Laura Álvarez: “El impacto negativo del turismo en Barcelona era un tema tabú”
Conversamos con la directora del documental ‘City for Sale’, un retrato de la ciudad que vive, sufre y resiste el asedio del turismo de masas y sus efectos.
Jordi Papell vive desde hace años en un hotel en la Via Laietana de Barcelona. No lo hace por gusto, sino más bien por su admirable cabezonería. En realidad su piso de toda la vida, al que se mudó cuando tenía un año, es el que está dentro del hotel. La estructura del mismo se construyó en torno al viejo apartamento de este antiguo sindicalista, hoy jubilado, quien accede cada día a su vivienda sorteando maletas y turistas que se arremolinan en la recepción del establecimiento.
La de Papell es probablemente la historia más surrealista de todas las que cuenta el documental City for Sale. También una contundente metáfora de los efectos del turismo de masas sobre los barrios del centro de la capital catalana. La película, que ha tenido un segundo estreno, esta vez en casa –el primer pase oficial fue en el Festival de Málaga-, durante el certamen de cine documental DocsBarcelona, lleva la firma de la periodista Laura Álvarez (Barcelona, 1985).
“La ciudad tiene un problema muy bestia con la saturación turística”, sostiene Álvarez, con años de carrera en el mundo televisivo pero sin experiencia previa en el cine documental. Lo hace pocos días después del primer pase de la película en su ciudad, que es también la protagonista indiscutible del filme.
Además de la historia de Jordi Papell, City for Sale relata los casos de Montse, inquilina de renta antigua en un piso del barrio Gótico y víctima de acoso inmobiliario; Carolina, quien dejó su apartamento en Santa Caterina harta de la presión turística sobre la zona; y Mai y Pepi, madre e hija, vecinas y activistas de la Barceloneta que han visto a parte de su familia abandonar el barrio.
Los inicios del proyecto
Estas cuatro historias componen el cuadro dibujado por Álvarez y su equipo. Un retrato que no aparece en las guías de los millones de visitantes que llegan cada año a la ciudad, pero que tampoco tenía presencia hasta hace poco en agenda mediática y política local, se queja la directora. “El impacto negativo que provoca el turismo en Barcelona era un tema bastante tabú. Constantemente en los medios veías: ‘nuevo récord en la llegada de turistas de cruceros’. Y yo me llevaba las manos a la cabeza al ver cómo en la televisión aplaudían una cosa así”.
La idea del documental nació en 2015. Por entonces las primeras movilizaciones vecinales contra la turistificación de los barrios del distrito de Ciutat Vella, el más céntrico de la capital catalana, ya habían tomado forma. Al mismo tiempo que el problema de la vivienda, por medio de desahucios, una subida desorbitada del precio de los alquileres y la expulsión de los vecinos más antiguos, ya era una evidencia.
“Empecé a implicarme y a relacionarme con movimientos sociales de mi barrio y vi clarísimo que había una correlación, una acción-reacción muy clara entre la masificación turística y la burbuja de los alquileres”, relata Álvarez. De esa preocupación –“mía, pero que era colectiva a su vez”- nació un proyecto con un claro enfoque social y construido a partir de un retrato costumbrista de una Barcelona en desaparición.
Una doble dimensión
Pocos lugares ejemplifican tan bien la presión que padece esta ciudad como la playa de la Barceloneta. El filme comienza con Mai y Pepi conversando sentadas en un arenal repleto de toallas de turistas. Ambas se lamentan de la transformación sufrida por su barrio, una de las primeras víctimas del asedio del turismo pero también el lugar que presenció las primeras movilizaciones contra este fenómeno, allá por 2014.
“Tenía y tengo la sensación de que la masificación turística y la realidad que crea en la ciudad es como una segunda dimensión, que comparte un mismo espacio-tiempo con el día a día de los vecinos y las vecinas, que queda por debajo de la primera. (…) Por eso quise elaborar una narrativa que traspasara las estadísticas. Yo quería que City for Sale entrase a la gente por la mirada y el corazón para darse cuenta de que hay una dimensión terrible y demoledora”, explica Álvarez.
Si la historia de Jordi Papell sorprende por su surrealismo, la de Montse lo hace por el ensañamiento que padece su protagonista. Una vecina, la última junto a su marido de un edificio antiguo del Carrer del Pi, que ve cómo el nuevo propietario del inmueble trata de expulsarlos con todo tipo de canalladas: obras constantes, una fumigación, escapes de agua sin reparar…
Hace unas semanas, precisamente, su caso se convirtió en el cuarto que el Ayuntamiento de Barcelona lleva a la fiscalía por un presunto delito de acoso inmobiliario. La administración municipal impuso además al propietario una multa de 90.000 euros por incumplir su deber de conservar la finca en buen estado.
Cambiar la narrativa
En la recta final de una campaña electoral en la que el turismo y sobre todo la vivienda sí han estado presentes (la mayoría de candidatos a la alcaldía de Barcelona se han mostrado abiertos a expropiar pisos vacíos de grandes propietarios y la Generalitat aprobó un discutido decreto sobre los alquileres), Álvarez reflexiona sobre por qué este tema ha tardado tanto en entrar en la agenda política.
“Entiendo que cambiar una de las grandes narrativas sobre las cuales esta ciudad ha estado pivotando desde hace décadas –que el turismo es necesario y genera riqueza- no es fácil. (…) Ahora que se está vinculando la masificación turística con la crisis de la vivienda, la gente empieza a atar cabos y a darse cuenta que si los alquileres y los precios de compraventa son tan caros es en gran parte debido a la ridícula demanda que hay. Y no siempre es interna. Hay muchísima demanda extranjera de inversores y fondos que sólo buscan rédito económico”, opina Álvarez.
City for Sale no da voz a los propietarios de inmuebles o a los grandes actores del sector inmobiliario. Tampoco da apenas espacio a los políticos y autoridades competentes: sólo al final, en el cierre de la película, se incluyen declaraciones de las tres administraciones, la local, la autonómica y el gobierno central. Una decisión que hizo dudar a la directora al inicio del proyecto. Pero que mantuvo bajo la premisa de “simplemente abrir una ventana a la realidad de las vecinas de Ciutat Vella, sin más pretensiones”. “En ningún momento he querido proponer soluciones. No es mi competencia”, añade.
“No podemos dejar pasar más tiempo”
La opinión de esta realizadora sobre la masificación turística y sus efectos en el centro de las ciudades –hablamos de Barcelona, pero podríamos hacerlo también de Madrid, Ámsterdam, Londres u otras grandes capitales europeas- es sin embargo clara. “Este es un tema que se tiene que encauzar de forma urgente”, apunta.
“En una finca en la que has echado a todos los inquilinos y has construido un hotel, como la de Jordi Papell, ya nunca más volverán a tener pisos, porque se ha hecho una inversión económica brutal para cambiar el uso del edificio. No encontrarás a nadie que quiera comprarla a precio de mercado y reformarla para hacer pisos sociales. La urgencia está en que esta es una cuestión irreversible. No podemos dejar pasar más tiempo”.
Esa premura por denunciar los problemas de la ciudad ha marcado también los tiempos de City for Sale. El documental echó a andar gracias a los ahorros de sus autores y a un crowdfunding con el que obtuvieron poco más de 8.000 euros. Más tarde lograron una donación de un fondo para cine documental de una empresa de estética natural. “La situación del documental en Cataluña y España es muy precaria y preocupante”, denuncia Álvarez. “Y hace que la gente deje de tener ganas de contar realidades que si no son explicadas acaban invisibilizadas y nunca ocuparán la agenda política”.
Tras su paso por Málaga y Barcelona, y a la espera de más oportunidades en festivales o incluso en alguna plataforma digital, City for Sale parece tener garantizado un emisión en TV3, sin fecha confirmada todavía. El interés mostrado por el público hasta ahora –llenaron la sala en las dos proyecciones del DocsBarcelona y el filme figura entre los diez mejor valorados del festival- demuestran lo acertado de la apuesta de Álvarez y su equipo: retratar a la Barcelona que sufre, vive, resiste y pelea para no ser vendida.
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Foto de portada: Laura Álvarez, directora de ‘City for Sale’. | Pablo Jiménez Arandia | The Objective.