No solo arde Brasil: los incendios en Bolivia amenazan a la población y a la vida silvestre
El bosque seco Chiquitano en Bolivia era el bosque seco tropical sano más grande del mundo. Ahora no está claro si conservará ese estatus.
Entre el 18 y el 25 de agosto se quemaron más que 1.000.000 hectáreas del bosque Chiquitano en Bolivia. Eso es más bosque del que normalmente se destruye en todo el país en tres años. Según los expertos, se necesitarán al menos dos siglos para reparar el daño ecológico causado por los incendios. Más de 500 especies están en peligro por las llamas.
El bosque seco Chiquitano en Bolivia, o Chiquitanía, era el bosque seco tropical sano más grande del mundo. Ahora no está claro si conservará ese estatus.
Este singular ecosistema es el hogar de los pueblos indígenas, así como de una fauna emblemática que incluye jaguares, armadillos gigantes y tapires. Algunas especies del Chiquitano no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Fotografías y vídeos de la zona muestran que muchos animales han muerto por el fuego.
Consecuencias para la población
La región consumida por las llamas también abarca tierras de cultivo y pueblos, con miles de personas evacuadas y muchas más afectadas por el humo. Se están enviando alimentos y agua a la región.
En muchos distritos donde la contaminación del aire duplica el nivel que se considera extremo, los niños no van a la escuela. Muchas familias siguen sin tener agua potable. Mientras que los medios de comunicación se han centrado en Brasil, los bolivianos piden al mundo que también tenga en cuenta su trágica situación y que envíe ayuda para combatir las llamas.
Se cree que los incendios se iniciaron deliberadamente con el objetivo de limpiar la tierra para su aprovechamiento agrícola, pero se propagaron rápidamente hasta quedar fuera de control. No se ha identificado a los autores, pero el presidente boliviano Evo Morales ha justificado que se causen incendios, diciendo: “Si las pequeñas familias no provocan incendios, ¿de qué van a vivir?”.
El desastre llega justo un mes después de que Morales anunciara una nueva medida destinada a aumentar la producción de carne de vaca para exportación. El Decreto Supremo 3973, aprobado en julio, permite la quema de tierras forestales. Veintiuna organizaciones de la sociedad civil están pidiendo su derogación. Argumentan que ha contribuido a causar los incendios y viola las leyes ambientales de Bolivia.
Los miembros del gobierno sostienen que prender fuego es una actividad normal en esta época del año y no está relacionada con el decreto.
Morales ha afirmado repetidamente que la ayuda internacional no era necesaria. Tres aviones enviados por la vecina Argentina permanecieron en tierra durante días porque la administración se negó a dejarlos volar. Cambió su postura el pasado domingo 25 de agosto, cuando cedió al fin a las presiones y aseguró que aceptará la ayuda internacional.
Muchos advierten que los incendios podrían haberse contenido mucho antes con el auxilio de otros países. Numerosos vídeos muestran a voluntarios tratando de apagarlos con ramas, con equipos inadecuados y agua limitada. Algunos han sufrido desmayos por el fuerte humo.
Protestas para exigir cambios legislativos
Mientras los bomberos y los voluntarios luchan para hacer frente a las llamas soportando temperaturas de hasta 55℃, los bolivianos han organizado una recaudación de fondos para hacer frente a los incendios ellos mismos.
Ha habido protestas en todo el país. Los manifestantes piden a Morales que solicite ayuda internacional y que revoque los decretos y leyes que han podido contribuir a provocar los incendios. Millones de personas reclaman al gobierno la derogación del Decreto Supremo 3973 y de la Ley 741, que permite las “pequeñas quemas controladas” en tierras agrícolas.
Morales se enfrenta a unas próximas elecciones y ha recibido críticas por seguir haciendo campaña mientras los incendios se propagan. Una actividad que, según indicó el domingo, dejará de lado durante una semana.
Algunos líderes indígenas piden un juicio para determinar la responsabilidad de los incendios y la estrategia de respuesta más adecuada. Alex Villca, líder y portavoz indígena, ha asegurado lo siguiente:
“Es al presidente Evo Morales a quien se le debe pedir rendición de cuentas. ¿En qué va a consistir esa rendiciones de cuentas? Un juicio de responsabilidades por los numerosos hechos que están ocurriendo en el país, las numerosas violaciones a los pueblos indígenas y también de los derechos de la madre naturaleza”.
El grupo coordinador de los pueblos indígenas de la Amazonía, Coica, ha firmado una carta en la que responsabiliza tanto a Bolsonaro como a Morales por el “genocidio ambiental y cultural” causado por los incendios.
Las medidas contradictorias de Evo Morales
El presidente Morales llegó al poder en Bolivia en 2006, respaldado por una plataforma de socialismo, derechos indígenas y protección del medio ambiente. En 2010 aprobó la famosa Ley de los Derechos de la Madre Tierra, que sitúa el valor intrínseco de la naturaleza al mismo nivel que el de los seres humanos. Su retórica ambiental ha sido fuerte, pero sus políticas han sido contradictorias. Morales ha aprobado la deforestación generalizada, así como la construcción de carreteras y la extracción de gas en los parques nacionales.
Mientras que los incendios en el Chiquitano copan los medios de comunicación dentro del país, millones de focos más se avivan en Bolivia, enardecidos por la reciente sequía. No está claro si la respuesta a los incendios afectará al resultado de las elecciones de octubre, pero los ánimos se están caldeando en el país.
Puede que Bolsonaro y Brasil ocupen los titulares, pero Bolivia también es ahora testigo de una situación humanitaria y medioambiental extremadamente grave.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.