Swimmy, el Airbnb de piscinas: «El coronavirus nos ha catapultado»
Swimmy hace posible que cualquier persona pueda alquilar una piscina por menos de 20 euros en diferentes puntos de España
«Piscina particular a 40 minutos de Madrid Centro por 12 euros» o «Piscina grande en un jardín maravilloso por 14 euros», son algunas de las ofertas que se pueden encontrar en Swimmy, la página web conocida como el Airbnb de las piscinas.
Este verano, con la aparición del coronavirus, se han cerrado un gran número de piscinas municipales y comunitarias por protección sanitaria. Con las altas temperaturas, mucha gente está buscando planes alternativos para pasar sus vacaciones. Uno de esos planes es Swimmy, una empresa de alquiler de piscinas privadas por días. La plataforma que llegó a nuestro país el pasado verano, nació hace tres años en Francia y ya cuenta con casi 3.000 piscinas alquilables y roza los 76.000 usuarios activos.
Cómo y cuando surgió
Swimmy, conocido como el Airbnb de las piscinas, fue fundado por Raphaëlle de Monteynard en Francia, el país europeo con el mayor mercado de piscinas. La idea surgió en 2017 cuando Raphaëlle estaba con una amiga en la piscina y se dieron cuenta de que las piscinas de alrededor estaban prácticamente vacías. Pensaron que, si los vecinos hubiesen alquilado sus piscinas durante el día o media jornada, esta idea sería una victoria por ambas partes: los alquilados podrían disfrutar de un momento de felicidad, mientras los propietarios podrían rentabilizar su piscina. En ese momento, Raphaëlle decidió contactar con 423 propietarios para poder comenzar Swimmy. Tras ver su éxito en dos años en el país galo, decidió traerlo a España en el verano de 2019.
Esta idea hace posible que cualquier persona pueda alquilar una piscina por menos de 20 euros en diferentes puntos de España: Madrid , Barcelona , Sevilla , Córdoba , Valencia , Murcia , Málaga, Alicante, Coruña, Vigo, Salamanca, Valladolid, Segovia, Toledo, Cádiz, Huelva, Granada, Almería, Jaén, Ciudad Real, Castellón de la Plana, Tarragona, Girona, Guadalajara, Mallorca, Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife.
El perfil del usuario es de lo más dispar. Raphaelle pensó el proyecto para todas aquellas personas que quisieran disfrutar de una piscina y que no pudiesen, bien porque no hubiese piscinas municipales o porque no tuvieran una propia. «Ahora mismo estamos en Francia y en España porque son los mayores mercados de piscinas privadas en Europa, Francia tiene más de 2,7 millones y España esta alrededor de 1,3 millones de piscinas privadas», cuenta a The Objective Anaïs Ferrández, directora de comunicación internacional de Swimmy.
«El COVID nos ha catapultado»
Del año pasado a este ha habido un gran cambio, «en 2019 los grupos eran muy pequeños, principalmente parejas, pero este año con el caso del COVID nos ha catapultado completamente. A principios de la temporada tuvimos una mesa redonda con grupos hoteleros o aerolíneas como NH o Ryanair y se quejaban de lo que les había afectado el coronavirus, y en nuestro caso ha sido justo lo contrario. A partir del 11 de mayo empezamos a tener alguna reserva, pero el 25 de mayo todo se disparó. Y ya a partir del ocho de junio ya ni te cuento, a día de hoy presentamos exceso de la demanda en puntos como Madrid, Sevilla y Valencia», afirma Anaïs Ferrández.
«Es un negocio que ha ido a contracorriente, hemos visto como turismo y ocio han sufrido y para nosotros ha sido justo lo contrario». El caso del coronavirus les ha beneficiado, mucha gente tiene miedo de ir a piscinas municipales o públicas y prefieren alquilar una privada. «Enviamos a principio de la temporada una guía de buenas practicas, porque al fin y al cabo esto no deja de ser una propiedad privada y yo te puedo dar consejos pero yo no te puedo obligar, ya que es su casa. En ella hablábamos de la importancia de la mascarilla, tanto para los usuarios que llegan nuevos como para los propietarios, que tengan a su disposición gel hidroalcohólico en la piscina, y lo más importante desinfección en profundidad una vez los usuarios se van», cuenta la directora de comunicación internacional de Swimmy.
Ana Maria Mendoza es de un pueblecito de montaña llamado Chiva, en Valencia. Hace un mes, viendo la televisión, conoció Swimmy. Y lo decidió probar. «Lo que más me llamó la atención fue lo fácil que fue todo el proceso», cuenta a The Objective. Desde entonces, lleva un mes alquilando la piscina y ha tenido reservas casi todo los fines de semana. «El perfil que lo alquila es muy variado, hay desde gente joven, parejas, familias con niños e incluso gente que va a celebrar su cumpleaños», dice Ana.
Ella se lo recomendaría a su familia y a sus amigos e incluso afirma que alquilaría su piscina y se iría a otra, porque en ella puede encontrar cosas que en la suya no hay. En cuanto al COVID, afirma: «al ser una piscina privada la gente no tiene miedo, si fuera compartida pues sí. Yo tampoco he sentido miedo en ningún momento. Lo mejor de todo es que te sacas un dinero y que ves que la gente disfruta».