Una meiga gallega te cuenta por qué funcionan los rituales de San Juan
Saltar la hoguera un número impar de veces o lavarte la cara con agua de flores de San Juan. Los rituales de San Juan sí funcionan.
Hacer una hoguera, caminar sobre brasas, quemar lo viejo y pedir deseos mientras saltas nueve olas son algunas de las tradiciones de la noche más corta y mágica del año. Un festividad con profundas raíces paganas que más tarde se cristianizó otorgando nuevos nombres a los ritos o vaciándolos de algunos de sus significados mágicos. Pero la magia se aviva igual que un fuego y aunque el origen de estos conjuros es difuso, son una fuente de poder para lograr cambios en nuestras vidas.
La actriz, escritora y meiga gallega Sabrina Rodríguez nació la noche de Samaín –Halloween– en A Coruña, una tierra donde San Juan (las fiestas de las hogueras) no se celebra la noche de la verbena, sino todo el mes, y la creencia en brujas y hechizos sigue muy arraigada en su gente. Por eso suele decirse ‘As meigas habelas, hainas…’ (Las brujas haberlas, las hay…’) y Sabrina, iniciada por el ocultista británico John Harrigan, es una de ellas.
“Tradicionalmente se cree que la ‘bruxa’ es la bruja buena y la meiga es la mala, la que hace ‘mal de ollo’ (mal de ojo), pero no hay magia buena y mala. El acto mágico es el mismo, la intención del practicante es lo que lo convierte en algo que puede dañar o curar. Una cosa es el punto de vista de los no iniciados, lleno de superstición y miedo, y otro muy distinto el de los que practican la magia (donde, ojo, hay mucho charlatán también). Desde el punto de vista de la brujería se dice que una bruja que no pueda maldecir, no puede curar. Somos todo, si no abrazamos nuestra sombra y la negamos, según Jung, es cuando esta sombra se hace poderosa y nos puede desequilibrar”, cuenta.
Antes de la llegada del cristianismo, cuando la festividad se vinculó al nacimiento de Juan Bautista, se celebraban el solsticio de verano –que ocurre en el hemisferio norte alrededor del 21 de junio- y los paganos aprovechaban realizar sus aquelarres y honrar a los dioses de la naturaleza para que el cambio de tiempo les fuera favorable. Con correr del tiempo y las malas (y piadosas) lenguas los sabbath acabarían convirtiéndose en invocaciones al Diablo.“La mayoría de fiestas que se celebran en Galicia tienen un origen pagano, aunque sus nombres sean cristianos. De hecho, hay incluso tradiciones de sexo mágico o magia roja que se le atribuyen a la Virgen. Pero no se ha conservado mucha información y todo lo que ha trascendido son supersticiones y costumbres familiares”.
Rituales para que no te ‘enmeiguen’
Mi abuela creía que las cruz de Caravaca protegía del mal de ojo y si hubiera sido gallega podría haber devuelto el daño a los envidiosos haciéndoles una ‘figa’, que consiste en cerrar el puño y colocar el pulgar entre el dedo índice y el corazón. Según reza la tradición, la Noche de San Juan es la ideal para ahuyentar a malos espíritus y librarnos de ‘meigallos’ (hechizos). “Hay muchísimos rituales para evitar que te hagan daño –dice Sabrina-, como saltar la hoguera más grande un número impar de veces diciendo ‘¡Meigas fora!’ (Fuera meigas), e incluso un conjuro muy gracioso que es ‘Salto a fogueira de San Xoán para que non me trabe cadela nin can’ (salto la hoguera de San Juan para que no me muerda perra ni perro). Pero uno de mis rituales favoritos es el agua de las flores de San Juan”.
El agua de hierbas o flores varía dependiendo de la tradición local o la familiar. En general, se siguen los siguientes pasos:
1. Se recolectan siete plantas (siempre es mejor ir al bosque, pero también puedes comprarlas). Las más comunes son malva, romero, lavanda, hortensia, geranio, hierba de San Juan, espada de río, fiuncho, hierba luisa o el hinojo.
2. Se hace un ramo con ellas y se divide en dos.
3. Uno de los ramos debe colgarse con las flores hacia abajo en una puerta o ventana y dejarse secar para mantener alejadas a las personas que nos quieran hacer mal.
4. Las otras flores se hierven en un caldero, se dejan macerar fuera durante toda la noche de San Juan y debe retirarse antes de que salga el sol.
5. Al día siguiente te lavas la cara con el agua perfumada para tener buena suerte, hermosura, purificarse y estar libres de males.
Existen también otras variantes de esta tradición, como la que se practicaba en casa de la asirióloga gallega Erica Couto-Ferreira, donde las flores no se hervían y la primera cosa que hacían nada más despertarse los miembros de la familia era lavarse la cara y las manos para estar protegidos de las aireadas, las envidias y el ‘mal de ollo’. “La mayoría de los rituales de San Juan que conozco son realizados por las familias sin que intervenga meiga ni bruja. En la zona de la que provengo a las meigas se las llama ‘mulleres’ e intervienen principalmente en caso de enfermedad, decaimiento o mala suerte, o cuando se precisa protección fuerte en un caso específico”, resume.
Entonces, ¿son las tradiciones de San Juan actos mágicos? ¿Podemos hacer nosotros también magia, o es solo cosa de meigas? Para Sabrina Rodríguez un ritual no es más que un pacto con uno mismo: “La magia es la ciencia de manipular símbolos, palabras o imágenes para conseguir cambios en la conciencia. Puedes creer que es algo que afecta solo a nivel psicológico, y puede ser verdad, pero eso no lo hace menos real en cuanto es capaz de cambiarte y, en ocasiones, cambiar lo que hay a tu alrededor. De hecho es curioso que toda la tradición de San Juan se base en usar la magia (el ritual) para contrarrestar otra magia (los posibles maleficios) y así purificarse y tener suerte. Eso convierte a la gente que lo hace en practicantes de lo que dicen que temen”.
¡Feliz solsticio y buena brujería!