Los españoles perdonan los escándalos sexuales de las ONG
La fiabilidad de las organizaciones no gubernamentales se ha puesto en entredicho en las últimas semanas, pero los españoles siguen creyendo en las ONG
Primero fue Oxfam, con 87 trabajadores acusados de abusos sexuales en 2016 y 2017 en Reino Unido; después Save The Children, que registró 31 casos relacionados con acoso a mujeres en 2017. Médicos Sin Fronteras (MSF) comunicó la semana pasada que registró en el seno de su organización 24 casos de abuso o acoso sexual a lo largo de 2017. Cruz Roja de Reino Unido ha admitido «una pequeña cantidad de casos»; y ayer el número dos de Unicef, Justin Forsyth, renunció a su cargo tras ser acusado de tener conductas inapropiadas hacia mujeres cuando ocupaba el cargo de director en la organización británica de protección a la infancia Save The Children. Y es que lo que parecía un escándalo puntual y fuera del control de una ONG ha resultado ser un continuo de informaciones sobre casos de violencia machista que no solo afectan a Oxfam.
La fiabilidad de las organizaciones no gubernamentales se ha puesto en entredicho en las últimas semanas. Por lo pronto, Oxfam Intermón, la filial de esta ONG en España, ha registrado más de 1.200 bajas desde que se conoció el escándalo. Y Acnur España, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha contabilizado entre 500 y 1.000 bajas. «Es injusto que por unos pocos casos se ponga en entre dicho el sector humanitario», apunta a The Objective Amaia Celorrio, responsable de comunicación de esta asociación.
En este sentido, este periódico se ha puesto en contacto con responsables de organizaciones no gubernamentales implantadas en España para conocer el impacto que los escándalos sexuales de las grandes ONG han tenido sobre sus bases asociativas y la respuesta, excluyendo a Oxfam y Acnur cuyas bajas han sido masivas, ha sido coincidente: «No estamos sufriendo bajas reseñables».
Si desde Acción Contra el Hambre (ACH) nos informan que en los últimos diez días han registrado ocho bajas de personas «desencantadas con el sector» –sobre un censo de 70.000 socios–, Cruz Roja ha contabilizado 12 –con una base de 1.3 millones de asociados– y desde Save The Children y Médicos Sin Fronteras aseguran que las bajas «no son reseñables». Desde la Fundación Vicente Ferrer, comprometida con el proceso de transformación de una de las zonas más pobres de la India, Anantapur, nos informan que «no han tenido bajas de colaboraciones que puedan ser atribuidas al tema en cuestión».
Preocupación de los socios
Ahora bien, todas las ONG consultadas por este periódico coinciden en que lo sucedido sí que ha tenido un impacto negativo sobre la credibilidad del sector con un repunte de llamadas de preocupación de los socios ante un asunto de tanta gravedad. «Algunos de nuestros socios y socias han llamado para compartir su preocupación. Hemos informado sobre nuestro protocolo de actuación y nos han dado su apoyo para contribuir entre todos y todas a reducir las desigualdades y luchar contra la pobreza», apunta Ana Belén Cañaveras, de la Fundación Vicente Ferrer. En la misma línea se pronuncia María Alcázar, directora de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española, que asegura que esta entidad «aplica rigurosamente las reglas y códigos de conducta y tiene tolerancia cero con cualquier forma de acoso sexual y mala conducta».
Por su parte, desde Save The Children consideran que la conducta «repugnante e indigna» de unos pocos trabajadores «no puede manchar la labor heroica» de los miles de cooperantes que se juegan su vida en países con conflictos armados o emergencias humanitarias. En este sentido, Susana Hidalgo, responsable de comunicación de Save The Children, destaca la labor de los más de 25.000 trabajadores que esta organización tiene en 120 países, «jugándose la vida por defender los derechos de la infancia». «A finales de enero, por ejemplo, cuatro de nuestros compañeros murieron en un atentado terrorista», apunta Hidalgo.
Y desde Médicos Sin Fronteras aseguran que aunque «conscientes de que esta rendición de cuentas puede tener un coste en términos de imagen» deben ponerla en valor incluso en unos momentos tan convulsos como estos. En este sentido, hacen un llamamiento a la sociedad para que sigan confiando en la labor de los cooperantes: «No podemos asegurarles los casos “cero”, porque también somos reflejo de una sociedad donde eso no existe, pero sí podemos asegurarles que ponemos todos los medios para que si estos se dan sean castigados y se proteja a la víctima», informan desde MSF España.
En esta situación, la transparencia de estas entidades es vital para que la sociedad pueda seguir confiando en ellas en una tesitura en la que los que pierden realmente son los destinatarios de la ayuda.