Esta escapada combina gastronomía, naturaleza y diseño (y es una oda al aceite de oliva)
Un cortijo en Ronda (Málaga), centenares de olivos centenarios, el diseño de Philippe Stark y la misión de reivindicar nuestra tradición gastronómica: bienvenidos a LA Organic Experience
Todo esto que ha pasado –y sigue pasando– ha dejado, ciertamente, pocos ganadores. El turismo rural ha sido uno de ellos. Por motivos sanitarios, sí: el aire libre es garantía de una mayor seguridad; pero también por puro escapismo. Ese deporte global que –esperemos– nunca dejaremos de practicar. Buscamos el hotel cercano, la naturaleza presente, conocer España (de una vez) y, como con todo, mejor si viene con un valor añadido. Aprender sobre algo nuevo; hacer algo que nunca habías hecho, qué sé yo.
En el interior de Málaga, en Ronda, hay un cortijo en el que hace más de 200 años una comunidad de monjas de clausura elaboraba aceite en una finca de olivos centenarios. Un par de siglos más tarde, la misma tierra sigue dando el aceite de LA Organic, un proyecto que aterrizó hace más de 20 años, cuando al mundo del aceite de oliva en España le faltaba calidad y, sobre todo, relato. A eso siempre nos han ganado nuestros vecinos italianos. Ellos se lo dieron: primero la calidad, con una producción libre de fertilizantes y cargada de paciencia y, después, la historia.
Conjugaron gastronomía, turismo y diseño y nació LA Organic Experience, un proyecto cuya finalidad es promover la cultura del aceite de oliva mientras se disfruta de unos días entre olivares y viñedos, aprendiendo sobre el proceso, probando diferentes aceites, produciendo una pequeña dosis propia… en definitiva: un forma de turismo rural conocida como oleoturismo. Hablamos con Santiago Muguiro, CEO de LA Organic, para que nos cuente en qué consiste este proyecto y qué planes tienen para el futuro más próximo
LA Organic Experience nació hace seis años. Tenían el lugar: Ronda –donde hay más de un millón de turistas al año–; tenían el aceite y los viñedos; tenían en su equipo al diseñador Philippe Stark, que fue a visitar la finca un fin de semana cualquiera y aquello fue amor a primera vista. Ya se había encargado del diseño del packaging, se puso manos a la obra con este nuevo proyecto y así nació la Almazara by Stark. El término ‘Almazara’, a modo de fun fact, proviene del árabe y significa ‘la prensa’. Es el molino que extraer el aceite de la oliva, con un proceso que, aunque ha cambiado considerablemente desde la antigüedad hasta nuestros días, en su esencia conserva prácticamente los mismos pasos.
La primera parte del proyecto –la que ya podemos disfrutar–, es un cortijo de finales del siglo XIX totalmente rehabilitado (excepto la fachada), con cinco habitaciones. Los huéspedes llegan a un espacio llamado Greenhouse, la zona de recepción, donde se les pone un vídeo sobre la historia de Ronda y el aceite. Desde allí inician un recorrido a pie de unos 45 minutos por el olivar –apunte: los olivos tienen más de 800 años– donde aprenden sobre el proceso de cultivo y sus matices. En la finca también hay viñedos y un jardín de árboles frutales. «Te da una visión muy completa de lo que es la agricultura ecológica», apunta Muguiro.
La visita finaliza con una cata de tres aceites diferentes. El proceso de cata es sencillo: se utilizan copas opacas porque el color del aceite no puede influir en la decisión y se coloca una tapa encima. Primero se calienta la copa para que cuando quites la tapa te salgan los aromas a la nariz y luego se introduce en la boca así, en crudo. «Hay gente a la que esto último le cuesta un poco, y usan un trozo de pan tostado, más agradable aunque no sea tan puro», explica Muguiro. El tour finaliza con un aperitivo.
El oleoturismo, tal y como lo conciben en LA Organic, combina este recorrido con otras actividades. La favorita de los huéspedes suele ser producir su propio aceite, según cuenta Santiago. «Se ponen unos monos y con unas varas varean su olivo, llevan las aceitunas a la zaranda que es donde se limpian las hojas, las echan en el olivo y luego esperan tomando un vino a que salga el aceite de la almazara. Se llevan sus dos litros de aceite que ellos mismos han producido», explica.
Si visitas el cortijo también puedes aprovechar y apadrinar un olivo. Ahí, a los pies, pondrán una placa con tu nombre y cada año te enviarán aceite de tu árbol. O para recoger frutas y verduras de la huerta y que eso sea después tu comida. De la huerta a la mesa.
Lo que viene ahora vendrá para contar la historia de la compañía que es, en realidad, la historia del aceite de oliva y su unión a la tradición gastronómica española. Un museo y una almazara; un restaurante, también. Nuevos planes y nuevas formas de disfrutar de un poco de aire limpio y mucha tradición cultural.
¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!
¡El campo andaluz,
peinado por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y olivar!
– Antonio Machado
El precio de estancia en el cortijo para dos personas y un fin de semana es de 340€ en la Habitación Deluxe y de 400€ en la Suite Deluxe (en ambos casos, con desayuno incluído).