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¿Cómo afecta la primavera a mi perro?

Los perros son los más expuestos a los peligros de la primavera. Afortunadamente, la mayoría se pueden evitar con un toque extra de atención y una buena supervisión del animal.

¿Cómo afecta la primavera a mi perro?

El frío y la oscuridad tienen los días contados. Aunque todavía no podamos disfrutarla en su máximo esplendor: ¡la primavera ya está aquí! Y tal como ocurre con los humanos, el cambio de estación afecta directamente la salud de tu perro. Las alergias, las intoxicaciones y las infestaciones parasitarias, por ejemplo, son mucho más frecuentes en esta época del año.

Los días van haciéndose poco a poco más largos, el sol calienta con mayor intensidad y los almendros, que están en flor desde hace días, hacen que la ciudad se vea preciosa. Todo muy bonito si no fuera porque todavía estamos intentando adaptarnos al nuevo horario, no paramos de estornudar y en el parque todo el mundo habla de la plaga de procesionaria. Al ser un cambio progresivo, por lo general pasamos de una estación a otra sin apenas notarlo. La primavera es, sin embargo, una estación compleja y son pocos los afortunados que se libran. Todas nos afectan, cada una de una forma diferente, pero es ahora cuando los efectos son más evidentes.

Tanto la subida de la temperatura como el hecho de que durante esta época los días duren más que las noches, son una invitación a pasar más tiempo al aire libre. Una invitación que, después de meses de frío y de actividades en interior, estamos todos deseando aceptar. Siendo los perros los principales beneficiarios pero también los más expuestos a los peligros de la primavera. Afortunadamente, la mayoría de dichos peligros se pueden evitar con un toque extra de atención y una buena supervisión del animal. Ante cualquier cambio repentino, tanto en su físico como en su comportamiento habitual, lo mejor es acudir de inmediato al veterinario para que valore la situación y, en caso de necesitarlo, podamos comenzar a administrarle el tratamiento lo antes posible.

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FOTO: Lucreative | Unsplash.

Alergias ambientales

Por desgracia, las alergias no son solo cosa de humanos. Los pólenes del ambiente también pueden afectar a los perros y los síntomas son parecidos a los que experimentamos nosotros: conjuntivitis, picor, asma o rinitis, por nombrar solo algunos. Como apuntan desde el Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (ICOVV) en su página web, “las alergias no suelen ser peligrosas para la vida de nuestros animales, pero son enfermedades crónicas que a corto plazo predisponen a padecer infecciones secundarias y a largo plazo causan trastornos en la piel, oídos y mucosas que empeoran mucho su calidad de vida”.

La contaminación y el cambio climático han incrementado el número de animales con síntomas alergológicos. Así que, estemos o no en primavera, si notas que tu perro estornuda, se rasca o se lame más de lo habitual, probablemente sea alérgico. El tratamiento depende del agente o la sustancia que cause la alergia y del grado de afección que presente el animal, pero por lo general suele ser de por vida. Para evitar complicaciones como infecciones, pérdida de pelo, etc. es importante acudir al especialista ante las primeras señales de incomodidad. Las más comunes y fáciles de identificar son: escozor, enrojecimiento de la piel, sarpullido y estornudos frecuentes.

Parásitos externos

Durante la primavera también es importante prestar especial atención a insectos y parásitos que, aunque están presentes todo el año, se reproducen con mayor facilidad con la llegada del buen tiempo. Además, durante estos meses el perro pasa más tiempo en el parque e interactúa más con otros perros, lo que aumenta las probabilidades de contagio. Mosquitos, pulgas y garrapatas son los principales enemigos de los perros. Además del picor y las molestias evidentes para el animal, pueden contagiar enfermedades graves como la anaplasmosis y la leishmaniosis canina, de ahí la importancia de prevenir con el uso de pipetas, collares, pastillas o lociones antiparasitarias.

Dependiendo de la edad y el estilo de vida del animal, el veterinario recomendará el método y la frecuencia con la que debe aplicarse. Para no disminuir la efectividad del producto y poner en riesgo la salud del animal, es importante seguir las instrucciones de uso del fabricante. No todos se aplican de la misma forma ni garantizan el mismo período de protección. Tampoco debemos olvidarnos de la cama, la alfombra, el sofá y del espacio en términos generales ya que muchos parásitos pueden vivir incluso meses sin el animal.

Cambios en el metabolismo

Las necesidades básicas del perro van cambiando durante el año. Su metabolismo intenta adaptarse a las condiciones externas para optimizar el funcionamiento del organismo. Ellos también sufren una especie de astenia primaveral, así que es normal notarlo un poco más soñoliento y con menos apetito de lo habitual. Con el aumento de la temperatura y de las horas de sol, el metabolismo se ralentiza y el cuerpo les pide menos comida. Al haber más luz, además, duermen menos horas y están un poco más cansados. Estos cambios, aunque apreciables, son sutiles y no todos los perros los manifiestan con la misma intensidad. Si notas a tu perro muy aletargado o inapetente, acude al veterinario lo antes posible para que descarte cualquier problema de salud.

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