El 'Gran Cañón' segoviano donde se grabó 'La casa de papel'
El Parque Natural Hoces del Río Duratón ha conseguido hacer compatible la conservación de los ecosistemas naturales con los rodajes y el turismo
Más de 250.000 personas visitan cada año del Parque Natural Hoces del Río Duratón, un espectacular paisaje kárstico donde las aguas han horadado la roca caliza hasta dibujar 27 kilómetros de profundas hendiduras cuyas paredes alcanzan en algunos lugares más de 100 metros de altitud. A la belleza del paisaje hay que sumar su colonia de buitres leonados, la más grande de Europa con 700 parejas, y la riqueza arqueológica e histórica del lugar. A destacar: la ermita románica de San Frutos, donde se rodó parte de la tercera temporada de la serie de Netflix, o sus muchas cuevas, habitadas desde la Edad del Bronce hasta la Edad Media.
En el nordeste de Segovia se sitúa el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. En este tramo, de unos 27 kilómetros, el río ha erosionado las rocas calizas, encajándose entre profundas paredes que en sus tramos más altos alcanzan los 100 metros de altura. Desde Sepúlveda hasta el embalse de Burgomillodo, el resultado es un espectacular paisaje de hoces y cortados de colorido ocre, excavados en el páramo castellano, que contrastan con la verde vegetación ribereña y las turquesas aguas del afluente del Duero.
Las cuevas formadas en los paredones del parque son hoy el refugio de la colonia de buitres leonados más grande de Europa con 700 parejas. Pero estos abrigos naturales también han acogido diversos asentamientos humanos desde la Edad del Bronce, como demuestran algunos grabados; hasta la Edad Media, cuando eremitas tan ilustres como San Frutos y sus hermanos San Valentín y Santa Engracia eligieron este enclave para dedicarse a la vida espiritual entre los siglos VII y VIII.
Tres centurias más tarde, entre los siglos XI y XII, se levantó la ermita románica de San Frutos sobre una construcción anterior visigótica. Aquí vivieron monjes benedictinos hasta la desamortización de Mendizábal en 1834, siendo abandonado el conjunto en el siglo XIX. Su actual estado de ruina no resta un ápice a su atractivo, como demuestran los rodajes que se acercan al lugar, el más célebre, el de la popular serie de Netflix La casa de papel.
“Los valores únicos del Parque Natural Hoces del Río Duratón, de más de 5.000 hectáreas, son diversos”, afirma Raúl García, técnico de la Fundación Patrimonio Natural Castilla y León y responsable de la Cruz de Calidad en el Parque. “A nivel geológico, la karstificación de las rocas, las hoces y cómo se han conformado hacen de esta una zona singular que se da muy poco en Europa y España. En cuanto a la flora, hay cuatro ecosistemas muy claros y distintos: el páramo, los roquedos, el pinar y el bosque de ribera. Por último, en la fauna destaca la colonia de buitres leonados, pero también el alimoche, el águila real y especies emblemáticas como la alondra ricotí”, explica.
Empezando por el paisaje, configurado a lo largo de millones de años, y resumiendo mucho, García explica: “Cuando se produce la orogenia del terciario en esta zona, que antes estaba cubierta de mar, los sedimentos de animales marinos se va petrificando y los movimientos tectónicos giran o voltean alguna capas, como se puede ver en los pliegues de rodilla que se ven desde Sepúlveda. Entonces, la erosión comienza a desgajar esta roca caliza, que con el agua y el dióxido de carbono se va deshaciendo, conformando unos meandros muy grandes que han ido socavando las rocas”, señala el técnico del Parque. “El río va buscando siempre su sitio, de modo que hay meandros muy curvados e incluso se pueden ver meandros abandonados”, artífices de este inusual horizonte.
“A todos recomendamos visitar el entorno de la ermita porque desde allí se ven las hoces desde la zona alta, desde el páramo. Aunque en piragua se ven desde la zona baja, que es bastante espectacular porque los cortados tienen más de 100 metros y se ven todos los nidos de la colonia de buitres leonados”, señala en referencia a las muchas empresas de turismo activo que ofrecen rutas de senderismo, a caballo o, como él dice, en piragua, aparte de las actividades de avistamiento de aves o flora, más especializadas. Si bien, antes, aconseja ir a la Casa del Parque, centro de interpretación situado en la villa de Sepúlveda, en la antigua Iglesia de Santiago, “para tener la mejor información no solo del Parque, sino del entorno. Nosotros ofrecemos otras visitas, como la senda de los dos ríos, más reducidas y en el exterior, y también hacemos actividades de voluntariado ambiental a demanda”, remata.
Siguiendo sus directrices, el más sencillo recorrido a pie por las Hoces del Duratón se inicia en la explanada de tierra en la que termina el camino de Villaseca, a dónde se accede en coche. Desde allí hay que encaminarse en dirección al espolón rocoso, rodeado de precipicios, sobre el que se alza la ermita de San Frutos. Al parecer, el patrón de Segovia nació en una familia acomodada a finales del siglo VII, pero muy joven, y de acuerdo con sus hermanos Valentín y Engracia, repartió sus bienes a los pobres para retirarse, los tres, a vivir de manera contemplativa. “Al estar en una zona de conquista, esta era una área despoblada. En la parte baja del pantano, que entonces era una vega, podrían plantar sus hortalizas o intercambiar alimentos con otros habitantes”, señala a este respecto García, que en este punto sugiere visitar la cueva de los siete altares, santuario visigodo donde debieron orar los eremitas y que conserva algunas pinturas rupestres.
Tras cruzar por un puente de piedra una profunda grieta, llamada La Cuchillada, se asciende al antiguo cenobio benedictino, cuyo origen se sitúa en el año 1.076, cuando el Rey Alfonso VII de León donó este priorato al Monasterio de Santo Domingo de Silos. Su abad ordenó entonces la construcción de la iglesia en honor al santo y los monjes vivieron aquí hasta la desamortización de Mendizábal en 1.835.
Después de contemplar esta construcción romántica del siglo XII se puede continuar el paseo hacia su cercano cementerio, en el que se conservan varias tumbas antropomórficas altomedievales. A la izquierda nace una escalera tallada en la roca que, como comentaba García, debió servir a los primitivos ermitaños para bajar al río. Hoy el cauce está regulado por el pequeño embalse de Burgomillodo, que a su vez explica el fascinante color del río. “Es un cambio antrópico. Al crearse la presa el río se convierte en una zona pantanosa y se crea un pequeño cieno en el fondo que da el color verde. Nunca vas a ver un río de ese color porque al correr el agua va arrastrándolo”, aclara el técnico.
Hablando de los grabados de la Edad de Bronce, García aclara: “Las pinturas están en una zona bastante inaccesible que solo se puede ver desde la zona del Monasterio de la Hoz, desde un frente del cañón hacia el otro, con un teleobjetivo”. Los abrigos accesibles, señala el técnico, se utilizaron hasta hace poco como apriscos para las ovejas. “En la parte exterior se pusieron unas piedras y un poco de tejadillo y servían para guardar los rebaños. En la senda de La Molinilla, por ejemplo, se pueden ver siete cuevas desde la entrada”, añade.
Dentro del Parque se celebra el 25 de octubre la Romería de San Frutos, una antigua tradición con mucho arraigo en la población local. “La Cofradía de San Frutos celebra una misa y se encarga de conservar el patrimonio de las ruinas de la ermita. Han restaurado las campanas o la mampostería. Nosotros, como Parque Natural, ahí no entramos porque es una propiedad privada que pertenece a la Iglesia. Lo que sí hacemos es intentar colaborar con ellos facilitando el acceso, revisando las barandillas o los escalones. Como es la zona más visitada del Parque, acondicionamos la zona del aparcamiento para facilitar el acceso y actualmente estamos trabajando para poder asfaltar el camino”, señala García.
En el mismo cañón, también se pueden visitar el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz y la ermita de San Julián, ambos de origen medieval. Y por supuesto, continuar con Sepúlveda, cuyo impresionante patrimonio vuelve a la vida con las visitas teatralizadas, para adultos y niños, de la historiadora del arte y actriz Ana Herrero.