Colaborativo y a imagen de la naturaleza: así conciben el futuro de la moda las nuevas voces de la industria
Empezó con una pregunta acerca del futuro de la moda: ¿Cómo un buen diseño puede responder a la emergencia climática? Te presentamos las mejores respuestas
Se llama Green Trail y es una oportunidad para los jóvenes talentos de la moda de exprimirse el cerebro para dejar la industria mejor de lo que se la han encontrado. Nace de una colaboración entre el conglomerado nacional líder en lujo LVMH y la prestigiosa escuela de arte y diseño Central Saint Martins.
El objetivo de este concurso es que los participantes escogidos presenten propuestas originales sobre cómo un buen diseño puede responder a la emergencia climática. Es, por así decirlo, la etapa final de un programa impulsado por LVMH, Maison/0, para incentivar la creatividad e identificar propuestas frescas, soluciones disruptivas que conciben un futuro sostenible e innovador para el lujo.
De los 27 participantes en esta edición de 2020, cinco propuestas salieron ganadoras:
Public Atelier, de Alberto Giordiano: una plataforma tecnológica donde los diseñadores pueden diseñar y vender sus piezas, producirlas de manera local con telas recicladas o upcycled –conseguidas a partir de residuos, como el plástico de las latas que se encuentra en los océanos– a través de una red de artesanos y de laboratorios de moda, arte y tecnología con los que les permite conectar. Las herramientas de Public Atelier permiten, también, que los usuarios personalicen su ropa: que escojan el diseño, los tejidos, el autor y el espacio donde la prensa se crea. Así, el cliente toma un papel activo en la cadena de producción y es en todo momento consciente de lo que está adquiriendo.
Un nuevo material: SCOBY (Cultura Simbiótica de Bacterias y Fermento, por sus siglas en inglés). Su creadora, Léa Hiralal, lo ha empleado como materia prima de una colección de piezas biodegradables. Su aspecto más fascinante es que el material envejece de manera diferente cada vez, un aspecto que esta diseñadora utiliza para plasmar en sus piezas la belleza impredecible de la naturaleza.
Un tie-dye que no requiere químicos ni malgastar agua: Jiyong Kim usa el sol para decolorar telas de segunda mano. Lo describe como un «proceso poético» en el que el tiempo –a veces meses– deja su huella antes de que el diseñador transforme la tela en la pieza final.
Irene Roca Moracia imagina una arquitectura más igualitaria como denuncia a la forma de construir en Europa. «Este ejercicio es una crítica de la manera de producir y consumir arquitectura en Europa, desde el punto de vista de la sostenibilidad y la inclusión social. ¿Son éticas y sostenibles las construcciones, teniendo en cuenta la calidad de lo producido y la cantidad de edificios vacíos o incluso inacabados? Creo firmemente que podemos usar estas estructuras inacabadas para comenzar a crear entornos más participativos y que reflejen más fielmente la diversidad de una sociedad». Roca Moracia presenta estructuras reticulares que permiten imaginar nuevas formas.
Descomposición de la materialidad y la identidad: un proyecto de Scarlett Yang que ella denomina un «ecosistema circular» donde las piezas crecen, se descomponen y cambian de forma a través de un ambiente que va cambiando con el tiempo. Las piezas evolucionan de la misma manera en que lo hace la naturaleza.