10 restaurantes de playa atípicos con encanto
Buenos productos de mar y espectaculares puestas de sol son algunas de las cosas que los hace ser especiales
Con la Semana Santa encima, varios puentes a la vista y las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, las redes sociales y las revistas especializadas en viajes se llenan de ofertas para todos lo gustos.
En esta ocasión nos hemos hecho eco de una propuesta publicada por The Guardian con 10 de los mejores restaurantes de playa en Europa, todos con un encanto especial y atípicos, y uno está en España.
1. Chez Boulan, Lège-Cap-Ferret, Francia
El menú, al igual que la decoración de esta cabaña de ostras gestionada por una familia, puede parece escaso, pero si te gustan las ostras, los camarones rojos o el paté, acompañados de pan y un vino rosado o blanco, este es el lugar perfecto. Las vistas desde el jardín y el pequeño embarcadero de madera son cinematográficas, y se extienden sobre la Bahía de Arcachon hasta la monumental Dune du Pilat que resplandece en el horizonte.
Chez Boulan se encuentra en una zona de chozas en esta estrecha península donde los productores de ostras trabajan desde hace varias generaciones, pero en los últimos años han agregado mesas y sillas a sus rústicos cobertizos, han arreglado sus jardines y han abierto sus puertas a los visitantes. La localidad de Bordelais tiene casas de vacaciones aquí y los excursionistas llegan a la bahía en el ferry. Por unos 20 euros por persona puedes disfrutar de una cena y espectaculares puestas de sol.
2. Crabshack, Worthing, West Sussex
Más tranquilo que Brighton, pero con un encantador muelle propio y amplias vistas al mar, Worthing está experimentando una especie de renacimiento. Crabshack, que abrió sus puertas en 2015, se encuentra a pocos pasos de la orilla. En un día soleado, resulta muy apetecible sentarse en uno de los bancos de la terraza y disfrutar del paisaje.
El menú no es muy amplio pero todo está cuidadosamente elaborado, por lo que es difícil equivocarse, sobre todo con el plato estrella de pescado. Es abundante y está recomendado para dos. Tiene un poco de todo, desde fritura mixta hasta el típico cóctel de gambas y cangrejo. Todo por 40 libras. Los cócteles y el vino son igualmente de primera categoría y también hay una caseta en la terraza que vende los famosos helados Marshfield Farm.
3. Restaurante Shell Bay, Studland, Dorset
Solo se tarda cinco minutos, pero el ferry desde Sandbanks a la Isla de Purbeck es un viaje mágico, que te transporta desde el sur de Inglaterra hasta el bucólico West Country, en el sudoeste del país. Cuando se abre la puerta de proa, a la izquierda está la playa dorada de Shell y, a la derecha, el restaurante Shell Bay.
Parece una modesta choza desde el exterior, pero cuando entras te encuentras flotando sobre una pequeña playa que mira hacia el brillante puerto de Poole, la isla de Brownsea y las colinas de Purbeck.
El bar al aire libre, bajo la sombra de los árboles, es perfecto para tomar una cerveza fría y un bocadillo después de un día en la playa del National Trust, que es popular y, casi salvaje ya que ni siquiera puedes comprarte un helado. El restaurante es un lugar más sofisticado, con platos principales a partir de 15 libras. Sofisticado pero te dejan entrar con los pies llenos de arena y en chanclas para degustar ostras, cangrejos y pescados frescos presentados con esmero en la terraza junto al agua o en el interior.
4. Lottas Bak & Form, Rönnäng, Suecia
La isla de Tjörn, en el oeste de Suecia, tiene una increíble costa de rocas, islotes, playas y calas. Y en una pequeña cala se alza un edificio de madera poco atractivo, con un pequeño balcón al lado de una playa de guijarros, es el Lottas Bak & Form.
Al entrar, lo que primero que te llega es el aroma del pan recién horneado; por algo este lugar es una panadería y una cafetería. Informal también pues una vez en el interior, coges un plato de madera y te pones lo que quieres entre una variedad de pescado, huevos, mermeladas y miel a un lado, y zumo de manzana natural en una caja de vino al otro. Casi todo es local, orgánico y casero. Sólo tienes que sentarte en la ventana o en la terraza para disfrutar de la comida, y después darte un chapuzón en el mar o salir en kayak. O también puedes recrearte sólo con las vista mientras optas por un brunch.
5. Bronze Seafood & Lounge Bar, Aveiro, Portugal
Con el Atlántico a solo unos metros de la terraza, este lugar, en la playa de Costa Nova, a las afueras de Aveiro, es perfecto para almuerzos tardíos o noches románticas con vistas a la puesta de sol. En este edificio bajo de madera y vidrio, Bronze sirve pescado y marisco local fresco a precios razonables para el entorno.
El ceviche a 8 euros, es suave; las almejas en aceite de oliva con ajo, cilantro y limón por 14 euros; el filete de atún con puré de patata dulce, por 12 euros, y el pulpo por 15 euros, están entre los favoritos. Vale la pena guardar espacio para la tarta de chocolate con fresas y albahaca, por 4 euros.
6. Fiskehus, Hirtshals, Jutlandia, Dinamarca
Una gran franja de arena barre la costa oeste de Jutlandia hasta llegar al aislado puerto pesquero de Hirtshals. Caminando por la playa llegamos al puerto donde está el Fiskehus. En verano, hay muchas mesas donde los clientes piden una variedad de mariscos y el smørrebrød, el típico sándwich abierto. Los platos incluyen langosta, patas de cangrejo, gambas y mejillones servidos con aderezo casero, rebanadas de baguette y mantequilla.
También vale la pena probar el plato favorito stjerneskud, «estrella fugaz», un sándwich creado para conmemorar la visita del astronauta Yuri Gagarin a Copenhague en 1962, un año después de convertirse en el primer hombre enviado al espacio.
7. La Caletta, Cerdeña
Para los más románticos, cenar con los pies casi en la arena y el suave oleaje de las olas mientras escuchas la música de fondo está garantizado en La Caletta, en la isla cerdeña de Sant’Antioco. Pero incluso si no eres muy romántico, el menú de pescado directamente cogido de las aguas verde esmeralda de la pequeña ciudad de Calasetta, en el norte de la isla, es algo memorable.
Entre las propuestas, los responsables de este lugar paradisíaco proponen antipasto de mejillones en salsa de tomate de sabor intenso, por 10 euros; “Carbonara de mar”, con atún y pez espada ahumado por 14; pulpo con puré de patatas, o tartar de atún con menta, lima y avellanas, por 20 €. Hay muchas opciones veganas y las pizzas de leña, desde 5 euros, son excelentes. Si tienes espacio para el postre, ve a las tradicionales seadas de Cerdeña.
8. Kalamakia Taverna, Peloponeso, Grecia
En Grecia, el pescado se suele asar con un poco de aceite de oliva y limón, y si está fresco, nada puede salir mal. Así que una buena taberna se reduce a la presentación y a los sentidos. Skoutari es una pequeña y encantadora playa en la parte superior de la costa este de la península de Mani.
Las tres tabernas de temporada aquí son buenas, pero Kalamakia gana por su servicio cálido que, incluso, te cocinará un pescado que hayas capturado tú mismo, además de ofrecer platos básicos fiables como los típicos gavros griegos (boquerón). Puedes comer tanto en los bancos de la taberna como en la playa.
9. Harry’s Shack, Portstewart, Condado de Derry
Harry’s Shack está escondido entre las dunas de la costa norte de Irlanda del Norte, azotada por el viento y las olas. Pero también se encuentra en una de las mejores playas de bandera azul del Reino Unido: Portstewart Strand, propiedad de National Trust.
Un paseo a lo largo de este glorioso tramo de dos millas de arena merece la pena para después disfrutar de bb Shack como desayuno (brioche, bacon, huevo) o un almuerzo o cena a base de pescado y patatas fritas de alta calidad o un tazón de mejillones de la bahía de Mulroy es genial.
10. Puerto Arnela, Camariñas, Galicia
Si te gusta el marisco de calidad, Galicia tiene fama, y entre los muchos lugares hay un pequeño restaurante en la localidad de Camariñas, en la Costa da Morte. Nécoras, langostinos, camarones, berberechos, navajas y percebes, todo de primera categoría y a un precio para todos los bolsillos.
El restaurante, que pertenece al Hotel Rustico Puerto Arnela, es acogedor y está situado junto al puerto de donde sus dueños reciben sus provisiones. Tras una espléndida comida o cena a base de marisco y pescados frescos, puedes caminar por el paseo marítimo bordeando el puerto y disfrutando de las vistas.