¿Debemos dejar de usar el término antienvejecimiento?
La revista Allure ya lo ha anunciado: «no volveremos a usar el término antiedad», reconociendo que envejecer es algo que debe ser aceptado y apreciado, y no hablar de ello como si fuera una condición que disminuye la belleza.
La revista Allure ya lo ha anunciado: «no volveremos a usar el término antienvejecimiento», reconociendo que envejecer es algo que debe ser aceptado y apreciado, y no hablar de ello como si fuera una condición que disminuye la belleza. «Ya sea que lo sepamos o no, (el término está) sutilmente reforzando el mensaje de que el envejecimiento es una condición contra la que necesitamos luchar», escribió la editora en jefe Michelle Lee. Y agregó: «Repite después de mí: crecer es algo maravilloso porque significa que tenemos la oportunidad, todos los días, de vivir una vida plena y feliz».
En este sentido la revista ya ha anunciado cuál será su portada del mes de septiembre. En ella aparece la actriz británica Helen Mirren a quien describe como un modelo a seguir para todas las mujeres, de todas las edades y nacionalidades. En negrita y de un tamaño considerable: «The end of anti-aging. Our call to the industry», («El fin del antienvejecimiento. Nuestra llamada a la industria»).
El término antienvejecimiento comenzó a utilizarse en la década de los 80 para vender productos a las mujeres en edad avanzada. Y tiene sentido que esta categoría tenga su propio término, teniendo en cuenta que el mercado global de cuidado de la piel espera que supere los 131 mil millones de dólares en 2019. Además tampoco hay que olvidar que el consumidor de más de 50 años, por lo general, suele tener mayor poder adquisitivo.
Aunque su uso en los productos de RoC y Nivea fue prohibido por la Sociedad Americana sobre el Envejecimiento (ASA ) hace 10 años – porque nada puede pretender detener el paso del tiempo – todavía se utiliza en sitios web, en revistas, y en propio lenguaje cotidiano. Sin embargo, ahora hay un contragolpe contra este término por consumidores y bloggers que se niegan a aceptar esta terminología insidiosa y sexista. Un movimiento que las marcas – y ahora los editores – están encontrando imposible de ignorar.
Jane Cunningham, fundadora del sitio britishbeautyblogger.com, dejó de usar el término hace mucho tiempo. De esta forma, en su blog, cuando habla de productos que recomendaría para las mujeres mayores de 50 años, prefiere utilizar los términos «edad inclusiva» o «para piel más vieja». «Tratar la edad como algo de lo que necesitamos curarnos es desmoralizador para cualquier persona de más de 30 años», señala Cunningham a The Guardian.
El cambio de nombre ya ha comenzado en muchas empresas de productos de belleza. Ejemplo de ello la línea de cosmética Dove, que en su nueva muestra de productos para el cuidado de la piel utiliza el término Pro Age. Lo mismo ocurre con Olay y Vichy, que acuden a los términos Age-Defying y Slow Age, respectivamente, para evitar el uso de antienvejecimiento. Pero, ¿acaso no son estas palabras eufemismos para seguir vendiendo un producto contra la edad y el paso natural de los años?