Patxi López (PSOE): «No me parece mal que la derecha reivindique la libertad, pero sería mejor si trabajara para que la tuviéramos»
De no ser político, Patxi López asegura que le hubiera gustado ser guitarrista de una banda de rock, pero no pudo ser. Es un hombre de partido y de convicciones claras: dice que no sale de casa sin ideología, porque es lo que le permite ordenar sus prioridades éticas y morales y tiene claro que la libertad no se parcela, «la libertad la tiene todo el mundo o no la tiene nadie», y aboga porque la derecha española trabaje para garantizar la libertad y no solo hable de ella.
El que fuera lehendakari nació en el municipio vizcaíno de Portugalete en 1959, conocido popularmente como ‘el pequeño Moscú’, por ser cuna de socialistas históricos, como su padre, Eduardo López Albizu o Nicolás Redondo. Hablamos con el político del PSOE sobre socialismo, libertad y Euskadi.
Naciste en Portugalete, en la Margen Izquierda, una zona eminentemente obrera, tu padre era un histórico líder socialista. Tenías todas las papeletas para llegar a donde estas hoy, a ser otro líder socialista.
Todas las papeletas para tener un compromiso político, de valores. Toda mi cuadrilla de cuando éramos pequeños, todos eran hijos de obreros de las grandes fábricas de la margen izquierda que veíamos las condiciones en las que vivían nuestras familias y trabajaban nuestros padres, en mi caso es verdad padre activo y y político en la clandestinidad que sufrió muchas veces cárceles y destierro.
Cuando empezamos a tener una mayoría de edad y consciencia, todos esos chavales de la cuadrilla hicimos política, pegábamos los primeros carteles juntos, hacíamos las primeras reivindicaciones y las primeras pintadas juntos. Cuando ya hubo democracia, cada uno nos fuimos por un lado y hubo alguno que se fue al PNV, otros a Euskadiko Esquerra, pero ninguno se fue a un partido de derechas, todos éramos de izquierdas o nacionalistas.
¿Qué cualidades debe tener un buen socialista?
Esto lo decía Ramón Rubial. Un buen socialista no es el que tiene el carnet del PSOE, es aquel que es capaz de sufrir con el dolor ajeno, que es capaz de no soportar la injusticia se produzca dónde se produzca, que tiene unos valores que defiende con un compromiso vital a lo largo de toda su vida y que ese compromiso le hace intentar llevar a las instituciones las reivindicaciones y los cambios que necesita la sociedad, porque él también nos dijo que la verdadera revolución en democracia se hace a través del Boletín Oficial del Estado.
Entraste en el Congreso como el segundo diputado más joven, por detrás de Zapatero. Hoy eres un veterano de la política española. ¿Cómo ha cambiado la forma de hacer política?
Cuando yo entré en aquel Congreso, con 25 años, en ese Congreso estaba Felipe González, Alfonso Guerra, Suárez, Fraga y Carrillo. Hablando mal y pronto, aquello acojonaba, el peso político, toda esa gente que había conducido esa transición que nos había hecho pasar de ser una dictadura a una democracia, que nos hizo pasar de ser personas sin derechos, súbditos, a ser ciudadanos y ciudadanas, y se respiraba política por todas partes.
Si lo miras hoy, en vez de respirar política, muchas formaciones respiran insulto, descalificación y hay discursos que si les quitas eso, el insulto y la descalificación, se quedan en nada, y necesitamos más política de aquella, política de que utiliza las herramientas del diálogo, del entendimiento, del acuerdo, de la negociación, eso es fundamental.
Los políticos se deben a sus ciudadanos. ¿No cree que a veces prima más conseguir el poder que servir a la ciudadanía?
Todo el mundo tiene sus estrategias para conseguir el poder y eso es muy lícito en los partidos políticos, para eso existen, pero no debiera ser todo el rato a costa de cualquier cosa, hay cuestiones que están por encima de las siglas.
Cuando uno está en la oposición debiera tener en cuenta, que no se tiene, que una oposición bien hecha, constructiva, debe hacer tres cosas: una es criticar al Gobierno, que eso se hace de maravilla, otra es tener una alternativa para todo, no vale solo con criticar y la tercera cuestión es ser capaz de definir espacios para el acuerdo, eso que se llaman asuntos de Estado. Esta semana, precisamente, hemos tenido un asunto de Estado bien claro ante el desafío de Marruecos.
Hay un vídeo de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el conflicto de Perejil, poniéndose a disposición del Gobierno de Aznar para sumar y tener una oposición común. Se echa de menos en este momento que la oposición sepa que hay asuntos de Estado en los que tiene que dejar de combatir al Gobierno y ponerse del lado de España.
Fuiste presidente de la Comisión para la Reconstrucción tras el coronavirus. ¿De verdad sirvió de algo esa comisión?
Algo ha quedado. Nosotros abrimos cuatro áreas para trabajar: una tenía que ver con sistema sanitario, otra era con la recuperación económica, otra con Europa y su respuesta y otra con las políticas sociales y cómo tejíamos una red de solidaridad para evitar que nadie se nos quedará abandonado en la cuneta frente al progreso del resto.
En algunas llegamos a acuerdos y hay cosas que se desarrollarán y se desarrollan en base a lo que estuvimos hablando, porque por esa comisión pasaron más de 250 personas que representaban a diferentes sectores y sabían de lo que hablaban y de lo que necesita este país para salir adelante.
Eres aficionado a la música, dicen que tienes una buena colección de discos.
El volumen de mis discos no me cabía en mi piso y los dejé en casa de mi madre y cuandi mi madre murió fui a recuperar esos discos y entonces me di cuenta que creo que mi madre ha estado regalando discos durante todos los años que ha vivido sola porque no encontré ni una cuarta parte de los que tenía y no sé que habrá hecho con ellos.
¿Qué música te representa?
Me representa casi toda la música, tengo un respeto infinito por cualquiera que sea capaz de construir una canción. He tenido mi época de rock duro, de folk, pero siempre acabo volviendo a la música de los 70, de ese primer rock que descubrí.
¿Qué música representa al PSOE?
A mí me gusta siempre decir que el PSOE tiene que reivindicar, aparte de sus valores tradicionales de la lucha por la libertad, la igualdad la justicia social, la solidaridad y ahora eso que se llama ecologismo y feminismo, siempre tiene que reivindicar la esperanza y, entonces, al Partido Socialista siempre me gusta acompañarlo con música que sea alegre, música de luz sea, música que te anime el espíritu.
¿Qué banda sonora pondrías la España de hoy?
Pues parecida a la del PSOE, porque fíjate lo que hemos pasado con la pandemia pero yo formo parte del club de los esperanzados, creo que la vacunación va muy bien y que vamos a conseguir esa inmunidad de grupo relativamente pronto y eso va a hacer que el problema sanitario lo tengamos ya controlado y eso está haciendo ya que la recuperación económica empiece.
Estamos viendo como Europa ha cambiado la forma de enfrentarse a las crisis: antes era recorte sobre recorte y ahora está poniendo los recursos encima de la mesa para ayudar a la gente y ayudar a la economía productiva y además lo vamos a utilizar para hacer los deberes de lo que teníamos que haber hecho en este país hace tiempo, la transición ecológica, el determinar sectores estratégicos de futuro, por eso yo lo veo también con una música que nos ponga las pilas.
¿Qué música representa al resto de partidos?
Estaba pensando, cuando hablo de esperanza, en alguna canción de Crystal Fighters, y desgraciadamente veo alguna canción más crispada, más oscura en algunos partidos de la oposición y en algunos partidos veo más canciones de desfiles.
¿Se ha apropiado la derecha de la palabra ‘libertad’?
Cuando ella (Isabel Díaz Ayuso) decía libertad para tomar cervezas o no sé qué, la condición es que lo que decía ella no era verdad, pero es verdad que la libertad también son actos muy pequeños y te lo digo porque en Euskadi hemos vivido muchos años sin la libertad de las cosas pequeñas y cuando conseguimos acabar con la banda terrorista ETA, yo he visto llorar a compañeras mías que habían estado escoltadas simplemente por el hecho de montarse en un autobús público, porque esa libertad de montarse en el autobús no la había tenido y posiblemente por tomarte una cerveza en una terraza sin tener que tener escoltas. Eso, en momentos determinados, sí qué es la libertad de lo pequeño que te hace grande, pero como lo decía Ayuso no tenía nada que ver con la libertad.
No me parece mal que la derecha reivindique la libertad, pero me parecería mejor si trabajara para que tuviéramos libertad, porque no hay libertad si uno es esclavo de la necesidad y uno es esclavo de la necesidad cuando no tiene cubiertas las espaldas cuando está enfermo y tiene un sistema público de salud que le atiende, y es esclavo de la necesidad cuando tiene hijos y no tiene una escuela pública que le respalde y les eduque y les lleve a alcanzar las máximas cotas que su inteligencia permita, y uno no es libre cuando tiene que elegir un trabajo precario casi explotado porque sino no llevaría ningún recurso a su familia y a su casa. Contra eso es lo que hay que luchar, contra el que recorta la sanidad, contra el que recorta la educación, contra el que recorta los derechos de los trabajadores, porque está recortando la libertad.
La libertad no se parcela, la libertad la tiene todo el mundo o no la tiene nadie.
¿Qué decir sobre el avance de la ultraderecha?
Eso es lo más preocupante y lo más dramático es ver cómo alguno banaliza esto. Lo vimos también en esta campaña última, cómo alguno decía que si te llaman fascista es que estás en el lado bueno de la historia. En qué cabeza cabe esto, cómo se puede decir esa absoluta barbaridad y reírse después y cómo el otro que la acompañaba y decía eso de «seremos fascistas pero gestionamos bien».
Es que un fascista no puede gestionar ni dónde pone una farola, no tiene legitimidad para eso y por eso tenemos que hacer mucha pedagogía para que no se banalice esto. A mí me preocupa mucho cuando chavales en la universidad abrazan esa ideología, porque para mí la universidad es justo lo contrario y tendríamos que ver cómo se relanza ese espíritu crítico con estas ideologías.
Suelo ser bastante más autocritico con las cosas. Si existe ese tipo de populismo que lleva al fascismo es porque hay un caldo de cultivo y eso quiere decir que algo hemos hecho mal. Si hay gente que cree que cuando lo pasa mal, cuando no tiene trabajo, la culpa la tiene el emigrante que viene a quitarle el trabajo y a ocupar todos los servicios públicos y que le dan un piso, qué es el discurso que hace la extrema derecha y hay gente que se lo cree, entonces, es que es gente que lo pasa mal y tenemos que poner las condiciones para que no sea así. Y segundo, tenemos que hacer pedagogía para que ese discurso no cale, eso nos corresponde a todos los demócratas, a la izquierda en primer lugar.
¿Cómo se le gana a la derecha en este país?
Muchas veces me he preguntado yo cómo se ganaba al nacionalismo en Euskadi y estas cosas (ríe). Pues teniendo una alternativa y un proyecto que sea capaz de generar esperanza a la gente. Primero, que vean que lo que has dicho se cumple. Por ejemplo, ahora parece que este Gobierno se ha dedicado solo a la pandemia y a la vacunación, con sus altos y con sus bajos, pero es que a la vez que hemos hecho todo eso el Gobierno progresista ha subido el salario mínimo interprofesional como nunca en la historia, ha puesto en marcha un ingreso mínimo vital, ha hecho una ley para el teletrabajo, ha hecho la ley de los Raiders, ha hecho la ley de eutanasia y hay que recordar que el primero que hablo de un Plan Marshall en Europa y que por lo tanto Europa pusiera recursos encima la mesa fue Pedro Sánchez mientras la derecha le ponía a parir. Todo esto lo ha estado haciendo este Gobierno en medio de una pandemia.
Además de todo esto que se hace del día a día, la semana pasada el presidente presenta un plan de España 2050 y el PP lo pone a parir, por primera vez, alguien en este país, además de gestionar el día a día, está pensando donde va a estar el mundo dentro de 30 años y qué tenemos que hacer hoy para estar allí y a la derecha le parece mal. Podrían ejercer un poco de oposición responsable y de oposición con visión de miras y con luces largas. Que esto es política de la buena.
Cuando salen muchos a la tribuna y dicen que no hay que hacer política y que hay que dejar la ideología al margen. Es que la política es el único instrumento que tenemos para cambiar las cosas, no hemos inventado otro y, segundo, yo sin ideología no salgo de casa, porque es lo que me permite ordenar mis prioridades éticas y morales y quién me dice que deje la ideología en casa es porque la suya viene incorporada de serie en algunas de las cosas que nos imponen aquellos que se escapan del control de la política, por ejemplo esas grandes multinacionales y esos grandes poderes que ganan miles de millones en este país y luego pagan en impuestos tres pesetas.
Eres el único socialista que ha llegado a ser lehendakari.
Bueno, no es del todo cierto, Ramón Rubial, que el otro día se cumplían 20 años de su fallecimiento, fue le primer soscialista que gobernó en Euskadi. No existía el Gobierno Vasco, había una cosa que se llamaba Consejo General Vasco, no había Estatuto de Gernika y era una preautonomía, pero Rubial fue capaz de juntar en su Gobierno a todos los partidos políticos, excepto a Herri Batasuna, y todos los partidos políticos en esa mesa de Gobierno, con sus diferencias enormes, fueron capaces de dar el primer impulso al Estatuto de Gernika y a las instituciones que conocemos hoy en Euskadi. En circunstancias especiales los partidos nos tenemos que poner de acuerdo para sacar adelante un país y para sacar delante los anhelos de la ciudadanía.
Hay quien dice que el País Vasco no funciona sin el PNV.
Pues demostramos, porque el Gobierno que yo presidí fue solo socialista, era monocolor, y demostramos que gestionábamos mejor que ellos, de hecho también hay quien está poniendo en duda cómo está gestionando la pandemia el PNV.
¿Cómo se le gana al PNV?
Creo que se le gana presentando una alternativa que sea capaz de enganchar a mucha gente, como hicimos en su momento nosotros. Es verdad que a veces, cuando las cosas están tranquilas, y ahora en Euskadi está muy tranquila la política, la vida social, la vida cultural y económica, y hay un Gobierno de coalición, la gente valora mucho esto después de tanto tiempo convulso que hemos vivido en Euskadi, después de tanta confrontación, el que ahora Partido Nacionalista Vasco y el Partido Socialista estemos gobernando juntos y dando mucha estabilidad, mucha tranquilidad, eso la gente lo valora extraordinariamente. Desgraciadamente, para los que sostenemos el Gobierno no siendo la primera fuerza, eso rentabiliza siempre mucho el que está a la cabeza de ese Gobierno, en este caso el PNV, pero creo que el Partido Socialista deja muchas veces sus aspiraciones electorales por dar tranquilidad, seguridad y confianza al país en Euskadi. Nosotros lo valoramos aunque luego, a la hora de votar la ciudadanía ,pues lo rentabiliza más el PNV.
Tu paso por Lehendakaritza estuvo marcado por el anuncio del cese definitivo del terrorismo de ETA.
Ese era el gran objetivo de ese Gobierno. Recordaré siempre una conversación con Jesús Eguiguren en la que me dijo: «Si no conseguimos la paz, no habrá merecido la pena». Pues mereció la pena, de hecho el Partido Socialista siempre ha tenido como uno de sus grandes objetivos, en Euskadi y en España, el acabar con el terrorismo y se consiguió, entre otras cosas, por la eficacia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por la contundencia de la justicia y por el rechazo social que hizo entender a la banda terrorista que nunca iba a conseguir absolutamente nada con la violencia y que hizo entender al mundo que le daba cobertura que si querían ser y hacer política o abandonaba la violencia o no lo iban a hacer nunca, y conseguimos acabar con ellos y ese fue el gran triunfo de la de la democracia, que no cedió ni un milímetro.
Hay quien despierta a ETA todavía hoy en el Congreso de los Diputados y habla sobre sus herederos.
Sí, de hecho, yo intervine hace poco en una cuestión de estas en las que están todo el día PP y Vox y a veces Ciudadanos hablando de esta cuestión, diciendo que cada que plantean esto a mí lo único que me genera es una infinita tristeza, porque eso es no reconocer que la democracia y los demócratas ganamos al terrorismo y a los fascistas, porque el terrorismo también es fascismo y totalitarismo, porque si uno mata al que piensa diferente es un fascista y si uno quiere imponer mediante la violencia sus planteamientos es un totalitario, y la ganamos.
No reconocen que ganamos porque les conviene más atacar al Gobierno socialista utilizando absolutamente todo, incluso mal utilizando a las víctimas. Algunas veces intervienen los familiares de esas víctimas y yo lo respeto totalmente, pero no representan a todas las víctimas, porque las víctimas son tan plurales y tan diversas como la sociedad con la que quiso acabar el terrorismo. ¿Y si el Partido Socialista traería a víctimas para oponerse a otras víctimas? estaríamos haciendo lo peor de la política, lo peor de la vida, enfrentar a unas víctimas con otras. Nosotros no vamos a jugar nunca a ese juego y el Partido Popular juega a ese juego cada vez que pierde el Gobierno porque lo hizo Rajoy con Zapatero y ahora lo está haciendo Pablo Casado con Pedro Sánchez.
Bea Fanjul nos dijo en una entrevista que quiere ser Lehendakari y que pretende acabar con las «imposiciones absurdas» del Euskera.
Yo tampoco sabía euskera cuando llegué a ser lehendakari y, por tanto, no hay ninguna imposición. Otra cosa es que los territorios donde tenemos dos lenguas, primero entendamos que eso es una riqueza y que hay que cuidarla. Segundo, entendamos que hay ciudadanos y ciudadanas que utilizan ese idioma, que es su lengua materna, y que tienen todo el derecho del mundo a que la administración qué es pública les atienda en su idioma materno.
Combatir eso no deja de ser otra de las tonterías, ahora yo creo que casi todos los chavales de la educación vasca salen sabiendo castellano y euskera perfectamente, por lo tanto, eso que sijo Bea Fanjul es ir en contra de la propia historia que estamos viviendo, y lo que tenemos que dar a nuestra gente son las mayores herramientas posibles y los idiomas lo son.
Lo que no sería posible es que se puntúe más a un cirujano por el euskera que por saber manejar el bisturí, y eso a veces ha pasado, y lo hemos ido corrigiendo. Hay que adaptarse también a cada puesto de la función pública, si tú estás atendiendo una ventanilla y alguien te viene con todo su derecho a hablarte en euskera pues debieras de saber responderle en euskera. Es utilizar el sentido común muchas veces en la política, porque incluso quienes quisieron un momento imponer en euskera de mala manera, cuando a ti te imponen algo lo único que generan es rechazo y lo peor que se puede hacer con un idioma que tenemos que cuidar es que haya una parte de la población sobre la que se genera un rechazo.
Eres diputado, fuiste lehendakari y te presentaste a unas Primarias del PSOE contra Pedro Sánchez y Susana Díaz. ¿Dónde te ves en el futuro?
Aprendiendo a tocar la guitarra. Yo en el fondo soy un músico frustrado. Si no hubiera sido político me hubiera gustado ser guitarrista de una banda de rock, pero soy un negado para la música. Es verdad que tengo una guitarra Telecaster, un bajo eléctrico, un saxofón y un clarinete, porque ese es mi vicio, la música y el aprender a tocar.