Myanmar, Birmania, ha amanecido este lunes con un golpe de Estado militar después de años de poder compartido entre el gobierno civil y los militares. El Ejército ha detenido a la Nobel de la Paz y jefa de facto del gobierno civil, Aung San Suu Kyi, ha declarado el estado de emergencia por un año y ha colocado a generales en puestos clave. Los militares hablan de fraude electoral en las elecciones legislativas de noviembre, las segundas desde el fin del régimen militar en 2011, y que ganó por amplia mayoría la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi.
Los militares, que gobernaron con puño de hierro de 1962 a 2011, dispararon hace una semana los rumores sobre una posible asonada al evitar rechazar la posibilidad de un golpe de Estado tras una serie de denuncias sobre fraude electoral en los comicios generales del pasado noviembre. El Ejército birmano ha prometido nuevas elecciones una vez termine el estado de emergencia.
Este golpe, condenado por la comunidad internacional, no es el primero: desde su independencia en 1948, Birmania ha estado gobernada por regímenes militares durante casi 50 años. Ya hubo dos golpes de Estado, en 1962 y en 1988.
Durante los últimos cinco años, Suu Kyi y su partido han liderado el país, pero entre bastidores, el ejército ha mantenido un control relativamente estricto sobre Birmania, gracias a una constitución, redactada por los militares, que le garantiza una cuarta parte de todos los escaños en el parlamento y el control de los ministerios más poderosos del país: Interior, Fronteras y Defensa.
Suu Kyi, muy criticada a nivel internacional por su gestión de la crisis de los rohinya todavía es venerada por una gran parte de los birmanos. Casada con un británico, la constitución le prohíbe convertirse en presidenta porque tiene hijos que son extranjeros, pero es considerada una líder de facto. ‘La Dama’, como la conocen de manera afectuosa sus seguidores, sigue siendo de manera incontestable el icono de la democracia en el país.
Hija del héroe de la independencia, Suu Kyi pasó casi 15 años detenida entre 1989 y 2010 por haber participado en el levantamiento popular de 1988, duramente reprimido por los militares. No fue hasta 2015 cuando pudo llegar al Gobierno de Birmania, tras obtener una victoria aplastante en las urnas.
Ahora, todos los poderes del Estado quedan en manos del jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing. Alistado en el Ejército desde los 18 años, este general de cinco estrellas y de carácter reservado afronta una acusación de genocidio ante el tribunal de la Haya por la reprensión militar contra la los musulmanes rohinya.
Las detenciones de este lunes y la toma del poder por los militares, recuerdan demasiado a los días que muchos ciudadanos esperaban haber dejado atrás.