Seis artistas españoles a través de sus casas-museo
Desde Málaga con la casa en la que nació Picasso hasta Hernani, donde Eduardo Chillida dio vida a su gran escultura, cada una de ellas nos deja una enseñanza y ganas de más
Seguro que son muchos los que han salido ya de vacaciones mientras que otros esperan deseosos su merecido descanso. Este año, aún irregular para el turismo, muchos han optado por un viaje nacional. No cabe duda de que nuestro país es rico en gastronomía pero también en belleza, cultura y arte. Para no perder el ritmo y seguir entrenando nuestra mirada seleccionamos varias casas museo de pintores que bien merecen una visita.
Desde Málaga con la casa en la que nació Picasso hasta Hernani, donde Eduardo Chillida dio vida a su gran escultura, cada una de ellas nos deja una enseñanza y ganas de más.
Casa Museo Sorolla. Madrid
La oferta museística de Madrid es casi inabarcable y son muchos los puntos de interés para quienes visitan la ciudad. Una de esas paradas imprescindibles es el Museo Sorolla, espacio ideado por el artista quien diseñó también sus jardines para aunar el espacio de trabajo con el familiar. Si bien durante los primeros años Sorolla vivió y trabajó en diferentes lugares, muy pronto se hizo una idea clara de lo que quería. En 1905 compró el primer solar para construir su vivienda y más tarde añadió otro terreno adyacente en el que establecer su zona profesional y construir sus tres jardines.
En 1925 su mujer, Clotilde García del Castillo, legó al Estado la casa y las colecciones de Sorolla para crear un museo dedicado a su memoria. Una vez aceptada la donación, el museo se abrió en 1932. En la actualidad, el centro de la calle General Martínez Campos programa exposiciones temporales y en buena medida mantiene el aspecto original del conjunto. Allí se pueden ver pinturas de Sorolla de formato mediano y grande y algunas piezas de menor tamaño a las que el artista denominó ‘notas de color’ y que le servían como preparación.
La colección está compuesta por 1294 piezas de Sorolla y se completa con otras 164 de otros artistas como Aureliano de Beruete, Anders Zorn o Martín Rico Ortega. Pero no solo se pueden ver pinturas si no que la visita se completa con una colección de dibujos, una selección de esculturas de Benlliure o Capuz, cerámicas, mobiliario, correspondencia y fotografía antigua.
Casa Salvador Dalí. Portlligat
Dalí fue uno de nuestros artistas más internacionales y excéntricos. Sus obras surrealistas siguen acaparando la atención de muchos espectadores. Solo hay que recordar las colas que se vieron cuando el Museo Reina Sofía le dedicó una gran retrospectiva en 2013. En 1930, Dalí se instaló en una barraca de pescadores en la localidad gerundense y durante cuatro décadas fue incorporando más espacios para crear su casa y su taller, hoy convertido en la Casa Salvador Dalí Portlligat. Con forma laberíntica, el espacio conserva objetos del artista como alfombras, tapicerías, muebles, pinceles, caballetes y hasta animales disecados. Cuando estalla la Guerra Civil el artista y Gala se trasladan a Estados Unidos hasta 1948, año en el que vuelven a Portlligat. Para la primavera de 1949 la casa está lista para ser habitada aunque aún añade tres barracas más en las que instala su taller.
En esta casa museo se pueden diferenciar tres espacios: la zona íntima de los Dalí, el estudio en el que trabajaba y donde se pueden ver varios objetos que formaban parte de su proceso creativo, y los espacios exteriores. Dentro, además de un piano que Dalí usó en varias ocasiones, hay dos proyecciones que nos muestran reportajes de los 60 y 70. Aunque no sea el espacio donde más obras se pueden ver, sí resulta interesante pues fue su única residencia estable hasta que tras la muerte de Gala en 1982 se trasladó al Castillo de Púbol que le regaló a su pareja.
Esta visita se puede complementar con un ruta por otras estancias de Dalí como el Castillo de Púbol o el Teatro-Museo de Figueres, donde se pueden ver pinturas, dibujos, esculturas, grabados que muestran la trayectoria del genio ampurdanés, desde sus inicios en el impresionismo hasta sus últimos años.
Museo Casa Natal Picasso. Málaga
Picasso es otro de esos artistas indiscutibles. Su talento resulta innegable y el interés que suscita está justificado. El genio malagueño tiene varios museos que llevan su nombres y es en su ciudad natal, Málaga, donde encontramos el Museo Casa Natal Picasso que ofrece al visitante un recorrido que muestra la importancia que tuvo Málaga en la trayectoria del pintor e incluye una serie de objetos personales tanto del artista como de su familia.
Declarada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional y gestionada por la Fundación Pablo Ruiz Picasso, esta es la casa en la que vivió sus primeros años. En ella podemos ver la carpeta de grabados Sueño y mentira de Franco, los dibujos preparatorios de Las señoritas de Aviñón, un conjunto de 55 libros ilustrados por el artista y otros compañeros como Miró, Chagall o Ernst y una selección de cerámicas fechadas entre 1947 y 1969. Además, el espacio alberga una serie de fotografías de Juan Gyenes que nos muestran los últimos años de la vida del artista, el legado de esculturas de Frank Rebajes y una selección de pintura y escultura de artistas como Miró, Bacon, Tàpies o Chillida.
Fundación Miró y Taller Sert. Mallorca
«Deseo que todo quede tras de mí como esté cuando yo haya desaparecido», dejó dicho Joan Miró. En 1956 el artista catalán decidió instalarse en Mallorca donde paseaba en busca de materiales que le inspirasen. El arquitecto y amigo Josep Sert fue quien dio vida al deseo de Miró, siempre bajo las premisas y la atenta mirada de este. De hecho, fue Miró quien le asesoraba en torno a aspectos como el clima. Entre los dos idearon el Taller Sert, un lugar dividido en dos zonas: por un lado el espacio de trabajo y, por el otro, el almacén, donde dejaba reposar algunas obras mientras trabajaba en otras.
Declarado Bien de Interés Cultural, en este taller en el que el artista trabajó hasta su muerte en 1983 y donde no se podía entrar si no era en su compañía, las telas, los aceites, los pinceles, los cepillos y las esponjas se mantienen en diálogo con objetos como postales, piedras o conchas. Además del taller, en Mallorca nos encontramos con la Fundació Miró Mallorca, centro cuya colección está formada por 118 pinturas sobre tela, 39 pinturas sobre otros formatos, 35 esculturas, más de 1.000 dibujos, objetos y obra gráfica.
Chillida-Leku. Hernani
La reapertura al público de Chillida Leku en abril de 2019 se vio empañada por el estallido de la pandemia en marzo de 2020. El espacio no llevaba en marcha ni un año cuando, como todos los demás, se vio obligado a cerrar sus puertas durante meses. Este lugar único, concebido en vida por el propio Eduardo Chillida, es un espacio mágico que aúna arte y naturaleza. Entrar en el jardín de 11 hectáreas produce una sensación de paz que invita a la meditación, a la espiritualidad. Seguramente este fuera uno de los objetivos de un escultor interesado en las filosofías orientales.
En este espacio al aire libre encontramos más de 40 esculturas de gran tamaño repartidas de manera pensada y meditada para que dialoguen no solo entre sí, sino también con la naturaleza. Para Chillida «la escultura debe siempre dar la cara y estar atenta a todo lo que alrededor de ella y se mueve y la hace viva». Por otro lado, el caserío Zabalaga, que Chillida adquirió casi en ruinas y que reformó sin la tiranía de los tiempos, mantiene el aspecto tradicional en su exterior. Dentro, espacio que también fue diseñado por Chillida y trabajado a mano, podemos encontrar varias obras de menor tamaño que completan la visita. En la actualidad, ofrece la posibilidad de ver varias obras de su gran amigo Antoni Tápies fechadas entre 1980 y 1990.
Museo Zuloaga. Zumaia
En un paseo en coche por la serpenteante costa vasca se llega a Zumaia, pueblo costero conocido por su flysch, pero en la localidad existen otros atractivos como el museo de Julio Beobide o el Espacio Cultural Z, un lugar creado por el artista Ignacio Zuloaga entre 1910 y 1920.
Erigido sobre las ruinas de una antigua ermita el pintor adquirió otro edificio cercano para utilizarlo como su taller. Fue en 2012 cuando abrió sus puertas al público con un proyecto en el que se incluye el arte contemporáneo. Desde entonces, se expone Cristo en la cruz de Beobide, y La Dolorosa de Quintín de Torre. Pero también hay espacio para obras de Goya y El Greco, que forman parte de la colección histórica, junto a otras piezas de artistas como Picasso, Miró o Tápies.