Así nació la bandera de España: el símbolo patrio que la izquierda no supo aprovechar y del que la derecha sacó partido
Con más de 230 años de existencia, la bandera rojigualda tiene su origen en la Armada y nada tiene que ver con el franquismo
La actual bandera de España no tiene que ver con el fascismo ni con el franquismo, como algunos piensan. Sus colores rojo y amarillo, vienen de lejos. Nuestra bandera, la de España, la de todos los ciudadanos, tiene más de 200 años, y su origen tiene que ver mucho con la Armada Española, una de las fuerzas navales en actividad más antiguas del mundo. ¿Por qué es de color rojo y amarillo?, ¿cuándo se politizó nuestra bandera?, ¿cuál es su historia?. Hablamos con un profesor universitario de Historia y movimientos políticos, un experto en vexilologia y un capitán de navío de la Armada Española que resuelven nuestras dudas.
Es en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, cuando nuestra bandera adopta los colores que le han hecho ganarse el sobrenombre de ‘rojigualda’.
Carlos III mandó a su Ministro de Marina, Antonio Valdés, que elaborase una nueva bandera nacional destinada a la Armada, preocupado porque el pabellón -la bandera que indica nacionalidad en los buques- que usaban hasta entonces sus buques de guerra se confundía «a largas distancias o con vientos calmosos» con los que utilizaban las marinas de otras naciones, dando lugar a desagradables y a veces belicosas confusiones.
Valdés presentó entonces al rey 12 bocetos para que tomase la decisión final. Carlos III no sólo cambió la bandera, también depuso el escudo borbónico que incluía, entre otras ornamentas, el toisón de oro y armas de Ducados italianos en representación de la herencia del Rey. Lo sustituyó por el castillo dorado y el león rampante de Castilla y León.
El 13 de octubre de 1843, durante el reinado de Isabel II, se publicaba un Real Decreto por el que el gobierno, considerando a “la bandera nacional el verdadero símbolo de la monarquía española”, establecía que ésta sería de los mismos colores que la bandera naval, y al año siguiente, la bandera de la nación se iza por primera vez en los edificios institucionales no marítimos y en las plazas militares.
¿Por qué los colores rojo y amarillo?
Que la bandera española tiene un origen militar en general y naval en particular, no hay duda. De que sea monárquica, es donde surgen más discrepancias. Es verdad que se creó durante una monarquía, la de Carlos III, pero sus colores no tienen nada que ver con su dinastía, la borbónica, cuyo color era el blanco.
¿Se eligieron el rojo y amarillo por una cuestión práctica o por el sentimiento de identidad española?
Juan Carlos Jiménez Redondo, profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad CEU San Pablo, lo tiene claro. Para él fue una cuestión práctica para distinguir la bandera desde lejos en la mar y no confundirla con la de otras naciones, ya que los colores amarillo, rojo o naranja se ven muy bien en la mar.
«Una elección muy acertada, sin duda. Tanto de color como de forma», asegura el vexilólogo español José Carlos Alegría, ya que si pusiéramos la bandera española en blanco y negro es fácilmente distinguible, al menos para el ojo experto, de otras tricolores, ya que su franja central es el doble de grande que las otras dos, algo que no tan usual en otras banderas.
Para el capitán de navío de la Armada Española José Ramón Vallespín, la cosa no está tan clara. Si bien es verdad que el cambio de bandera respondía a una cuestión práctica de visibilidad, los colores que se adoptaron, rojo y gualda, vienen de mucho antes «y son muy españoles».
De hecho, el rojo y amarillo ya se podía ver en los estandartes de los Reyes Católicos dos siglos antes, y en la bandera del Reino de Aragón. No es de extrañar, por tanto, que Carlos III optara por constituir una bandera que llevara esos colores. «La razón de fondo del cambio fue la necesidad de tener un símbolo nacional indiscutiblemente español», señala el comandante.
«Si hubieran querido que fuera una bandera roja y gualda, habrían presentado solo diseños con esos colores, pero en los bocetos de Valdés también se incluyeron banderas con franjas azules o blancas, por lo que no estaban cerrados exclusivamente al rojo y amarillo», matiza el vexilólogo español José Carlos Alegría.
Una cosa está clara, los colores de la bandera se mantienen invariables salvo durante el período de la II República (1931-1939), pero es verdad que el escudo que aparece en la bandera ha sufrido varias modificaciones. Su diseño actual fue adoptado el 5 de octubre de 1981 al aprobarse la ley que incluye el escudo nacional en la bandera, y en él se encuentran representados los diferentes reinos de España: Reino de Castilla, Reino de León, Reino de Aragón, Reino de Navarra, Reino de Granada, así como la Dinastía Borbón-Anjou, acompañada de la Corona Real y las Columnas de Hércules.
¿Cuándo y cómo se politizó la bandera de España?
En el cambio del sentimiento patriótico y de la falta de unión ante la bandera nacional actual tuvo mucho que ver la II República. «La II República cambia la bandera porque quiere crear una nueva España, pero se equivocó totalmente introduciendo una nueva bandera», dice el profesor Jiménez Redondo. «Seguramente, su grado de penetración en la sociedad se hubiera visto reforzado si hubiera mantenido la bandera y se hubiera presentado como un elemento superador de la vieja monarquía».
«Uno de los errores es que no se acepte que la bandera bicolor pueda ser republicana, cuando lo fue durante la I República, que mantuvo los colores rojo y amarillo, y cuando una bandera nacional no debe depender del régimen de gobierno», añade el vexilólogo José Carlos Alegría. «El caso español es muy particular, ya que en muchos países cambian los regímenes, pero no cambia la bandera».
No es que solo la derecha se haya apropiado de la bandera y la quiera hacer suya, que también, sino que la izquierda se ha dejado escapar un símbolo patrio. La bandera se politiza después de la Transición, porque, en general, la izquierda española utiliza una cierta identificación de la bandera con el régimen franquista y los herederos del régimen de Franco, mientras que la derecha no deja de utilizar la bandera nacional, o al menos sus colores, con alguna modificación, como la introducción del águila de San Juan.
«El problema de la izquierda es que intentó edificar su legitimad sobre la base de una nueva España que parecía que era un paréntesis respecto a la franquista, pero la bandera no tiene nada que ver con el franquismo ni con el fascismo, existía mucho antes», remarca Jiménez Redondo.
Esta división ideológica en torno a la bandera es un caso muy español. En otros países que han tenido dictaduras tan largas como la española, tanto la derecha como la izquierda utilizan la bandera, apelan al himno y son nacionalistas.
Es el caso de Portugal, con 40 años de dictadura a la espalda y donde, tanto a la izquierda como la derecha, son nacionalistas y enarbolan la bandera. «En España no se ha hecho ese corte radical que se hizo en otros países que han tenido dictaduras. En Portugal la derecha no es asociada a la dictadura, a pesar de que la dictadura fue de derechas, y tiene la misma credibilidad que la izquierda», señala Jiménez Redondo.
El resultado es que la derecha se ha apropiado de la bandera, y la izquierda se la ha entregado en bandeja de plata. No es raro ver a VOX, el partido de ultraderecha presidido por Santiago Abascal, y a sus seguidores, enarbolar la bandera de España en todos sus actos, donde las banderas del partido han pasado a un segundo plano.
https://twitter.com/Santi_ABASCAL/status/1264606739015614471
La izquierda y la bandera: ¿reconciliación?
En España, el rechazo generalizado de la izquierda a la bandera «tiene que ver con el posicionamiento de la izquierda en favor del nacionalismo vasco y catalán, de comprensión de ese nacionalismo y como un elemento de rechazo hacia los arquetipos del nacionalismo español que parecía simbolizar al franquismo», dice Jiménez Redondo.
No obstante, hubo un día en el que la izquierda aceptó la rojigualda como su bandera y no sentía pudor en llevarla. Que se lo digan al que fuera secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, que con orgullo portaba la camiseta de la selección española y sus colores en aquella portada de Interviú de 1982, el año del mundial.
El PSOE, además, consiguió despojar a la rojigualda del águila imperial en 1981 y Felipe González hizo buen uso de la bandera en la campaña que le llevaría a la Moncloa.
El 26 de octubre de 1982, Felipe González, en el mitin de cierre de su campaña, en la explanada de la Ciudad Universitaria de Madrid, agradeció las numerosas banderas constitucionales que ondeaban en esa noche, preludio de su victoria electoral. «Gracias por levantar la bandera de la Constitución, esa bandera que ya hemos conquistado para todos y que ya es patrimonio de todos los españoles y no de grupos sectarios». Y añadió que esa era «la única bandera» por lo que «toda España debía saber» que si después del día 28 alguien ondeaba otra bandera, «serán provocadores y enemigos de la libertad».
Lo cierto es que han transcurrido más de 30 años desde aquel día y no se recuerda que en ningún acto del PSOE se haya exhibido la bandera de España con tanto orgullo. Bueno, sí, Pedro Sánchez lo intentó tímidamente en las elecciones de 2015 con su lema «Más España» y sus mítines electorales con la enseña nacional de fondo. No terminó de funcionar.
Llegados hasta este punto, ¿sería posible que la izquierda se reconciliara con la bandera?
«¿El PSOE de ahora puede ser dirigido por alguien parecido a Felipe González? Si la respuesta es que sí, entonces sí puede pasar eso», dice Jiménez Redondo. «Con su idea de una España plural, diversificada, de la nación de naciones, pues es francamente imposible, todo depende de si surge un líder con un sentimiento nacional, aunque sea un sentimiento nacional diferente, que crea en la idea de España».
«Que se piense que una bandera como la española es de derechas o no, es un problema», dice, como buen amante de las banderas, José Carlos Alegría. «Es una pena que la bandera este politizada y asociada a un solo sector ideológico. Esperemos que se reconduzca la situación».