, sin embargo, que la llegada de Bolsonaro a la Presidencia de Brasil es la mayor prueba de fuego para la democracia del país más grande de Latinoamérica.