Sara Giménez (Cs): «Necesitamos más gitanos y gitanas en política, en puestos de responsabilidad y en el ámbito empresarial»
Sara Giménez, diputada de Ciudadanos en el Congreso, concede a ‘The Objective’ la primera entrevista desde que asumió el cargo de presidenta de la Fundación Secretariado Gitano
«Sensible, tolerante y gitana», así se describe en tres palabras Sara Giménez, diputada de Ciudadanos en el Congreso, abogada implicada en la defensa de la igualdad de trato y recién nombrada presidenta de la Fundación Secretariado Gitano. Una política que ha sabido ganarse la simpatía de la derecha y de la izquierda, porque como ella dice: «Me quieren en todo el arco parlamentario porque hacemos buenas propuestas sociales».
En la última década se han logrado grandes avances en lo que a inclusión del pueblo gitano se refiere, es más, hace apenas unos días el Congreso aprobó por unanimidad una subcomisión para lograr un Pacto de Estado contra el antigitanismo, pero todavía queda mucho camino por andar.
Sara Giménez concede a The Objective la primera entrevista desde que asumió el cargo de presidenta de la Fundación Secretariado Gitano.
¿Por qué decidiste dedicarte a la política, y por qué Ciudadanos?
Vengo de una familia gitana de Huesca, mis padres son vendedores ambulantes, prácticamente toda mi familia lo son. Soy la tercera de cuatro hermanos y la primera que salió así, estudiosa, un poco de manera innata porque no era lo que yo tenía en mi propio entorno.
Cuando decidí continuar estudiando, tuve que tener el apoyo de mis profesores porque en ese momento eso no era lo que se esperaba de mí. En mi casa yo era pequeña y veía cómo mi madre le decía a uno de mis hermanos mayores: «Por los apellidos vas a tener problemas para que te alquilen una casa. Como te identifican como gitano tendrás problemas para encontrar un empleo». Yo era más pequeña y eso me chirriaba mucho, entonces fue uno de los motivos por los que estudié Derecho, porque siempre tuve una inquietud por los temas de igualdad.
Terminé Derecho, empecé a compatibilizar mi profesión como abogada y empecé a trabajar en la Fundación Secretariado Gitano. Ahí fui cambiando de puestos de una manera progresiva hasta ser la directora del departamento de igualdad y, en uno de los actos que vine al Congreso –un 8 de marzo, para hablar de la situación de las mujeres gitanas– me conoció Albert Rivera. Después de escuchar mi intervención sobre la necesidad de la educación para que las mujeres gitanas promocionemos y vivamos de una manera digna, dijo que le había gustado mucho mi discurso y a raíz de ahí tuve un acercamiento al partido, una entrevista con Rivera. Recuerdo cómo me explicó que estaba trabajando mucho desde la sociedad civil, desde la segunda línea por la defensa de derechos, y que a mí me quería para la primera línea.
Fue una decisión que me costó. En un principio, la vi como un gran reto, pero sí que creo que a través de la política es como cambias las normas, es como haces las propuestas estratégicas con las que realmente puedes transformar la sociedad y soy creyente en ello. Decidí hacerlo porque creo que los gitanos y gitanas tenemos que estar también en el Congreso, tenemos que estar en puestos de responsabilidad.
Lo veo un reto, lo veo una responsabilidad y hasta cierto punto un deber con mi propia comunidad, y por eso me lancé a la aventura.
Acabas de ser nombrada presidenta de la Fundación Secretariado gitano. ¿Cuáles son los grandes puntos en los que hay que incidir ahora mismo desde la fundación?
La situación de desigualdad que atraviesa la comunidad gitana actualmente radica en dos campos: la igualdad de oportunidades y la igualdad de trato, por un lado, y la lucha contra la discriminación, por el otro. En la igualdad de oportunidades, son importantes las brechas en el ámbito educativo, en el ámbito laboral, en el acceso a la vivienda. Me centro en derechos fundamentales y derechos sociales, que son un tronco importante para que cualquier persona tenga acceso a una vida digna. Si te digo que el 64% del alumnado gitano no termina la secundaria obligatoria, queda muy clara cuál es esa brecha.
Así que yo creo que debemos seguir trabajando por ese acceso a los derechos sociales, a los derechos fundamentales que te permiten el acceso a una vida digna, y combatir el prejuicio, el estereotipo, el antigitanismo del que hablamos en la actualidad, porque todavía las personas gitanas, por el hecho de serlo, se les niega el acceso a un empleo, a una vivienda. Únicamente por su condición. Creo que tenemos que seguir trabajando en estos dos grandes retos y en el propio reconocimiento del pueblo gitano.
¿Cómo de importante es el pacto para luchar contra el antigitanismo?
Es importante, por un lado, en el ámbito de la estrategia de inclusión social del pueblo gitano, que tiene un pilar muy grande, que es la igualdad de oportunidades y, por otro lado, avanzar en ese pacto contra el antigitanismo.
Me parece muy importante que analicemos con la voz del asociacionismo gitano de otras ciudades, de expertos, cuál es la situación actual de la comunidad gitana y los retos que tenemos que conseguir. Es muy importante hablar de una manera clara del antigitanismo, no hay que ser hipócritas. Hablar de antigitanismo es reconocer la discriminación histórica que ha sufrido el pueblo gitano, que llevamos desde el año 1425 en España, nos hemos visto sometidos a pragmáticas persecutorias hasta la Constitución del 78, porque el último reglamento que teníamos de la Guardia Civil decía «vigilar escrupulosamente a los gitanos».
Creo que es bueno tener en cuenta cuál es esa historia y que sí que hay una discriminación específica hacia el pueblo gitano y combatirla, combatirla desde la sensibilización y desde la legislación.
¿Os esperabais que Vox también lo apoyase?
Me caracterizo por un talante de acuerdo, de concordia. Soy una persona que tiene buena relación con todo el marco parlamentario. Siempre he creído que en determinadas materias debemos estar por encima de los colores políticos, ofrecer el apoyo a todo el arco parlamentario y fue lo que hice. En la votación de la Subcomisión, Vox se abstuvo, pero en el Pleno decidieron apoyarlo y decidieron apostar por ello porque, siendo realistas, en el marco de la igualdad el pueblo gitano todavía está muy atrás y tenemos mucho que hacer.
Actualmente sois solo tres diputados gitanos: Beatriz Carrillo de los Reyes (PSOE), Ismael Cortés (En Comú Podem) y tú. ¿Hacen falta más políticos gitanos?
Sí. Creo que hace falta diversidad y que la diversidad forme parte del Congreso y forme parte también de los partidos políticos, porque la sociedad es así, y este es un reflejo de ella. Juan de Dios Ramírez Heredia fue el primer diputado gitano que tuvimos, un político a quien aprecio. Tener tres parlamentarios gitanos a la vez en el Congreso es un momento histórico, pero creo que incluso es insuficiente. Hemos abierto una brecha que creo que es relevante porque contemplar la mirada de la diversidad, contemplar también lo que las propias minorías podemos aportar a la construcción social, creo que es importante, es hacia donde debe avanzar la política. Porque al final, si no es así, es política minoritaria, no es política para toda la ciudadanía.
Necesitamos más gitanos y gitanas en política y necesitamos más gitanos y gitanas en puestos de responsabilidad, en el ámbito empresarial y en otro tipo de profesiones.
En estos diez últimos años hemos avanzado en materia de inclusión del pueblo gitano, pero todavía sigue habiendo muchos estereotipos contra los gitanos que hay que erradicar.
Sí, por eso es importante la gran labor que tienen también los medios de comunicación, ya que al final tienen una responsabilidad de mostrar imagen diversa, de no andar en prejuicios, en estereotipos, en determinados clichés. Ha habido programas lamentables, con los que en ningún momento yo estaba de acuerdo, como ‘Palabra de gitano’. Muchos gitanos y gitanas nos hemos sentido indignados con la imagen que se está dando de nuestro pueblo.
Es importante esa responsabilidad en los medios y es importante también dar a conocer a los referentes, que parece que pasamos desapercibidos en muchas ocasiones, porque todavía la imagen del gitano se ve ligada al folclore o a la exclusión, el resto de los gitanos somos como invisibles.
¿Cómo está España en comparación con Europa en la inclusión de la comunidad gitana?
En el trabajo que desarrollo desde la Comisión Europea contra el racismo y la intolerancia (ECRI) me preocupa muchísimo la situación de pobreza extrema, la situación de artificialismo que veo, incluso, ligada a violencia. Cuando se nos dice que España es un país con trayectoria en inclusión social del pueblo gitano, en 20 años la evolución de los gitanos en España –gracias a políticas del Estado del Bienestar– podemos decir que no es suficiente, pero que es mucho mejor que las que se han desarrollado en otros países. Las situaciones de pobreza extrema, las situaciones de violencia antigitana, las situaciones en las que se encuentran las mujeres gitanas en otros países europeos es totalmente aberrante.
La tasa de paro alcanza el 52% en la población gitana y la tasa de actividad para las mujeres gitanas cae hasta el 38%, mientras la de los hombres es del 76%, según datos de la Fundación Secretariado Gitano.
Uno de los grandes retos es el empleo. Triplicamos las tasas de desempleo y las mujeres gitanas nos enfrentamos a una discriminación interseccional o múltiple. Por un lado, tenemos roles de género, lo que se espera en muchas ocasiones de las mujeres gitanas. Yo siempre digo que es como las mujeres del mundo rural, con quien yo me he sentido siempre muy identificada, que seas madre, que seas cuidadora, que tengas un entorno muy ligado a ese papel de los propios cuidados.
Además de ese rol de género, salimos a la sociedad y eres gitana, entonces te ven con el perfil étnico, y eso hace que esas condiciones interactúen en una persona y te hagan mucho más vulnerable para poder encontrar un empleo. También me preocupa toda la situación que hemos vivido de crisis, motivada por el coronavirus. Ya había muchas mujeres gitanas que sí que habían dado ese salto al ámbito laboral, al ámbito profesional. Lo que quiero es que eso no se reduzca, porque avanzar cuesta mucho y retroceder muy poco.
Estas tasas evidencian que se necesitan políticas específicas para abordar la desigualdad de las mujeres gitanas. Cuando hablamos de las brechas de género, de los techos de cristal, siempre digo que no nos olvidemos de las mujeres que están más abajo, entre ellas las gitanas, porque sí que creo que todavía su problema no es el techo de cristal, es que no acceden al empleo. Hay que establecer políticas específicas porque creo que, además, la promoción de la mujer gitana es una promoción que implica un cambio en el propio pueblo gitano. Somos quienes provocan cambios en toda la comunidad, que además es una buena canalizadora de convivencia, de cohesión, de transformación social, de ruptura de prejuicios.
Cambiar los roles desde dentro de la comunidad gitana entiendo que es más difícil.
Con estas cuestiones nos metemos un poquito en valores e identidad. Creo que hay que ser respetuosa con los propios procesos, no hay que tener miradas generalistas, porque yo he conocido a mujeres con muchísimos procesos, a comunidades con muchísimos procesos. Lo primero de todo es respetar los propios procesos y los propios valores.
Para nosotros, los gitanos, es muy importante la unión familiar, el respeto a los mayores, nuestra forma de vida muy ligada a una extensión familiar muy amplia y sí que hay roles que hay que cambiar, desde el punto de vista de género, y lo estamos haciendo muchas mujeres gitanas, pero sin provocar una fractura dentro de nuestra propia comunidad, sino provocando paso a paso el cambio interno y el cambio también con un proceso acompañado.
Con la mayoría de mujeres gitanas que he hablado, y en mi caso particular, no quiero ningún fraccionamiento de mi propia comunidad ni quiero una pérdida de mi identidad, al revés, me gusta la lengua y me encantaría recuperar más la lengua romaní, me gustan los valores y nuestro sentido de familia, pero aquello que hay que cambiar a nivel de género para que no se vulnere el derecho a la igualdad que tenemos las mujeres gitanas tenemos que hacerlo la propia comunidad. Las propias mujeres gitanas. Lo que hay que entender también es que nadie tiene que imponer modelos a nadie.
El 64% del alumnado gitano deja la escuela sin lograr el título de la ESO. En ello tiene que ver también la educación segregada en España.
Por un lado, está ese fracaso escolar tan elevado que es alarmante y, por otro, la segregación en nuestras ciudades y en un mismo barrio, en el que puedes encontrar un centro en el que el 80% o 90% del alumnado es gitano o inmigrante y, en otro centro, el resto de los niños que les corresponde esa zonificación. Una clase en la que el 80% de los niños son gitanos no es una clase que respeta la composición social, es una clase que segrega. Y, además, hay que pensar en la repercusión que tiene para esos niños que solo se relacionen entre ellos, que no se abran a los demás.
En España, la política educativa no ha tenido un buen horizonte de un gran pacto educativo que promueva realmente esto, lo que es la igualdad educativa de la diversidad del alumnado. Cuando hablamos de una educación inclusiva hay que tener en cuenta el reflejo que te encuentras en las clases, cómo se está dando respuesta a ese modelo. Hasta ahora ha habido mucho parche educativo.
La educación es la llave principal para cualquier niño, es la herramienta esencial para que la nueva generación de gitanos no se vea abocada a esas tasas de pobreza infantil. Eso no es un parche, hay que poner medidas con compromisos, si hay un problema específico en el ejercicio de un derecho fundamental, hay que resolverlo.
Hay que resolver también el problema de la segregación. Con los nuevos planes de vivienda, hay que evitar el que haya barrios segregados, que haya barrios guetos, que se promueva de alguna manera la concentración que creo que no favorece a una sociedad cohesionada.
Ciudadanos, como partido, ¿tiene aún mucho que decir?
Sí, mucho que decir. Somos un partido con corazón social, con un programa muy centrado en estos pilares, en la igualdad de oportunidades, y ahora nos viene también el Ingreso Mínimo Vital y creo que ha quedado clara nuestra posición: es una posición equilibrada.
Creemos que tiene que haber un músculo social que avance para que las personas que están en las situaciones más excluidas tengan una garantía de ejercicio de derechos básicos, pero no creemos en las políticas asistencialistas. La salida de la pobreza la da el tener una base económica, pero la da también la educación y el empleo. Esa es una de las principales propuestas que nosotros hacemos de cara al Ingreso Mínimo Vital, que enlace con esos itinerarios de inclusión para que las personas salgan de esa situación de pobreza, para que no se cronifique, y muy ligado también al trabajo con el propio tercer sector.
No pasáis por vuestro mejor momento político.
Es un momento duro para nosotros, es un momento de dificultad, pero ante las dificultades creo que somos muchos los que estamos con ganas y con unidad por un proyecto que creemos necesario en la actualidad.
Un proyecto como Ciudadanos es relevante en nuestra sociedad porque creemos que hay muchas personas que son moderadas, hay muchas personas que quieren buenas políticas económicas desde un punto de vista liberal pero también quieren políticas sociales con corazón, porque la gente no quiere corrupción, quiere partidos transparentes que hagan un uso adecuado de los propios fondos públicos y en estos momentos de crisis mejoremos nuestra sanidad, mejoremos nuestra educación, no dejemos realmente a nadie atrás, pero haciendo buena política y eso es Ciudadanos.
Yo estoy acostumbrada a remangarme y trabajar y creo que es lo que este partido en este momento necesita y estamos muchas personas al frente para hacerlo.
Eres una política a la que quieren en la izquierda y en la derecha.
Me quieren en todo el arco parlamentario. En mis intervenciones me aplaude la izquierda y me aplaude la derecha, y eso es porque hacemos buenas propuestas sociales. Cuando haces una buena propuesta social con una buena base técnica, y con corazón y con fundamento, los compañeros saben reconocer lo que es el buen trabajo.
Como abogada, como jurista, ¿qué opinión te merecen los posibles indultos a los presos independentistas catalanes?
Como abogada, estoy en contra de esos indultos. Desde el punto de vista jurídico, me parece injusto que se conceda de una manera tan directa, que se pueda conceder un indulto a personas que deberían cumplir la sentencia, en este caso no hay arrepentimiento, creo que son personas que en ningún momento han mostrado ese paso atrás de: «Yo reconozco que he hecho algo mal y no lo volveré a hacer». Son personas que han atentado a la unidad de nuestro Estado español, que han atentado contra nuestra Constitución.
Lo que estoy es a favor de ese buen posicionamiento que hizo el Tribunal Supremo respecto a los indultos, el porqué no se tiene que conceder, y jurídicamente estoy en esa posición.
También eres una ardua defensora de la Ley Trans. ¿Por qué es importante esta ley?
El colectivo de las personas trans vive una discriminación muy dura y hay que ser valiente en dar respuesta a los problemas de nuestra sociedad. Creo que es el momento de despatologizar a las personas trans, porque hasta ahora y en muchas ocasiones se les ha tratado de una manera aberrante, como si fuesen enfermos mentales.
¿Qué opinas sobre que el PSOE se mostrara en contra y que ahora haya cambiado su postura antes del Orgullo?
Me esperaba su apoyo, ya que es un partido que se dice progresista y abanderado de la defensa de las personas LGTBI y trans. Mostrarse de perfil fue decepcionante. No me sorprende tanto de otros partidos, pero sí de ellos. Les hago un llamamiento a que reconduzcan la postura y trabajemos por una Ley Trans.
¿Ciudadanos va a estar presente en la manifestación del Orgullo?
Sí, vamos a estar presentes, siempre lo hemos estado en las causas de igualdad, y allí nos encontraremos.
En el siguiente vídeo Sara Giménez responde a nuestras 11 preguntas random: