Las camisas más molonas son madrileñas
No hay camisa sin historia ni diseño sin morriña y la diseñadora Silvia Calles no es la excepción, en la suya hay música de Vetusta Morla.
Fue en un concierto de la gira Mapas de Vetusta Morla cuando Pucho, vocalista de la banda, le dijo a Silvia Calles que tenían que hablar de camisas, que tenía algunas telas africanas y, sobre todo, alguna que otra idea. Ella, que estaba sumergida en un proyecto personal llamado Silvia Calles Closet, empezó a rumiar la idea de confeccionar camisas para chicos.
En su mente el cuerpo femenino (sus patrones hasta entonces habían sido para chicas) fue tomando cuerpo masculino, recuperó los apuntes de la escuela y se puso a dibujar. Hizo varios pruebas y de todas ellas se quedó con tres y con el nombre Beat Lovers. Ese fue el inicio de una marca que ahora confecciona la propia Calles y que se pueden ver en La Antigua, en el barrio de Malasaña.
Aquella camisa que hizo tras las palabras de Pucho fue la más importante, “un cohete hacia una nueva etapa”, explica. Pero un momento, ¿que aún no conoces a Silvia Calles? Veamos… La pasión es el elemento primordial que mueve su universo, la puerta a un imaginario y sus estampados son, sin duda, trocitos de vida y anhelos, escenas de películas, fragmentos de libros. No hay camisa sin historia ni diseño sin morriña. Tras la inspiración, y en ocasiones meses de espera, “el color empieza a hacer su magia y después de reflexiones y horas muertas” el momento de plasmar la receta en un tejido. “Cada prenda forma parte de un proceso vital. La creatividad cobra forma”. Sabe y entiende que es ropa, una prenda para usar pero ella intenta “transmitir que es algo más, un trocito de vida”.
En ocasiones incluso su familia puede formar parte de los originales diseños de Silvia Calles. “A veces mi hermana pequeña es un conejito adorable o mi hermana mayor un pájaro de ojos enormes siempre muy atento a todo”. Pero no siempre es fácil, uno de sus diseños le ha llevado más de un año de confección. Su proceso se fue gestando poco a poco, dibujando en los días más fríos del invierno pasado. Calles echaba de menos el agua, el sol y el mar. “Hago mucho esto –incide- cuando echo de menos algo o a alguien despliego la mesa y lo dibujo. Hay algo terapeútico en ello, como un jarabe bien recetado”.
Defensora del comercio local compra los materiales en España, corta y confecciona en Madrid y los tejidos siempre son naturales. Pero en todo el engranaje hay un momento de nerviosismo que se sitúa en los días de silencio desde que manda los patrones a producir y llegan las telas. “Pido muchos metros y se me hace eterno el plazo de espera. Semanas después aparece el mensajero cargado de rollos de tela precintados y vuelo al taller para descubrir el resultado”. Con la misma ilusión que cuando una niña descubre su pasión, Silvia Calles coloca las telas en la mesa de corte, pincha los patrones y se decide a cortar.
Haces prendas para chica y para chico. ¿Es diferente el estudio para cada cuerpo, la selección de diseños? ¿Cuál es tu público objetivo?
Soy técnico en patronaje femenino y durante muchos años me he dedicado a la ropa femenina. Cuando empecé a diseñar estampados y camisas para chico volví a los apuntes. Los cuerpos son tan diferentes que los cálculos me obligan a cambiar la forma de diseñar y adaptarla al cuerpo masculino. Parece sencillo pero los patrones de caballero también tienen sus curvas, muy sutiles, pero las tienen. Además son un público exigente y poco acostumbrado a encontrarse dentro de prendas no comerciales. Cuando se les dice que son camisas caseras hechas a la antigua usanza se emocionan.
Se dice que el mundo de la moda es complicado. Para ti que tienes tu propia marca, que participas en cada movimiento del proceso, que te involucras al 100%, ¿Cómo vives el mundo de la moda? ¿Es posible vivir de ello en una ciudad como Madrid?
Si me planteara mi trabajo como moda tradicional creo que no hubiera llegado hasta aquí. He trabajado para grandes empresas y ese estrés no me gustó nunca. Me planteo pequeños retos: un patrón nuevo de falda, un vestido que se cuela en algún sueño, un estampado que me motiva… Busco soluciones técnicas para hacer una pequeña tirada. No me rijo por el calendario de la moda ni por las tendencias. No me acerco a un kiosko desde hace años, nada de revistas de moda. Es un trabajo diario donde abarco lo que puedo sin culpa de no llegar a todo. ¡Quiero conservar mi pelo!
¿Hacia dónde crees que se encamina la moda de autor?
Creo que a la sostenibilidad. Llevo muchos años en esto y siempre me ha mantenido a flote. No me propongo crecer. Este trabajo me apasiona y paga mis alquileres y entradas a conciertos. Simplifico todo lo que puedo y poco más. La costura es un gremio que en su día se dio por extinguido. Casi nos quedamos en el camino arrastradas por las multinacionales low cost. Muchos compañeros y yo nos hemos mantenido y ganado muchas batallas. Ahora creo que coexisten ambas fórmulas y las personas están más concienciadas con un consumo responsable. Todos los días saltan conversaciones de este tipo en la tienda [La Antigua] y siempre digo que hay que hacer un reparto de armario entre ropa de multinacional y una pequeña parte de ropa de autor. Es una realidad a la que todos nos sumamos. Reparto de riqueza y conciencia.
¿Cuáles son tus referentes más cercanos?
La vieja escuela, la confección de barrio, los libros. Me gusta mucho la ropa que elabora mi compañera Lady Desidia, tiene ideas geniales y caminamos juntas en esta aventura.
A día de hoy multinacionales archiconocidas se reparten el mercado. Imagino, no obstante, que gente joven con una empresa pequeña como la tuya lo tienen más complicado pero, al mismo tiempo, estamos ante ropa más original, de autor y sostenible. ¿Cómo ves el diseño de moda en nuestro país?
RHay una buena cantera. Lo que falta es el arranque institucional. Hay poca subvención y las condiciones de financiación son terribles. Lo bueno es que los nuevos diseñadores pueden exhibir su trabajo en redes, un escaparate maravilloso que yo no tuve en mis comienzos. Poco a poco veremos más diseño y ferias independientes emergente y nuevos canales de venta diferentes a los tradicionales. Por otro lado no puedo evitar lanzar un mensaje a nuestro gobierno. ¿Qué es esto de llenar las ciudades de ropa de dudosa procedencia? A diario llegan contenedores de ropa. ¿Dónde está el cupo de importación? La red de empresas españolas que murieron por estos motivos se están rearmando, están abriendo sus fábricas ya mermadas pero con la ilusión de volver a crecer y dar trabajo.
Pero toda esta conexión con el patronaje, su dedicación y las horas de trabajo no es algo que siempre haya ido con ella. De hecho, de pequeña, reconoce, que era incapaz de concentrarse cuando llegaba la hora de los deberes. Hoy dedica ocho horas a trabajar, ocho a dormir y otras ocho al ocio, una ecuación perfecta para “no caer en jornadas de doce horas”. Y le va bien. Beat de ritmo, de la música que le gusta y Lovers como el motor que hace que su proyecto funcione.