Prohibir las armas de asalto en Estados Unidos, la lucha de dos militares veteranos
Dos veteranos demócratas luchan para que el Congreso endurezca el control de armas
Dos tiroteos masivos han hecho saltar las alarmas (otra vez). Y dos veteranos estadounidenses están intentando que el Congreso apruebe una ley para limitar el acceso a las armas.
Michelle «Mikie» Sherrill y Jason Crow son dos militares veteranos estadounidenses que hoy son, además, representantes demócratas en el Congreso. La primera sirvió, entre otros lugares, en Oriente Medio; el segundo sirvió en Irak y en Afganistán. Ambos recibieron un amplio entrenamiento armamentístico y ambos comparten una visión: las armas de asalto no deben estar al alcance de los civiles. Ponen como ejemplo las dos recientes matanzas de El Paso (Texas), que dejó 22 muertos, y de Dayton (Ohio), que dejó nueve.
«En El Paso, Texas, familias que estaban de compras después del colegio fueron atacadas por un pistolero con un AK-47, capaz de disparar cientos de veces por minuto. Menos de 13 horas después, un pistolero en Dayton, Ohio, utilizó un rifle de asalto con una recámara de 100 rondas para matar a nueve personas en 32 segundos». Ambos han expuesto esta realidad en un comentado artículo de opinión en el diario estadounidense USA Today.
«Estamos íntimamente familiarizados con las armas de asalto diseñadas para uso militar», exponen en su artículo. «Mientras servíamos en la Armada y en la Marina, ambos experimentamos el riguroso entrenamiento requerido para todo el personal militar que las porta. Y conocemos el propósito de un arma que puede disparar cientos de veces en minutos. No es para cazar ni para defensa. Es para la guerra«.
La idea de Sherrill y Crow es rescatar la ley de 1994 que prohibía el acceso a las armas de asalto. Se trata de una normativa que expiraba a los 10 años y que en 2004, en el momento de su vencimiento, no se renovó. Los números hablan por sí mismos. El número de tiroteos masivos con seis o más víctimas mortales entre 1994 y 2004 fue de 12, mientras que el número total de fallecidos en esa década ascendía a 89. Por contra, en los 10 años siguientes, entre 2004 y 2014, el número de tiroteos con seis o más muertos fue de 34, mientras que las víctimas mortales fueron 302.
«Los tiroteos masivos están ocurriendo a un ritmo alarmante y continuarán a menos que detengamos el fácil acceso a armas de guerra», han razonado. «La prohibición de las armas de asalto es un lugar obvio para comenzar porque es una solución que ya ha funcionado«.
Para Sherril y Crow, los tiroteos masivos como los de El Paso y Dayton son posibles «porque los terroristas domésticos tuvieron acceso a armas de guerra». Y sentencian: «Condenamos este odio de la forma más fuerte posible y debemos cortar este baño de sangre de raíz».
Conscientes de que muchos de estos tiroteos ocurren en colegios, ambos hacen referencia a la vuelta al cole del próximo septiembre. «A medida que nuestros hijos y los vuestros vuelvan al colegio este otoño, aquí hay una lección que esperamos que ninguno de nuestros hijos tenga que aprender: un rifle AR-15 cargado (el arma militar usada en más tiroteos que ninguna otra) puede disparar docenas de veces en un minuto«.
«A los fabricantes de armas y sus aliados en el Congreso les gusta decirnos que la violencia que vemos en nuestras comunidades es el precio de la libertad. Dicen que proteger nuestros derechos constitucionales significa aceptar esta clase de carnicería en nuestros colegios y en nuestras calles. Pero los dos hicimos nuestro primer juramento para proteger y defender la Constitución cuando solo éramos adolescentes —no mucho mayores que las muchas víctimas brutalmente asesinadas en Gilroy, California, El Paso, Parkland, Florida y en otras partes— y hemos hecho ese juramento muchas veces desde entonces», recuerdan. «Nunca hemos luchado por el derecho de nadie a convertir el pasillo de un colegio, una sinagoga, un concierto, una iglesia o un Walmart en un campo de batalla. Hay muchas cosas que esperamos que nuestros hijos aprendan en el colegio, pero los simulacros de tiroteo no deberían formar parte del currículum», protestan.
Mientras Sherril y Crow levantan sus voces contra las armas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump[contexto id=»381723″], ha manifestado, después de los dos tiroteos, que sigue respaldando el derecho a tener armas y se ha definido como «el mayor defensor» de esta libertad.