'Los Lobos' del Adarve rompen barreras con Elena Fernández, la primera entrenadora de porteros de España
La manada de ‘Los Lobos’ del Unión Adarve rompe barreras con la primera entrenadora de porteros del fútbol profesional español.
La manada de ‘Los Lobos’ crece. Y rompe barreras. Porque el Unión Adarve, un equipo de fútbol con sede en el barrio del Pilar, que compite en Segunda División B y conocido popularmente como ‘Los Lobos’, tiene en su equipo técnico a la primera chica entrenadora de porteros de un equipo de élite del fútbol español.
Ella es Elena Fernández, tiene 24 años, y a pesar del impacto que la noticia ha tenido en los medios de comunicación, asegura no ser consciente aún del gran paso que su logro ha supuesto en un deporte dominado por hombres. «Espero romper barreras y que otros clubs abran la mente y se den cuenta que el fútbol no es solo de chicos«, nos cuenta la joven deportista que nos recibe en el campo del Adarve minutos antes de comenzar el entrenamiento. «Hay muchas mujeres capacitadas para estar en un equipo de Segunda B, Segunda División o incluso Primera División», comenta Elena que, optimista, destaca como poco a poco las cosas se empiezan a hacer mejor. «Desde que España participó en el mundial de Canadá y desde que Iberdrola es patrocinador oficial de la Primera División del fútbol femenino todo está cambiando».
No hay dudas que la incorporación de Elena al cuerpo técnico de un equipo de fútbol masculino supone una bocanada de aire fresco. Pero aún así la proporción de mujeres es mínima en los puestos de responsabilidad. Desde el deporte en edad escolar se puede ver como hay pocas entrenadoras, y menos aún a medida que aumenta el nivel deportivo. En los ‘Cursos Superiores de Entrenadores’, que así se siguen llamando, son excepciones las mujeres que los realizan. Así lo refleja, por ejemplo, el listado de aptos del Curso de Entrenador Superior 2017 de la Federación Española de Baloncesto, donde de los 29 alumnos, sólo una es chica.
Por otro lado, sólo el 1% de los patrocinios comerciales se destina al deporte femenino a pesar del dominio de las mujeres en los Juegos Olímpicos, donde por primera vez en la historia del deporte español, en las olimpiadas de Londres 2012, las mujeres cosecharon más medallas que los hombres, once para ellas y seis para ellos. Un cambio de tendencia que se terminó de confirmar en Río 2016: nueve contra ocho. Un hecho que no se refleja en el día a día, donde el deporte masculino sigue teniendo mucha mayor presencia mediática, un destacado impacto social y, por lo tanto, más marcas comerciales a su alrededor.
Durante la entrevista, la pregunta sobre el recibimiento en el equipo por parte de los chicos es inevitable. «La calidad humana del cuerpo técnico y los jugadores es tan grande que no he tenido ningún problema en ningún momento», nos cuenta sin dejar de sonreír, y añade: «Hay mucha cercanía y apoyo. Estoy muy contenta, juntos formamos un gran equipo».
Así también lo creen los porteros del equipo del Barrio del Pilar a los que entrena Elena. «Al final lo que importa no es si eres mujer u hombre, sino el trabajo que representas, y Elena es un 10 en eso», cuenta orgulloso Pablo Tres, de 21 años, que cuenta ya con seis temporadas en el Adarve.
Opinión similar es la de Isaac Laborde, de 23 años: «Me da igual que mi entrenador sea chico o chica siempre y cuando vengan con propuestas buenas, ganas de enseñarnos y tengan la paciencia para ello», apunta el joven antes de empezar el entrenamiento que llevan a cabo los martes y los jueves.
Ahora, Elena, para quien la principal cualidad de un portero es la toma de decisión, sueña con el momento en el que una mujer, simplemente por el hecho de ocupar un puesto técnico de un equipo de élite, deje de ser noticia. «Eso significaría que estamos haciendo las cosas bien», y lanza un mensaje a todas las chicas que quieren dedicar su vida profesional al deporte: «Ahora parece que llegar hasta aquí ha sido muy bonito y un camino de rosas, pero he tropezado muchas veces», y concluye mientras se pone los guantes de portera y reuniendo a sus chicos frente a la portería del equipo de fútbol del Adarve: «No hay que perder la ilusión. Es normal que te desilusiones cuando te dicen «no», pero con el trabajo se llega a todos sitios».