Kimchi, el caleidoscópico plato surcoreano que lo peta en Occidente
¿Qué tiene el Kimchi que fascina a Oriente y Occidente? Este plato surcoreano se ha erigido en símbolo de la conocida como gastrodiplomacia.
¿Qué tiene el Kimchi que fascina a Oriente y Occidente? Este plato surcoreano se ha erigido en símbolo de la conocida como gastrodiplomacia, algo así como lo del palo y la zanahoria, pero haciendo más hincapié en el alimento como nexo de unión. Cocinado a base de verduras sazonadas, no hay nada más identitario de la cultura surcoreana que este plato.
El Kimchi es una forma de preparar las verduras, mediante fermentación para poder disponer de ellas fuera de temporada. Debido al clima frío de Corea del Sur las verduras no se pueden cultivar durante todo el año, por ello idearon este sistema de conservación de verduras. Su versión más tradicional se hace con una base de col china deshidratada con sal y acompañada de otras crudités, aliñadas con ajo, jengibre, salsa de pescado y una generosa cantidad de copos de chile coreano. Asimismo, es una comida complementaria o ingrediente para otras recetas como Kimchi Jigae (estofado), Kimchi Kuk (sopa), Kimchi Bukum Bab (arroz frito), Kimchi Bibimkuksu (fideos), o Kimchi Mandu (empanadillas).
El arraigo de este plato es tal en Corea del Sur que es inimaginable un hogar sin Kimchi. De hecho, fue hasta un alimento moralizante para las tropas surcoreanas durante la guerra de Vietnam. El gobierno coreano pidió a los americanos que les ayudaran a distribuirlo entre su ejército, cuyo comandante en jefe de las tropas, Chung Il-kwon, llegó a confesar que “deseaba el kimchi más que a su propia mujer”.
El Kimchi sobrepasa los limites de un plato. Su importancia y sentido definen a todo un país y su cultura. Así lo entendió la UNESCO que declaró el ritual de preparación de las conservas, el Kimjang Kimchi, Patrimonio inmaterial. “La práctica colectiva del “kimjang” -el modo de preparar y compartir colectivamente esas conservas- reafirma la identidad del pueblo coreano y ofrece una excelente ocasión para fortalecer la cooperación familiar”. Alrededor del Kimchi se juntan familias, se comparten historias y se arreglan diferencias. Durante los días de invierno, todo el vecindario se reúne para cortar, lavar y salar las verduras que serán fermentadas. Antes de que llegaran las neveras al mundo, las verduras se conservaban en vasijas de barro que se enterraban bajo tierra para evitar que el contenido se congelase.
Kimchi todo el año
Este método de conservación permite que haya Kimchi durante todo el año. Las posibilidades de elaboración son variadas y adaptables a cada una de las estaciones del año. Durante el invierno se suele servir el Baek Kimchi y el Dongchimi. En primavera, las verduras son consumidas en fresco, como el Geotjeoli kimchi, una especie de ensalada de sabor agrio y ligero. En verano, rábanos y pepinos son las bases del kimchi estival, que suele ir acompañado de pescados o moluscos. Finalmente, en otoño el plato estrella es el baechu kimchi, que se prepara añadiendo a la hoja entera de la col un condimento llamado sok.
Entre las propiedades que se le atribuyen al Kimchi se encuentra la de limpiador de los intestinos y estimulante del apetito. Además, investigaciones recientes han establecido que el Kimchi contiene una gran cantidad de vitamina C y carotenos, así como también proteínas, carbohidratos, calcio, y vitaminas A, B1 y B2. Pero como todo, su ingesta abundante y consumo elevado son factores de riesgo de cáncer de estómago.
Kimchi en el espacio
Si es difícil imaginar para los coreanos un día sin Kimchi, imagina lo que supondría para toda una expedición espacial. Cuando en 2008 Corea del Sur envió a su primer astronauta al espacio no escatimó en nada. Y menos en Kimchi. El plato estrella surcoreano estuvo flotando en la órbita terrestre después de que el Gobierno invirtiera varios millones de dólares en investigación para matar las bacterias y reducir los olores.
“Cuando comes tu propia comida tradicional, te sientes apoyado emocionalmente”, llegó a confesar Yi So-yeon, la primera coreana y una de las primeras mujeres asiáticas en ir al espacio.
Envasado pierde gracia
Si después de leer este artículo eres de los que restan importancia a los rituales culinarios y prefieren confiar en el plato envasado en lata te advertimos de que los efectos probióticos brillan por su ausencia, además de que cuesta un ojo de la cara.
Receta básica
Ingredientes:
1 cabeza mediana de col o repollo
1/4 taza de sal marina o sal kosher
1 ajo rallado (cinco a seis dientes)
1 cucharada de jengibre rallado
1 cucharada de azúcar
1-5 cucharadas de hojuelas de pimiento rojo coreano o gochugaru (se puede conseguir en Amazon)
8 oz de rábano coreano o daikon, peladas y cortadas en juliana
4 manojitos de cebollín picado
Preparación:
1. Corta la col o repollo en cuatro partes y remueve el centro. Corta cada cuarto en tiras de dos pulgadas de ancho aproximadamente.
2. Coloca la col en un tazón grande con sal. Utiliza las manos para masajearla hasta que empiece a ablandarse un poco. A continuación, añade agua hasta cubrirla. Pon un plato sobre la mezcla y un objeto pesado encima, como un frasco o una lata de frijoles. Deja reposar durante 1 ó 2 horas.
3. Lava la col con agua fría tres veces y drena en un colador por 15 a 20 minutos. Enjuaga y seca el recipiente que usaste para salarla y resérvalo para el paso 5.
4. Por separado combina el ajo, el jengibre, el azúcar y 3 cucharadas de agua en un tazón pequeño. Mezcla hasta formar una pasta suave. Agrega las hojuelas de pimiento coreano al gusto (de una a cinco cucharadas).
5. Combina las verduras y la pasta. Aprieta suavemente la col para que escurra el agua restante y devuelve al recipiente junto con los rábanos, el cebollín y la pasta.
6. Usando las manos, mezcla y fusiona todos los ingredientes. Que la col quede bien cubierta.
7. Introduce el kimchi en un frasco, presionando hacia abajo hasta que la salmuera cubra las verduras. Deja por lo menos una pulgada de espacio entre la tapa y el contenido. Sella el frasco con la tapa.
8. Para la fermentación: deja el frasco a temperatura ambiente durante cinco días. Es posible que se aprecien algunas burbujas en el interior o que la salmuera se filtre por arriba, por lo que es recomendable colocar un tazón o plato bajo el frasco por cualquier desbordamiento.
9. Presiona las verduras hacia abajo con una cuchara limpia (esto libera los gases producidos durante la fermentación). Cuando el kimchi sepa lo suficientemente bien para tu gusto —luego de 5 días, más o menos— guarda el frasco en el refrigerador. Se puede comer de inmediato, aunque sabe mejor y queda en su punto después de una o dos semanas.