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Blanca Manchón: "En España, una deportista embarazada es una mujer acabada"

Es 1 de julio de 2017 y Blanca Manchón ha dado a luz hace siete meses. Hace siete meses también que la abandonaron todos sus patrocinadores. Nike, Opel y Emasesa desaparecieron cuando llegó Noah. La deportista está en Salou, donde se disputa el campeonato del mundo de windsurf en la modalidad raceboard, en la que nunca había competido. Se paga ella el viaje, la estancia, la competición. Va en coche con sus padres. Le han prestado la tabla y la vela. A ella que ha sido cinco veces campeona mundial de windsurf.

Blanca Manchón: «En España, una deportista embarazada es una mujer acabada»

Queda un minuto para la salida. Blanca Manchón se agacha encima de su tabla para tocar el mar con los dedos. Después, con la mano, se moja la planta del pie. Primero uno, después el otro. “Que esto empieza”, se dice, se ancla. Y ahí de verdad empieza todo.

Es 1 de julio de 2017 y Blanca Manchón ha dado a luz hace siete meses. Hace siete meses también que la abandonaron todos sus patrocinadores. Nike, Opel y Emasesa desaparecieron cuando llegó Noah. La deportista está en Salou, donde se disputa el campeonato del mundo de windsurf en la modalidad raceboard, en la que nunca había competido. Se paga ella el viaje, la estancia, la competición. Va en coche con sus padres. Le han prestado la tabla y la vela. A ella que ha sido cinco veces campeona mundial de windsurf.

Lo cuenta con una sonrisa: “La vela con la que fui al campeonato me llegó el día de antes, así que la monté allí en Salou. Preguntando a la gente ‘¿esto cómo va? ¿Esto lo tensáis más o menos? Muy fuerte”. Se ríe. A la tabla se había podido acostumbrar unos días antes en el Puerto de Santa María, en Cádiz, donde entrena desde que tiene 10 años. “Era mucho más estrecha que en la que yo voy normalmente. Así que a las primeras, pum, al agua, hasta que me acostumbré”. Se vuelve a reír.

Es 1 de julio de 2017 y Blanca Manchón ha pasado cinco horas y media en el agua. Sin entrenador. A diferencia del resto, ella, cinco veces campeona del mundo, no tenía una lancha de acompañamiento. Un bote en el que subirse a descansar, en el que abrigarse, secarse, comer, parar. Era ella, su tabla prestada y el mar. “Al final me dolía todo, ya no sabía cómo ponerme, sentada en la tabla, me dolía la cadera con el arnés. Fatal”. Ella que, pese a haber pasado la vida en el agua, se marea en el mar. “Yo solo lo llevo bien cuando voy muy rápido con mi tabla, entonces no hay problema”. Aún así, se ríe otra vez: “Al final se te pasa rápido la espera porque hay ambientillo y hablas con los compañeros, pero vamos, que el primer día nos dejaron ya fritos”.


Seguía la competición en la que Blanca se jugaba su futuro deportivo. “Al principio, los vientos eran muy flojos y no me venían muy bien porque físicamente estaba mejor la otra chica”. La otra chica era la favorita del campeonato, la finlandesa Tuuli Petaja, subcampeona olímpica, que llevaba un año entrenando sin parar. “Entonces… lo di todo. Me empecé a encontrar cómoda y empecé a ganar”. “Porque yo pensaba todo el rato es que esta es mi oportunidad, como no quede campeona del mundo aquí… Porque si quedo segunda ya no vale”. Tenía que conseguir que los patrocinadores se volvieran a fijar en ella después de haber sido madre. Ella que había sido reconocida con el premio a la mejor navegante mundial del año en 2010.

Al final solo quedaban ella, su fuerza y el mar. “Yo estaba pensando: ‘Venga, tengo que conseguir un patrocinador para poder ir a Japón a mi modalidad olímpica, para poder comprarme una vela, venga, venga, venga’. Tenía que quedar primera». No valía tercera, ni segunda. Ella que no contaba con el apoyo material ni económico de ninguna marca ni federación. Pero que tenía el de toda su gente. Que tenía el de la risa de ese bebé que le había cambiado la vida. Y ella, esa mujer que perdió fuerza después del embarazo pero que lo ganó todo en coraje, lo hizo. Se coronó como campeona mundial de una categoría de windsurf que no era la suya, que no lo había sido nunca, pero que la devolvió a su sitio original. Al pódium. “Total, que al final gané. Pensé: ‘Ahora me voy a acostar tres días y no me voy a mover’. Tuve que devolver la vela y la tabla”.

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Quedamos con Blanca en Puerto Sherry, donde tiene la sede la Federación Andaluza de Vela, en el Puerto de Santa María, Cádiz. Se va en unos días al campeonato mundial de RS:X, su modalidad olímpica, de Japón, una de las citas más importantes del año. Pero está tranquila. Va a llegar 10 días antes de que empiece la competición. La mayoría de sus rivales han ido ya varias veces a Enoshima para conocer el sitio del circuito y tenerlo aprendido. Pero ella está tranquila. Irse a Japón con su marido Manuel y su hijo era el objetivo para el que lleva preparándose nueve meses. Dice sonriendo. Y hasta hace unas semanas ni siquiera tenía un patrocinador con el que hacer el viaje. Tiene motivos para estar tranquila.

Blanca Manchón: "En España, una deportista embarazada es una mujer acabada"
Blanca Manchón agarra en brazos a su bebé Noah. | Foto: Beatriz Guillén/The Objective

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Tres días antes de dar a luz, Nike le confirma a Blanca que ya no va a poder contar más con su apoyo como patrocinador. Llevaban años de colaboración. “La verdad es que yo estaba a otras cosas y Manuel me decía: insísteles, insísteles. Porque yo tenía un contrato firmado por el que se me tiene que pagar. Al final, ya no me mandaban ni el producto. Me daban largas, no me contestaban a los mensajes. Hasta que al final, a tres días de parir, les puse un mensaje en el que les dije: ‘Oye, decidme ya sí o no, que me da ya igual, pero que necesito saberlo para organizar mi vida’. Y me dijeron: ‘Bueno, pues no’. La excusa fue que mi deporte ya no encajaba en su marca. Desde el 2013 que empecé con vosotros siempre os había encajado y ahora que me he quedado embarazada no, claro”.

Blanca lo aclara, aunque no debería hacer falta. “Yo les dije que me quedaba embarazada, pero que competía, que en seis meses estaba en activo otra vez. Pero dio igual”.

– ¿Cómo reaccionaste?

“La verdad es que yo lo vi como normal. Digo, hostia, un deporte minoritario, una deportista que se queda embarazada, mujer, pues lo normal es que nadie quiera seguir porque no se fían. Yo lo ví como normal, no sé, porque es lo que he estado viendo a lo largo de mi carrera. Es lo mismo si le preguntáis a las mujeres de atletismo, de natación que no sean Mireia, de fútbol… Es lo que vemos en el día a día, es lo normal”.

“En España, una mujer deportista embaraza es una mujer acabada, es lo que ve la sociedad. Es que es muy fuerte que tengamos que elegir o sigo en el deporte o soy madre. Pero si soy madre voy a tener que empezar de cero y encima hasta que no tenga buenos resultados no me van a venir los patrocinadores”.

Esta bochornosa situación no es así en todo el mundo. “En Estados Unidos, Serena Williams ha vendido más estando embarazada que haciendo torneos. Ahora se lleva la vida saludable, el embarazo… qué mejor que los propios deportistas que son la imagen de tu país para representar esto. Pero allí están en eso mucho más modernizados, en el colegio y en el instituto el que hace deporte es un héroe, por decirlo así. A mí en 4º de la ESO me suspendieron Educación Física, porque tuve que ir a los Juegos Olímpicos”. Con 17 años se fue a Atenas como la representante española de vela más joven de la historia. “Pero tenía que hacer como todos mis compañeros el pino puente y las dos vueltas a la pista y la lateral. Y me suspendieron por no poder ir a las clases”.

Blanca insiste: «Tenemos que cambiar la forma en la que vemos a la mujer en el deporte. Porque ahora parece que las propias deportistas tengan que ocultar si quieren ser madres. El concepto que tenemos todas es ‘me he quedado embarazada así que voy a desaparecer un año y ya volveré cuando esté bien».

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Es 7 de julio de 2016 y Blanca Manchón se sube al pódium de Salou con su premio en forma de vela y con el mejor premio que ha ganado nunca. Noah sale en todas las fotos sonriente.

“Como lo de Salou fue un premio bastante inesperado, porque no suele pasar que llegues después de haber sido madre hace siete meses y ganes algo así, he salido un montón en los medios de comunicación”, señala con humildad.

A los pocos días, le contactó la empresa de cosmética Instituto Español. “Es una compañía familiar, de Hinojo (Huelva), que se identificaba mucho conmigo. Así que fue de un día para otro. Fui allí, me dijeron: ‘Mira queremos que cuentes con nuestro apoyo en tu carrera deportiva, además queremos firmar hasta 2020’. Yo aluciné, salí de allí, gritando, dándole besos y muy contenta”, cuenta emocionada.

Este apoyo le permitía en primer lugar ir al mundial de Endoshima, en Japón, y después contar con patrocinio para las siguientes competiciones hasta los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020. Después de Instituto Español, llegó Panasonic. “Como ellos venden muchas cámaras en Japón, pues también me apoyan durante este mundial”.

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Blanca Manchón posa con su vela patrocinada por Instituto Español y Panasonic. | Foto: Beatriz Guillén/TheObjective

 

La cita de Japón es clave porque es la única competición del año en la que el Consejo Superior de Deportes da las becas ADO. Solo se dan a los deportistas españoles que quedan entre los ocho primeros clasificados del mundo en su deporte.

– ¿Crees que puedes conseguirlo?

“Si me lo preguntas hace un mes, lo veía complicado, porque me notaba que me había estancado un poco. Desde que tuve al niño, los primeros meses me encontré una buena evolución, pero después del quinto no conseguía bajar de peso, terminaba súper cansada de los entrenamientos. El niño por las noches estaba más activo, no dormía tanto. Llegué a decirle a Manuel: ‘¿Tú crees que me merece la pena seguir?’ Porque ahora mismo me está costando dinero y ahora que tengo una familia no me puedo permitir el lujo de tirarlo”.

Noah protesta un poco en su carrito.

-¿Quieres ir tú a cogerlo, Blanca? “No, no qué dices, si tiene un cachondeo…”. 

“La primera vez que me metí en el agua después de un año y levanté la vela, pensé: ‘Esto es lo que yo cogía, ¡madre mía, cómo pesa!’. Me notaba súper torpe. Especialmente notaba que había perdido mucha fuerza. He estado casi cuatro meses dedicada solo a ganar fuerza en el gimnasio”. Los campeonatos del mundo eran sus entrenamientos en el agua: Palma de Mallorca —Noah tenía cuatro meses—, Vietnam, y después Salou. 

 


“Los últimos dos meses, me he notado ya la evolución de haber estado entrenando y me noto ya mucho mejor en el agua, más suelta, con más fuerza. Así que sí, ahora creo que sí que puedo quedar entre las ocho primeras clasificadas e incluso tocar medalla”.

Japón puede convertirla en siete veces campeona del mundo.

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Es lunes 18 de septiembre de 2017 y Blanca Manchón se agacha hoy en su tabla para tocar con los dedos el mar de la bahía de Sagami. Después, con la mano, se moja la planta del pie. Primero uno, después el otro. “Que esto empieza”, se dice, se ancla. Porque, ahora, de verdad, vuelve a empezar todo.

 

Blanca Manchón: "En España, una mujer deportista embarazada es una mujer acabada" 2
Si alguna día deja la vela, la deportista se plantea poder realizar campamentos de entrenamientos en el Puerto de Santa María, donde ahora posa. | Foto: Beatriz Guillén/TheObjective
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