Generación Z: allí donde está la esperanza
En los últimos años, sociólogos, estudios de mercado y medios de comunicación han centrado su atención en la generación Y: los famosos millenials. Esta generación ha sido tildada de desentendida, conformista, narcisista, egoísta… En todo caso, el perfil que se ha realizado de aquellos nacidos entre 1980 y 1993 no ha sido nada alentador, desdibujando así cualquier atisbo de un futuro prometedor. La generación que le sucede es la Z -la de aquellos nacidos entre 1994 y 2010, aproximadamente-, y es exactamente la generación a la que debemos prestar toda nuestra atención ahora. La razón es sencilla: son los que coparán el mercado laboral de aquí a diez años, y son definitivamente la gran esperanza en la que depositamos nuestro futuro como sociedad.
En los últimos años, sociólogos, estudios de mercado y medios de comunicación han centrado su atención en la generación Y: los famosos millenials. Esta generación ha sido tildada de desentendida, conformista, narcisista, egoísta… En todo caso, el perfil que se ha realizado de aquellos nacidos entre 1980 y 1993 no ha sido nada alentador, desdibujando así cualquier atisbo de un futuro prometedor. La generación que le sucede es la Z -la de aquellos nacidos entre 1994 y 2010, aproximadamente-, y es exactamente la generación a la que debemos prestar toda nuestra atención ahora. La razón es sencilla: son los que coparán el mercado laboral de aquí a diez años, y son definitivamente la gran esperanza en la que depositamos nuestro futuro como sociedad.
Englobar la manera de ser de toda una generación no es fácil, y puede ser incluso frívolo, pero los estudios ya empiezan a dibujar a una generación dispuesta a romper esquemas hasta hace años inquebrantables.
Los hijos de la crisis en un mundo emprendedor
La generación Z ha nacido y crecido durante una crisis económica mundial que ha hecho tambalear los cimientos del sistema de la economía global. La Gran Recesión de 2008 ha afectado a su entorno más cercano, y ha marcado con fuego sus personalidades. Optan a unos sueldos bajos, y son conscientes de ello, por lo que su relación con el dinero ha cambiado. Según un informe publicado por la Universidad de Deusto y la consultora Atrevia, estos jóvenes “quieren disfrutar de las cosas, pero no quieren tenerlas”.
Es un cambio de mentalidad que los condiciona a varios niveles. Por un lado, no creen en un sistema caduco. Eso se traduce en, como explica el informe de Deusto y Atrevia, un destierro de “la educación formal para centrarse en proyectos de aprendizaje más vocacional”. Es decir, que la generación Z rechaza la educación como un medio de supervivencia. Esto rompe totalmente con su antecesora, y es que los millenials han buscado la forma de prolongar sus periodos educativos haciendo un sinfín de carreras y masters universitarios.
Son conscientes de que un alto nivel educativo no garantiza una remuneración multimillonaria
Para la generación Z prevalece la inteligencia y el conocimiento sobre la tecnologíafrente a la educación tradicional, y es mucho más emprendedora e innovadora que sus predecesoras. Las prioridades cambian, y ya no es primordial ganar mucho dinero -una aspiración que tampoco desdeñan-, sino trabajar en algo que disfruten, coger uno de sus hobbies como modo de vida, y marcar la diferencia para cambiar el mundo. Son conscientes de que un alto nivel educativo no garantiza una remuneración multimillonaria.
Los jóvenes que coparán el mercado laboral en la próxima década no buscan un trabajo fijo -una idea que nunca ha rondado su cabeza- sino dar con un empleo acorde a su personalidad y tener la oportunidad de crecer profesionalmente. Y si para ello han de emprender nuevos proyectos, crear nuevas compañías y ser sus propios jefes, lo harán sin reticencias. En definitiva, la generación Z quiere emprender y ser dueña de su propio futuro.
Una relación rompedora con la tecnología
La tecnología es un factor fundamental que condiciona la forma de ser de la generación que viene, que nació prácticamente con un móvil o una tablet debajo del brazo. Estos jóvenes reciben más de 3.000 mensajes de texto o whatsapps al mes, y pasan en torno a siete u ocho horas al día conectados a internet a través de sus dispositivos móviles. Estas cifras estratosféricas, nunca antes vistas, determinan sus personalidades de forma crítica.
La generación Z es concisa, si quieres llegar a ellos deberás ser breve e ir directamente al grano. Su capacidad de atención gira en torno a los 8 segundos
Entender su relación con la tecnología es entender su manera de ver la vida. Por ejemplo, la generación Z es concisa, si quieres llegar a ellos deberás ser breve e ir directamente al grano. Su capacidad de atención gira en torno a los 8 segundos, más allá de ese tiempo no les interesará lo que les cuentes. Esto tiene sus ventajas y sus desventajas, y explica por qué es una generación que prefiere redes como Instagram o Snapchat a Facebook o Twitter.
El vídeo es el rey, el 70% de los Z pasa dos horas diarias viendo vídeos en YouTube
Su relación con las nuevas tecnologías ha dejado huella en su forma de recibir y dar información, también periodística. “La información es más flexible, fusionable y compartida que nunca, lo que da como resultado una generación más capaz de adaptarse a tareas más diversas y a entornos de trabajo multiculturales y de ámbito global”, señala el informe de Deusto y Atrevia.
En cuanto al formato en el que prefieren recibir dicha información, siguen la estela de sus predecesores, los millenials. El vídeo es el rey, el 70% de los Z pasa dos horas diarias viendo vídeos en YouTube. Es una generación muy visual, a la que importa tanto el contenido que le ofrezcas como el continente, el formato, en el que se lo ofrezcas.
La generación que recupera los ideales
Esta generación es sorprendentemente idealista e inconformista. Según una encuesta realizada a 2.000 jóvenes británicos y estadounidenses, que suponen ya el 25,9% de la población, tan sólo el 10% confía en su Gobierno.
Será la generación menos machista, racista y homófoba de la historia
La Gran Recesión ha traído consigo también una tremenda crisis de valores, crisis a la que estos jóvenes desean dar respuesta. Según el informe citado anteriormente, “prestan una mayor tendencia a la colaboración y a ser creativos que generaciones anteriores. Son más tolerantes y plurales, reflejo de su propia diversidad social y cultural”.
La generación que ha nacido con el primer presidente negro de Estados Unidos, que ha crecido con la normalización de la diversidad sexual y racial, ni siquiera se plantea dilemas morales en torno a ese tipo de asuntos. Según los expertos, será la generación menos machista, racista y homófoba de la historia. Los dilemas morales que sí se plantean se centran en la justicia social o el medioambiente, son conscientes de los problemas y están comprometidos con las soluciones.
Los millenials han crecido con una idea de vida falsa y han tenido que soportar la gran desilusión que supone entender que no iban a vivir tan bien como sus padres
Los millenials han crecido con una idea de vida falsa y han tenido que soportar la gran desilusión que supone entender que no iban a vivir tan bien como sus padres. Los Z, no obstante, han crecido con esa idea desechada, lo que les ha permitido centrarse en otros asuntos y cambiar las prioridades. El sistema evoluciona más rápido de lo que pensábamos, y esta generación alcanzará los 2.000 millones de personas, que cambiarán el mundo tal y como lo conocemos hoy día. Debemos adaptarnos, asumir que no son el futuro, sino el presente, y aprovechar la oportunidad de este aire fresco que supone la entrada de la generación Z en la edad adulta.