Los perros tienen la capacidad de atravesarnos el alma con la mirada. No necesitan hablar para decirnos cómo se sienten o qué quieren. Por eso, no es fácil decirle que no a un animalito que te mira fijamente con ojos suplicantes y que independientemente de su tamaño o de su edad, en cuestión de segundos se transforma en el cachorro más vulnerable sobre la faz de la tierra. De ahí su fama de hacer cualquier cosa para conseguir comida. Hasta ahora. Porque resulta que esas cejas levantadas y esos ojitos tristones nada tienen que ver con el trozo de pizza.
La semana pasada se publicó un estudio realizado por el Centro de Cognición Canina de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido, en el que los responsables aseguran haber encontrado «claras evidencias de que los perros mueven el rostro como respuesta directa a la atención humana», incluso más que cuando se encuentran en presencia de un estímulo importante como la comida. Esto sugiere que los perros adoptan determinadas expresiones faciales con el fin de comunicarse y no como un reflejo involuntario del estado emocional, que era lo que se pensaba hasta ahora.
Una gran noticia para quien pensaba que su perro lo buscaba sólo por la comida y una evidencia más del fuerte lazo que existe entre canes y humanos. Para Juliane Kaminski, directora del centro (DOCCS) y autora principal del estudio, el hecho de que los perros adapten su expresividad en función de si los humanos les prestan atención o no, puede ser consecuencia del proceso de domesticación. Y en este sentido agrega: “Los perros domésticos tienen una historia única, han vivido junto a los humanos durante 30.000 años y durante ese tiempo las presiones de selección parecen haber actuado sobre la capacidad de los perros para comunicarse con nosotros.”
El estudio aporta datos importantes sobre la cognición canina, pero todavía hay que seguir investigando para descubrir si este comportamiento es producto de la capacidad de comprender nuestro estado mental, si es algo que está programado en ellos o si se trata de una respuesta aprendida en el día a día. Ya sabemos que los perros esperan a tener nuestra atención para poner estas caras, lo que no podemos saber es cuáles son sus intenciones. Hay quien opina que son los reyes de la manipulación, pero no son más que especulaciones. Habrá que esperar a futuras investigaciones para salir de dudas.
El estudio
Para realizar el estudio, los investigadores analizaron los movimientos faciales de 24 perros domésticos, de varias razas diferentes, con edades comprendidas entre uno y doce años, al exponerlos a dos tipos de estímulos: la atención de un humano y comida. Había cuatro escenarios posibles en los que la persona podía estar mirándolos o de espaldas, sosteniendo o no comida. Las expresiones faciales se registraron y midieron con DogFACS, un sistema de codificación con base anatómica capaz de medir los cambios faciales relacionados con los movimientos musculares por sutiles que sean.
Los resultados arrojaron que los perros hacían gestos más frecuentemente si la persona les prestaba atención. La presencia de la comida, en cambio, no tuvo ningún efecto sobre su expresividad. De todos los movimientos registrados, hubo dos en concreto que los perros repitieron con más frecuencia cuando los miraban los humanos: Levantar el ceño, lo que hace que los ojos se vean más grandes y la expresión parezca más triste y sacar la lengua. Este último no tiene un significado claro, se asocia al estrés y al jadeo que realizan para regular la temperatura, pero quizás sea también un signo de que están prestando atención. Ahora, levantar el ceño y poner carita triste está comprobado que funciona para captar la atención de los humanos. Un estudio realizado en 2013 demostró que los perros que levantaban el ceño con más frecuencia eran adoptados con mayor rapidez en los refugios. “Independientemente del mecanismo exacto, parece que los humanos son particularmente sensibles a este movimiento facial de los perros”, aseguran los autores del estudio.
Otras investigaciones, realizadas también por este mismo grupo de investigadores, demostraron que los perros son conscientes de si el humano está atento o no a lo que hacen. Y, por ejemplo, roban comida con mayor frecuencia si la persona está de espaldas o tiene los ojos cerrados. “En otro estudio, encontramos que los perros siguen la mirada de un humano si este primero establece contacto visual con el perro.” Explica Kaminski. Hasta ahora, estaba científicamente comprobado que algunos simios modificaban su expresión facial dependiendo de la audiencia, pero no se había estudiado en perros. De ahí la importancia del estudio publicado el pasado 19 de octubre.