La respuesta viral de un pastor por el cierre de un gallinero que molestaba a los turistas
El asturiano pregunta indignado a los huéspedes: “¿Para qué venís a un pueblo a hacer turismo rural?”
Un juez ha ordenado el cierre de un gallinero que colindaba con un hotel rural en Cangas de Onís, Asturias, porque el cacareo de las gallinas supera el ruido permitido.
Al parecer, los turistas que acudían al hotel se quejaron al propietario en varias ocasiones del ruido de los animales. Este puso una denuncia al propietario del gallinero, y el juez ordenó cerrarle el corral.
Eso ha provocado la indignación de un vecino en concreto, Nel Cañedo Saavedra, un joven pastor asturiano que tras conocer la noticia publicó un vídeo en Facebook haciéndose viral, ya que en sólo una semana casi ha alcanzado las 800.000 reproducciones, tiene más de 1.000 comentarios y ha sido compartido casi 19.000 veces.
«El dueño de un hotel rural denunció a un vecino porque al lado de su hotelito tenía un gallinero. Y claro, los pitos –gallinas– canten, son el despertador de la naturaleza. Y claro, a los inquilinos del hotelito rural le molestaba el canto de los pitos porque cantaban en horas intempestivas«, comienza el vídeo de Cañedo que explica la situación indignado mientras camina por el campo.
«¿Horas intempestivas que hora son, majos?», se pregunta. «Porque para mí son las tres de la mañana, cuando los inquilinos de las casas rurales están en el jardincito con la música chunda, chunda, chunda, chunda… y nunca nadie protestó. Pero que un pollo cante a las 7 la mañana, a las 6, cuando empieza a salir el sol, es lo normal. ¿Pa’ que venís a un pueblo a hacer turismo rural?».
En este sentido, el pastor reclama que son los inquilinos del hotel rural los que molestan con el «chunda, chunda, chunda a las 3 de la mañana, a las 4, a las 5, a las 6 o incluso al amanecer».
También asegura, que se han quejado del ruido de los tractores en la hora de la siesta. «Claro, como estuvimos hasta las 7 de la mañana de comedia luego hay que dormir la siesta de las 12 a las 12 de la noche para volver a recuperar otra fiesta», protesta.
En cuanto a la sentencia, Cañedo lo tiene claro y lanza un mensaje al dueño del hotel: «Lo que tienes que hacer es invertir y poner ventanas como Dios manda y aislar del ruido al hotel, entonces no habrá problemas con los pites». «Tuviste suerte, si das conmigo, los pites los quitaré, pero compro media docena de castrones enanos y te los meto en el gallinero todo el verano, y cuando me denuncies por los castrones, compro un burro y lo amarro allí para que esté rebuznando todo la noche», concluye.