¿Por qué aullan los perros?
Como muchos comportamientos caninos, el aullido tiene raíces ancestrales. Y es, probablemente, el más evidente de los muchos heredados de su antepasado: el lobo
A día de hoy, en la mayoría de las sociedades, el perro es un miembro más de la familia. No necesita cazar para comer ni huir de los depredadores. Pero, no por ello debemos olvidar su origen salvaje. Salvador López, adiestrador canino, lo tiene claro. En su opinión, el perro «no es más que un lobo descafeinado que ha sido usado por el hombre a lo largo de la historia». De ahí que todos aquellos comportamientos que, en un perro sano, no logramos explicar desde un punto de vista humano, por lo general respondan a sus instintos más puros, a su herencia salvaje, y tengan como objetivo nada más y nada menos que garantizar la supervivencia de la especie. Es el caso del aullido, que no es más que una de las distintas formas de comunicación vocal que utilizan los perros.
Miles de años de domesticación han hecho que perros y humanos sean capaces de comunicarse con solo una mirada. Suena poético, pero es real. Los perros pueden leer las expresiones faciales de los humanos y son, a su vez, expertos poniendo caras para llamar nuestra atención. Saben lo que pensamos, lo que sentimos sin necesidad de intercambiar una sola palabra. Quizá por eso nos sorprende que, de vez en cuando, recurran al aullido como forma de expresión. Pero la realidad es que forma parte de su genética y es simplemente una herramienta más que le permite comunicarse con su entorno.
¿Qué nos quieren decir? Pues depende del perro y del momento. El aullido no tiene un significado fijo. Su interpretación depende de la situación. Los perros aúllan para llamar la atención, para comunicarse con otros perros o simplemente para imitar sonidos agudos como los que emiten las sirenas de los vehículos de los servicios de emergencia. Hay aullidos que son naturales, instintivos y otros que, en cambio, pueden estar desencadenados por problemas como el estrés o la ansiedad por separación.
No todos los perros aullan
Hay perros que aúllan por todo y perros que no aúllan nunca. Cada animal es diferente. Sin embargo, según los expertos, hay razas que tienden a aullar más que otras. Por ejemplo, los huskies, los beagles, los teckels y los malamutes de Alaska suelen aullar. Aunque el aullido excesivo puede considerarse una señal de alarma, la realidad es que tal y como ocurre con cualquier otro comportamiento natural, la frecuencia con la que se producen los aullidos también depende de cada perro. De ahí la importancia de conectar con ellos y entender qué están tratando de expresar en cada momento. Nadie sabe mejor que tú qué es normal en tu perro y qué no. Vale la pena destacar, eso sí, que ante cualquier comportamiento extraño, lo responsable es siempre comentarlo con un veterinario para descartar algún problema de salud.
Dicho esto, si a tu perro le gusta aullar de vez en cuando, no te preocupes. Todo está bien. Es su lobo interior comunicándose con el mundo que lo rodea. Tal vez quiere llamar tu atención en ese momento para jugar un rato o comunicarse con otro perro en el parque o simplemente imitar un sonido agudo que le ha resultado interesante. Podría también estar expresando diferentes emociones como alegría, ansiedad o miedo. Si analizas el contexto en el que se produce el aullido, probablemente podrás reconocer con rapidez lo que sea que esté tratando de expresar así como haces cuando ladra, gime o gruñe porque el aullido no es más que una más de sus vocalizaciones. Y sí, también puede ocurrir mientras duerme.