La fiebre del crossfit
La disciplina de fitness extremo ha conquistado medio mundo en apenas unos años por los rápidos resultados que ofrece y por su rápido crecimiento económico
La disciplina de fitness extremo ha conquistado medio mundo en apenas unos años
Si te suenan palabras como emom, burpee, amrap, wod o snatch seguro que practicas crossfit o tienes algún conocido que no pierde oportunidad para hablar del tema. Con apenas 16 años de vida, esta disciplina de fitness extremo está arrasando en todo el mundo por los rápidos resultados que ofrece a sus practicantes, grupos de hombres y mujeres que compiten y se divierten levantando pesas, ruedas de camión o escalando por una cuerda. En España y Portugal ya hay más de 300 gimnasios o, en el argot crossfitero, boxes dedicados a este entrenamiento y fenómeno social. Solo en Madrid capital hay 40.
«Empecé a hacerlo hace tres meses después de terminar una relación. Quería despejarme y encontrarme a mí mismo. Lo recomiendo al cien por cien, es adictivo», dice Gurgen, de 37 años, en una pausa del entrenamiento en el box 28004 del centro de Madrid. Hoy hay diez hombres y cinco mujeres. Suena «Work It» de la rapera Missy Elliott mientras la clase empieza el calentamiento. Hay sonrisas y choques de manos, parece un grupo de amigos. Fran Ruiz es entrenador certificado de crossfit desde hace dos años y maneja las operaciones. «Me ha hecho más fuerte, ágil, flexible, resistente… He mejorado en todas las vertientes», dice.
Inventado por los norteamericanos Greg Glassman y Lauren Jenai en el año 2000 en California, el crossfit es una mezcla de halterofilia, ejercicios aeróbicos y calistenia, movimientos de fortaleza que aprovechan el propio peso corporal. La clave está en la variedad y combinación de pruebas posibles y, en especial, en la intensidad con la que se hacen las repeticiones. Es un entrenamiento duro y también un deporte. Cada verano desde 2007 se celebran en Estados Unidos los CrossFit Games. Retransmitidos por la cadena ESPN, los mejores del mundo se dan cita para intentar alcanzar el título de World’s Fittest o, en inglés, El o La Más En Forma Del Mundo.
«Me ha hecho más fuerte, ágil, flexible, resistente… He mejorado en todas las vertientes»
Ese título de campeón mundial es una marca registrada porque el crossfit es también un negocio. CrossFit Inc. es la empresa de Greg Glassman se divorció de Lauren Jenai y compró su parte del negocio que controla este deporte y que obtiene alrededor de 100 millones de euros de beneficios anuales y tiene una valoración en el mercado de cerca de 4.000 millones de euros, según Forbes. Los gimnasios que quieren usar su nombre tienen que abonar una cuota anual de 3.000 dólares y los entrenadores que lo imparten deben certificarse en, al menos, uno de los cursos que ofrece la empresa. Además, en la web oficial se puede descargar una revista, visitar la sección para niños, comprar merchandising o consultar el WOD, Workout Of the Day o ejercicio del día.
Una prueba de su rápido crecimiento económico es la guerra que enfrenta a dos gigantes de la ropa deportiva. Reebok firmó en 2011 un contrato de patrocinio exclusivo por diez años con CrossFit Inc. Por su parte, Nike está al acecho de algunos de los mejores atletas de la disciplina y hasta ha sacado un modelo de zapatilla especialmente diseñado para practicarla. En los pasados Games, Reebok prohibió el uso de ese modelo a los participantes, lo que dio lugar a una campaña de Nike en las redes sociales con el lema Don’t ban our shoe, beat our shoe (No prohíban nuestra zapatilla, ganen a nuestra zapatilla) . La batalla por conseguir el patrocinio del universo crossfit en 2021, cuando acabe el contrato de Reebok, será cruenta y, presumiblemente, cubrirá de oro a Greg Glassman.
«Me gusta porque es variado y entretenido. No es como el gimnasio que es todo repeticiones, siempre lo mismo»
Sigue la clase en el 28004. María, de 29 años, está levantado 30 kilos de peso (más la barra) con la técnica propia de la halterofilia. Piernas flexionadas, impulso y barra a los hombros. Tiene las abdominales marcadas y ha empezado a sudar. «Me gusta porque es variado y entretenido. No es como el gimnasio que es todo repeticiones, siempre lo mismo». Empezó a practicarlo hace un año y medio y es, por lo visto hoy, la más en forma de su clase.
Uno de los comentarios habituales sobre el crossfit es que ha sido abrazado por el público femenino, menos presente en las salas de levantamiento de peso de los gimnasios tradicionales. «Según mi experiencia hay un poco más de hombres casi siempre, pero en este box concreto hemos hecho un esfuerzo por atraer a las mujeres. A mí personalmente me encanta trabajar con ellas porque son en las que más evolución veo», dice el entrenador Fran Ruiz.
El aspecto más polémico es el de las lesiones. Hay todavía pocos estudios al respecto, aunque suele apuntarse a la falta de preparación técnica en el levantamiento de peso, los niveles inadecuados de intensidad en relación a la forma física de los practicantes y la cualificación de los entrenadores. La compañía CrossFit Inc. ha respondido con estadísticas que indican un grado de lesividad (de 2,4 a 3,1 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento) que es inferior a correr o hacer triatlón. «Es un deporte para todo tipo de gente. Nosotros adaptamos los ejercicios a la persona y no la persona a los ejercicios», afirma Ruiz.
Popularizado por estrellas de Hollywood como Channing Tatum, Cameron Diaz o Jessica Biel, el crossfit cuenta ya con sus propias leyendas como Rich Froning, campeón de los CrossFit Games durante cuatro años seguidos, del 2011 al 2014, y es practicado por cuerpos de seguridad y de bomberos y por algunas unidades del ejército norteamericano. La clase termina con un aplauso y algunos se quedan practicando ejercicios con la música de fondo. Javier, de 41 años, se acerca y me dice con una medio sonrisa: «desconectas mucho, te olvidas de todo, pero acabas muerto».