Los mejores 7 lugares del mundo para perderse en plena naturaleza
La revista ‘Time’ selecciona estos lugares especialmente por «la sensación de que uno se ha topado con lo extraordinario»
La revista Time propone una lista con 100 nuevos destinos como los mejores lugares para visitar en 2019. En esta segunda edición la lista se divide de nuevo en lugares «Para visitar» (37), «Para alojarse» (44) y «Para comer y beber» (19).
Para esta selección, la revista ha decidido utilizar diversos criterios, como la calidad, originalidad, sostenibilidad, innovacion e influencia; aunque lo más importante para decidir fue un factor clave: «La sensación de que uno se ha topado con lo extraordinario«.
Y entre todos ellos, son siete los mejores destinos seleccionados para visitar y perderse en plena naturaleza alrededor del mundo, a caballo entre mar y montaña:
1. Geosea, baños geotermales en Husavik (Islandia)
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Al pensar en Islandia automáticamente un lugar asalta nuestra imaginación: su Blue Lagoon, su balneario natural más conocido que atrae a miles de turistas. Pero un poco más lejos, a casi 500 kilómetros de este punto, encontramos los baños termales Geosea, un spa geotérmico menos conocido y, por lo tanto, menos masificado.
Con una capacidad máxima para albergar a 160 personas, este espacio –inaugurado hace justo un año– cuenta con varias piscinas infinitas, cascadas, bar y restaurante. La entrada oscila desde los 13€ para los menores de 16 años hasta los 30€ de entrada general para los adultos.
2. Quranic Park, Dubái (Emiratos Árabes Unidos)
El pasado abril se inauguró en Dubái el primer parque inspirado en el Corán. Su composición: jardines con olivos y otras plantas mencionadas en el Corán, así como un lago dividido por un camino de piedra, que simboliza la separación del Mar Rojo.
La entrada a este parque de 60 hectáreas es gratuita, aunque por poco más de 2€ se puede acceder a la Casa de Cristal, espacio en el que se ubican las plantas, o a la Cueva de los Milagros, que ilustra –con la ayuda de tecnología interactiva– algunos de los eventos más reseñables del Corán. Otras instalaciones en el parque incluyen senderos para caminar y andar en bicicleta, un teatro al aire libre, árboles solares ingeniosamente diseñados y también Wi-Fi.
El objetivo del parque es, según el gobierno municipal de la ciudad, unir las culturas y promover la tolerancia, ofreciendo a los visitantes una exposición al islam en un espacio familiar.
3. Gorongosa National Park, Sofala (Mozamique)
El Parque Nacional Gorongosa (PNB) es, según sus propias palabras, «quizás la mejor historia de restauración de la vida silvestre de África». Este parque, uno de los más grandes de África, dedica sus esfuerzos a impulsar la flora y fauna local: en los últimos 10 años se ha producido un incremento del 700% en el número de mamíferos de gran tamaño (actualmente hay más de 100.000). «Cuando comenzamos, podía conducir todo el día y quizás ver un animal», señala Greg Carr, presidente de la Fundación Carr. Añade: «Ahora somos un mar de vida salvaje«.
Gorongosa brinda la opción de vivir la experiencia safari de diferentes maneras: en barco (unos 90 euros por persona), en canoa (45 euros unas cuatro o cinco horas de trayecto) y también el clásico safari guiado (que abarca desde 30 hasta 700 euros, según la duración y el tipo de vehículo).
4. Uluru-Kata Tjuta National Park, Northern Territory (Australia)
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En mitad de Australia, en un paraje sometido al desierto, destacan en el horizonte un grupo de rocosas montañas que parecen no estar sino dibujadas. Situado a 460 kilómetros de Alice Springs, las dos principales atracciones turísticas son el monte Uluru –también denominado Ayers Rock– y las montañas de Kata Tjuta.
La comunidad aborígen Anangu cree que este paisaje fue creado por sus antepasados y que su función es proteger esa «tierra sagrada«. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este paraje ofrece numerosas actividades: simplemente disfrutar del amanecer o del atardecer será toda una experiencia. Otras opciones son viajar por el desierto en moto, en camello o en helicóptero. También es posible escalar el monte Uluru, aunque los Anangu están en contra de esta actividad, pues consideran que se falta el respeto a su cultura por el significado espiritual que posee la montaña.
A pesar de ser un entorno árido y al contrario de lo que se pudiera pensar, el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta es el hogar de cientos de especies de animales, aves y plantas y conforma uno de los símbolos más icónicos de Australia.
5. Zealandia Ecosanctuary, Wellington (Nueva Zelandia)
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A las puertas de la Wellington se levanta Zealandia, el primer ecosantuario urbano del mundo totalmente cercado y separado de la ciudad por una valla, que se encarga de dar soporte y refugio a las especies nativas. Con sus 225 hectáreas, está situado a 10 minutos de la capital del país, desde donde se puede llegar de manera gratuita en transporte público o en teleférico.
Antes de que Nueva Zelanda fuera habitada por los humanos, las islas habían desarrollado un ecosistema de flora y fauna único, que se vio afectado con la llegada de los nuevos habitantes. El entorno fue prácticamente destruido por el ser humano y por los nuevos mamíferos que introdujeron en la región durante los últimos 700 años. En total, se estima que se extinguieron, al menos, unas 70 especies de animales.
El ecosantuario es el resultado de la idea de Jim Lynch, su fundador, que en la década de los 90 se imaginó un entorno a prueba de plagas en el corazón del país. Desde que en 1999 levantasen la barrera que lo separa del resto de la ciudad, Zealandia ha logrado reintroducir más de 20 especies de vida silvestre nativa, incluida la hihi, una de las aves más raras del mundo: se consideraba casi extinta, y actualmente cuentan ya con más de 1.000 ejemplares.
6. Liechtenstein Trail (Liechtenstein)
A pesar de ser uno de los países más pequeños del mundo, el Principado de Liechtenstein, ubicado en los Alpes entre Austria y Suiza y con una población inferior a las 40.000 personas, no debería pasar desapercibido para los viajeros en ruta por Europa.
Con motivo de su tricentenario, el pasado mayo el país estrenó el Sendero Liechtenstein: una ruta de 75 kilómetros que atraviesa el país y permite conocer tanto su territorio natural como sus pequeños pueblos y otros lugares más emblemáticos, en el que se incluye el Castillo de Vaduz, una fortaleza del siglo XII ubicada en la capital del país.
7. Pohoiki, Isaac Hale Beach Park, Big Island, (Hawái)
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Hablar de volcanes y de las islas de Hawái es sinónimo. En mayo del año pasado el volcán Kilauea entró de nuevo en erupción, arrasando numerosas viviendas y dejando elevados daños materiales. La cultura y tradición hawaiana atribuye la actividad volcánica a Pelé, conocida como la diosa de los volcanes y del fuego.
Mientras el mundo se preocupaba y fascinaba a partes iguales con las imágenes que llegaban de la isla, muchos hawaianos consideraron la erupción como un mero hecho, parte del proceso de creación. Pelé destruye, pero a la vez también crea, pues el año pasado la isla –a pesar de sufrir graves daños materiales– aumentó su territorio en casi dos kilómetros cuadrados, incluida la nueva playa de arena volcánica, bautizada como Isaac Hale Beach, en la isla de Hawái.