A principios de año –o ya a finales del mismo año de la cosecha- llega el momento ideal de esos tintos jóvenes y sin pretensiones que en Rioja llaman ‘cosecheros’. O los llamaban, porque de repente, ahora que pensábamos en ellos, nos hemos percatado de que en lo que se ofrece en nuestras tiendas por internet es mucho menos variado que antaño. El vino ha mejorado muchísimo en España, se hacen tipos de vino y de regiones productoras con los que nunca hubiésemos soñado hace 30 años. Pero si hay una categoría que nos parece en claro retroceso es ese sencillo y refrescante vino ‘nouveau’. Y no, no es porque con Filomena ha hecho demasiado frío.
Los vinos de maceración carbónica, que son estos ‘cosecheros’, se hicieron famosos a partir del Beaujolais, zona de Francia que según unos pertenece a Borgoña y según otros, no. Se trata de una fermentación con la uva entera, que se produce dentro de cada uva, y de la que se obtiene un vino sin la dureza de los taninos jóvenes –ésos se han quedado en las pepitas- pero sin la estructura ni la capacidad de envejecer de los vinos de fermentación tradicional.
Se trata de vinos baratos, que lograron en el mundo mucha popularidad con aquella fiesta del ‘Beaujolais Nouveau’ que se inventaron los franceses, cada noviembre, y con gran éxito en Estados Unidos, Japón y todo tipo de mercados. No es un gran vino, pero alegre, poco alcohólico, de trago largo y de tapeo. Fue una moda que duró unos decenios y se fue apagando ante la pujanza de los vinos de terruño y otras modas más ambiciosas.
Hemos consultado estos días las ofertas de algunos comercios españoles, y deben traer ya muy poco ‘nouveau’: en alguna tienda donde nos consta que estaban en noviembre ya no queda ni una botella. En cuanto a su pariente español, el riojano, ya vemos muchas menos marcas que antes. Claro que solía, en las tabernas de Logroño, ser un vino sin marca, tradicionalmente procedente de los lagares familiares que tantas casas antiguas tienen en esa parte de España.
Si tienen curiosidad, busquen algo y comprenderán por qué los franceses lo llaman “vino de sed”. Algunas marcas de vinos españoles de maceración carbónica de la cosecha 2020 que hemos localizado estos días y que son tradicionalmente fiables son el Luberri, el Luis Cañas o el Ostatu. Aquí salen más tarde que en Beaujolais, así que irán apareciendo. ¡Disfruten!