El viaje espacial del balón del Mundial 2018
El balón de fútbol que abrirá el Mundial de Rusia 2018 pasó 168 días en el espacio exterior. El Telstar 18 viajó junto a tres astronautas en una nave rusa a la Estación Espacial Internacional
El balón de fútbol que abrirá el Mundial de Rusia 2018 pasó 168 días en el espacio exterior. El Telstar 18 viajó junto a tres astronautas en una nave rusa a la Estación Espacial Internacional a 280 kilómetros de distancia soportando los embates del cosmos, como los 270 grados bajo cero de temperatura o la falta de oxígeno.
Anton Shkaplerov (ruso), Scott Tingle (estadounidense) y Norishige Kanai (japonés) pasaron cinco meses con la pelota en el espacio, no preparándose para el evento futbolístico, pero sí haciendo algunos pases. Además de jugar con ella, la usaron para hacer experimentos.
Russian cosmonauts play football with the official FIFA World Cup ball Telstar-18 onboard International Space Station; the #WorldCup2018 will start on June 14 and take place in 11 cities across Russia pic.twitter.com/tdKkHnu8xt
— CGTN (@CGTNOfficial) June 1, 2018
La pelota regresó el pasado domingo a tierra firme y, según las autoridades espaciales rusas, se utilizará en el partido que se disputarán Rusia y Arabia Saudí el próximo 14 de junio, aunque la FIFA no ha hecho un pronunciamiento oficial al respecto.
El viaje espacial del Telstar 18 no se limita a esta reciente experiencia. Debe su nombre –en el fondo– al primer satélite de comunicaciones que se lanzó a la órbita de la Tierra en el año 1962. ¿Cómo que en el fondo? Volvamos al comienzo. Fue en el Mundial de México 1970 cuando se empezaron a usar, por primera vez, balones especiales para el fútbol. Antes, las citas mundialistas se disputaban con pelotas que eran como las de vóley. Ese mismo año fue enviado al espacio un satélite de comunicaciones que tenía forma circular y paneles solares poligonales (como tienen los balones). Por ello, el balón del 70 se llamó Telstar.
Han pasado 48 años y esa creación sigue estando presente. El de 2018 es una reedición de aquel, pero con muchos avances tecnológicos, algunos odiados por los porteros, como –seguimos en jerga espacial– el «efecto ovni» que para los guardametas se resume en «lograr una trayectoria indescifrable».
El jugador Dani Alves ha dicho sobre la pelota: «Es óptima para el que chuta y pésima para el que para». Por su parte, su fabricante (Adidas) ignora las críticas. «El primer objetivo de la FIFA es hacer atractivos los partidos para el público y si el balón es bueno para dar espectáculo, mucho mejor», acotan desde la compañía. A diferencia del balón de 1970, este cuenta con un chip Near Field Communication (NFC) lo que lo convierte en la pelota más innovadora utilizada en una Copa Mundial. El chip permite al público que lo compre interactuar con el balón mediante su smartphone. Los usuarios podrán estar al tanto de su ubicación, conocer la velocidad recorrida o los ángulos de giro.