Cómo nos moveremos en nuestras ciudades después del coronavirus
El director de Movilidad Urbana del MIT, John Moavenzadeh, habla sobre el impacto del COVID19 en el futuro de la movilidad y en la economía global
La pandemia del coronavirus[contexto id=»460724″] nos ha pillado de imprevisto y su efecto es tal que va a cambiar numerosos aspectos de nuestras vidas. Uno de esos aspectos es la movilidad urbana, una asignatura pendiente en la transición ecológica[contexto id=»381816″]. Durante el confinamiento han bajado considerablemente, como era de esperar, las emisiones en nuestras ciudades. Apenas cogemos el coche y el transporte público está supeditado a la nueva y obligada distancia social. ¿Cómo nos moveremos en nuestras ciudades cuando entremos en la nueva normalidad?
Las empresas del sector automovilístico llevan años dirigiendo su mirada hacia el futuro de la movilidad, pero esta pandemia ha acelerado los acontecimientos. Una de esas empresas es SEAT, la multinacional integrada en el Grupo Volkswagen y con sede en Martorell (Barcelona). La compañía acaba de estrenar CASA SEAT, un espacio para discutir, entre otras cosas, este futuro de la movilidad. Para el estreno digital –los eventos presenciales están suspendidos por la pandemia–, desde CASA SEAT han contado con el director ejecutivo de Movilidad Urbana del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), John Moavenzadeh. En streaming, Moavenzadeh ofreció el pasado jueves 30 de abril una interesante charla sobre el impacto del COVID-19 en el futuro de la movilidad y en la economía global.
Resiliencia elástica vs. cambio estructural
«Hay tanta incertidumbre en torno al COVID-19 que es casi imposible predecir el futuro y ese no es en absoluto mi objetivo», advertía Moavenzadeh al comienzo de la charla. En cualquier caso, el experto apuntaba a dos categorías principales en lo relacionado con cómo puede afectarnos este virus: la resiliencia elástica y el cambio estructural.
La resiliencia elástica se refiere a un futuro en que las cosas volverán a la normalidad después de un cierto tiempo, mientras que el cambio estructural se refiere a un futuro en el que las cosas no volverán a la normalidad y habrá un cambio estructural y permanente en nuestra sociedad. «Cambiar nuestro comportamiento. Nuestros hábitos serán reformados», explicaba Moavenzadeh.
Ambos escenarios dependerían de la curva en la que nos situemos. Para visualizarlo mejor, el experto del MIT se remontaba 100 años atrás y tomaba el ejemplo de la pandemia de gripe de 1918, la mal llamada gripe española. En aquella ocasión, en Estados Unidos hubo tres olas de muertos y la segunda fue la más mortífera de las tres. Es decir, vivieron una pandemia que se tradujo en una curva prolongada y con varios picos.
Volviendo a nuestros días, Moavenzadeh explicaba que la forma de la curva del COVID-19 determinará el equilibrio entre los cambios temporales y los permanentes en el sistema de movilidad global.
Por eso, porque esa curva aún no está definida –no sabemos si será una curva de pico claramente definida o, como en 1918, una «curva de serpiente»–, el futuro sigue siendo incierto. Si la curva es en pico, lo más probable es que la respuesta sea la de la resiliencia elástica –las cosas volverán a la normalidad al cabo de un tiempo–, mientras que si es de serpiente, los cambios serán más estructurales y profundos. Pero, ¿qué implican estos escenarios en términos de movilidad?
Los diversos impactos del COVID-19 en el futuro de la movilidad
Teniendo en cuenta la situación actual, Moavenzadeh anticipaba diversos impactos del COVID-19 en el futuro de la movilidad.
Por un lado, está el impacto sobre la movilidad de los pasajeros. Sobre esto, Moavenzadeh incidía en el transporte público. El experto recordaba cómo el uso del transporte público ha bajado de manera drástica durante la pandemia en las principales ciudades. Es el caso de Tokio, donde ha bajado más de un 90%; Nueva York, donde ha bajado un 74%; pero también en España, con los ejemplos de Barcelona (-82%) y Madrid (-88%). El impacto será «mucho más profundo» sobre las compañías de transporte de pasajeros, públicas o privadas, dado que antes de la crisis del COVID-19 «ya estaban perdiendo mucho dinero», aseguraba Moavenzadeh.
La sensación de inseguridad frente a los contagios y la imposibilidad en muchos casos de mantener la distancia social mínima –imposibilidad que ha llevado al Gobierno español a hacer obligatorio el uso de mascarillas en el transporte público– hacen que este método no sea el elegido para muchos en la nueva normalidad. En definitiva, al transporte público clásico –metro, autobús– le espera una crisis casi segura, augura el experto, especialmente por el previsible aumento del teletrabajo después de la crisis sanitaria del coronavirus y por la búsqueda de alternativas para movernos en nuestras ciudades. Eso sí, advierte: «El transporte público es un componente absolutamente vital» en la movilidad de nuestras ciudades y así seguirá siendo.
El futuro está, entonces, en la combinación de tres conceptos de movilidad: vehículos autónomos, vehículos compartidos y transporte integrado. Este era y continúa siendo el «santo grial» de la movilidad, decía Moavenzadeh, aunque en la era post COVID-19 el concepto de «compartido» va a tener un significado completamente diferente.
El coronavirus también ha impactado con fuerza sobre las compañías VTC[contexto id=»383900″] o de viaje compartido, como Uber o Cabify en España. También sobre la modalidad más clásica: el taxi. Por ello, sus modelos de negocio deberían ser repensados.
El papel fundamental de los fabricantes de automóviles
Es lógico que métodos de transporte que permitan la movilidad individual, como por ejemplo los coches, las biciletas o las motos, se vean beneficiados por este cambio en la forma en la que vemos el transporte público. Aquí podrían verse reforzados los vehículos eléctricos, sin duda, y es que según asegura el experto los fabricantes de coches están ahora más enfocados en cómo formar parte de la solución de movilidad de las ciudades desde una perspectiva ecológica –descarbonizando sus vehículos– que sobre cómo hacer mejores coches. Por eso su papel va a ser fundamental en todo esto.
La pandemia del COVID-19 va retrasar considerablemente, según advertía Moavenzadeh, la llegada de los vehículos autónomos, la movilidad aérea urbana y otras tecnologías de transporte en las ciudades en las que se estaba trabajando, por lo que su futuro permanece incierto.
Entre todo esto, hay que tener claro que la tendencia más probable podría ser la de alejarnos de nuestras ciudades, dando pie a una movilidad y a una relación con nuestro entorno completamente diferentes.
En definitiva, nada está escrito. Todo dependerá del tipo de curva que dibuje esta pandemia y, aunque el mundo será otro cuando pase todo esto, puede alejarse o acercarse más al mundo que conocíamos. En nuestras manos está.
Haz clic para ver la charla completa de John Moavenzadeh para CASA SEAT: