¿Podríamos obtener la energía que consumimos solo de renovables?
El consumo actual es inferior al potencial renovable, pero recordemos la gran industrialización del terreno necesaria para abastecer todo este consumo con energías renovables
En el anterior artículo de esta serie, estimamos que las energías renovables en España podrían generar hasta unos 182 kilovatios-hora (kWh) por persona y día (kWh/p/d). Ahora, para comprender si es mucho o poco, necesitamos saber cuánta energía consumimos.
Además, intentaremos identificar qué actividades son las que mayor consumo energético implican, con el objetivo de poder reducirlo y alcanzar un modelo energético sostenible. A continuación, realizamos algunas estimaciones (no son datos oficiales) de estos consumos.
En el libro Energía sostenible. Sin malos humos podrá ver estos cálculos en más detalle y compararlos con datos oficiales.
Desplazamientos en automóvil
Empecemos con el transporte de personas. Basta salir a la calle para darnos cuenta de que uno de los iconos de la civilización moderna es, sin duda, el coche con una sola persona en el interior.
La distancia media recorrida al día por cada español es de 22 kilómetros (km). Pongamos que el consumo medio es de unos 7 litros a los 100 km. Ya solo nos queda saber la energía por unidad de combustible: la gasolina y el diésel tienen en torno a 10 kWh/l, con lo cual un coche consumiría 70 kWh/100 km.
Empleando todos estos datos, llegamos a la conclusión de que cada persona consume de media unos 16 kWh al día para moverse en coche. Esta sería la energía necesaria para recorrer esos 22 km.
¿Qué ocurriría si, en vez de usar los tradicionales coches de combustión, empleásemos coches eléctricos? El motor tradicional tiene una eficiencia del 25 %, lo que quiere decir que el 75 % de la energía que consume se disipa en forma de calor.
En cambio, el motor eléctrico es mucho más eficiente; un vehículo eléctrico puede alcanzar eficiencias de más del 80 %, incluyendo la carga y descarga de las baterías. Por lo tanto, el consumo se reduciría a unos 5 kWh por persona y día de electricidad. Esta electricidad la podemos generar a partir de fuentes renovables y, además, podemos cargar los coches cuando haya más recurso y posponer su carga en momentos de menor generación.
Los viajes en avión
Continuando con el transporte, ¿a quién no le gusta tomarse unas vacaciones y visitar otros países? Coger un avión se ha convertido para algunas personas en un gesto cotidiano, pero ¿somos realmente conscientes del consumo energético asociado?
Curiosamente, un avión lleno tiene un consumo por persona y kilómetro inferior al de un coche ocupado por una sola persona (unos 40 kWh/100 km por cada persona). No obstante, un único vuelo intercontinental de ida y vuelta (de unos 14 000 km), supone un consumo de 12 000 kWh o 33 kWh/día si repartimos el consumo a lo largo de un año. ¡Más que el transporte en coche de todo un año!
Pero no todo el mundo elige volar para desplazarse. Mirando los kilómetros que se recorren en avión, podríamos estimar que la media española es de unos 2 kWh por persona y día, aunque no debemos olvidar el importante gasto energético que tiene un solo vuelo.
Calefacciones y aires acondicionados
Pasemos ahora a otro gran bloque del consumo: el de la climatización de edificios. Podemos estimar que el mayor gasto es el de la calefacción, con unos 12 kWh por persona y día. El del aire acondicionado es de 0,6 kWh/p/d.
Puede llamar la atención que la cifra relativa al aire acondicionado sea tan baja, pero hay que tener en cuenta que muchas casas en España no requieren de estos sistemas de refrigeración. Si a esto sumamos el agua caliente sanitaria, con 1,4 kWh/p/d, tenemos que añadir a la pila de consumo 14 kWh por persona y día.
¿Podemos reducir el consumo también en el caso de calefacción? La respuesta es que sí. Para ello, tenemos la posibilidad de utilizar tres vías:
- Bajar el termostato. Aunque pueda parecer un gesto inútil, su resultado es impresionante: por cada grado que bajes el termostato, ¡las pérdidas de calor se ven reducidas en un 10 %!
- Aislar los edificios. Esta medida puede suponer un ahorro mucho mayor que la anterior, aunque también un coste más elevado si hablamos de reformar una casa. No obstante, la obra puede salir indudablemente rentable en viviendas de nueva construcción.
- Olvidarnos de las calderas de gas. La idea consiste en cambiar las calderas de gas, que tienen una eficiencia del 90 %, por bombas de calor, con un rendimiento del 400 %. En este caso, estamos otra vez electrificando el consumo y haciéndolo gestionable, facilitando así la integración de las energías renovables.
Consumo de luz y dieta
Continuando con los consumos que hay en nuestra casa y trabajo, nos queda comentar los que actualmente sí son eléctricos: la luz, los electrodomésticos y otros aparatos electrónicos.
Realizando cálculos similares a los anteriores, llegamos a la conclusión de que el consumo en luz es de 2 kWh por persona y día y el de electrodomésticos y aparatos electrónicos, de 6 kWh/p/d. Como el lector podrá apreciar, estos consumos son bastante más pequeños que los vistos anteriormente. Podríamos intentar reducirlos, pero cualquier acción en este campo tendrá mucho menor efecto que modificar nuestra forma de movernos o calentarnos.
Otra importante fuente de consumo energético es la alimentación. Una dieta de unas 2 600 kcal diarias equivale a unos 3 kWh/d/p. Sin embargo, debido a factores como el uso de fertilizantes en agricultura y a que parte de esa comida es carne o productos procesados, el consumo real acaba siendo de unos 12 kWh/p/d.
Si a estos números le sumamos nuestras estimaciones de energía consumida en todos los objetos que compramos (incluidos sus envases) y el coste energético de transportarlos, llegamos a 95 kWh por persona y día.
En realidad los datos oficiales del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) del Ministerio para la Transición Ecológica dicen que el consumo de energía primaria es de 85 kWh por persona y día. Son buenas noticias: el consumo actual es inferior al potencial renovable (183 kWh/p/d), pero recordemos la gran industrialización del terreno necesaria para abastecer todo este consumo con energías renovables.
En la tercera entrega de esta serie de artículos basados en el libro Energía sostenible. Sin malos humos, veremos cuánto podemos llegar a reducir el consumo y cómo sería un posible plan de generación en España.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.